Por JULIO CERRIZUELA
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Por JULIO CERRIZUELA
Risas y llantos atravesaron la conversación. Nostalgias de tiempos idos enmarcaban un diálogo rico, emotivo, profundo.
Natalia Melina Romero presenta "Mi cuerpo, un libro", mañana desde las 18 en la Casa de las Letras, Belgrano 1327, San Salvador de Jujuy, y visitó El Tribuno de Jujuy para dialogar al respecto.
La primera consulta surge casi obligada por el asombro y refiere al título del libro, a lo cual Melina responde que "mi cuerpo necesitaba expresar, necesitaba contar cosas que hacen un nudo en la garganta, que te enferman, que te hacen mal. Cosas que de alguna manera tenés que sacar. Algunos las sacan haciendo boxeo, otros enfrentan cara a cara a personas, problemas; pero hay personas que somos más débiles, tal vez cobardes en algún sentido o que nos falta esa gota de valentía para poder afrontar la situación. Nos tragamos las cosas y nos vamos enfermando. Este título viene pensado hace mucho tiempo, sino que no tenía la oportunidad, vivía en una constante procastinación".
De poemas sueltos, escritos hace muchos años y que quedaron en papelitos en un cajón de la mesita de luz, se compone la matriz de este primer libro, que pudo materializarse "gracias" a un accidente que sufrió la escritora, el cual le brindó el tiempo necesario para dedicarse de lleno a esta producción.
"Este año tuve un accidente, previamente venía renegando con esta falta de tiempo para poder hacer lo que quería. Me fracturé, como un mensaje de la vida para tener tiempo y poder trabajarlo; durante enero, que fue mucho caos, entre Covid y operaciones, me puse a pensar cómo no caer por segunda vez en depresión (porque no siempre la vida es como se muestra en redes sociales). Hace tres años caí en una horrible depresión y salí. Hay gente que no, que lamentablemente acude al suicidio, o que busca otras formas de enfrentar la depresión. Esta vez no quería que me pase lo mismo, entonces, de alguna manera recordé que era lo que yo quería y dije no, esto tiene que ser una terapia, escribir tiene que ser una terapia. El año pasado recursé semiótica audiovisual y practicamos esto, la escritura como terapia para poder liberarnos, para poder volvernos a conocer", rememoró al respecto la nobel escritora.
Melina nació bajo el signo de géminis el primero de junio de 1991 en La Quiaca. Llegó a la capital provincial para estudiar la Licenciatura en Comunicación Social (carrera que está a cinco materias de finalizar). Y como todos, tuvo momentos complicados en su vida...
Sobre esos tiempos que la llevaron a escribir este libro, expresó que "fueron instantes en los que busqué entender a mi mamá, con mucho amor; escribo un poema para ella, ´Ojos verde olivo´; superar la pérdida de mi papá en 2017 y por ahí de nuestros antepasados, tratar de hilar. Les hago un poema a mis abuelos, a los que conocí, porque de los cuatro abuelos conozco dos, uno de cada lado (materno y paterno). Inicio el libro con un desamor, con una desilusión, un amor que no se pudo dar… hay mucho de eso. Que tenía que ver con la depresión primera. Por ahí damos mucho, no solo a ese amor, sino a todos los amores, y de repente uno se encuentra vacío, se encuentra en un tocar fondo. Hablo mucho de eso".
La quiaqueña se mostró siempre sonriente, activa, trabajó en producción y conducción radial, formó parte de equipos de producción de festivales. Al respecto, recordó que "siempre me dijeron que era radiante, que iba por todos lados riendo. Durante la depresión me apagué, me enfrié, pero literal, me dije ¿qué me pasa? Y no podía, no había forma de reencontrarme, de volver a ser esa persona radiante"; y al recordarlo, llora, trata de reír, como siempre, pero cenizas de momentos que le quemaron el alma, ahogan la risa.
"Sentirme sola me quebró; el no poder encontrar un abrazo en un momento indicado" expresó nuevamente entre lágrimas y continuó describiendo que "desamores familiares y un amor no correspondido; el no encontrar a esa persona que me diga 'va a estar todo bien'; sentir que las personas no estaban para mí, fueron las cosas que me pusieron al borde del abismo", expresó sin poder contener el llanto.
Los detalles estremecen, sobre todo si se tiene en cuenta que quien los expresó, en ese entonces, no había superado la barrera de los 30 años. "Estuve un poco más de un mes tirada en cama; no había forma de levantarme, pero, aquí estoy. Me di cuenta de que yo soy suficiente. Decidí que no voy a volver a caer. Tengo mi familia conteniéndome. Comencé natación, que antes no podía porque le tenía miedo al agua", precisó la joven escritora.
Pero, de inmediato, recordó el proceso que atraviesa y exclamó que "tras poder escribir todo, siento que vuelvo a ser esa persona radiante, incluso mucho mejor, porque maduré, fui creciendo con esto y me siento muy feliz" y lo dice con la sonrisa que la caracteriza, afirmando la expresión y agregó que "hoy me siento tranquila; me siento plena. Con este libro intenté hacer terapia. Otras personas van al psicólogo o hacen otras cosas, yo encontré eso escribiendo".
Respecto a si ya se considera escritora, precisó que "estoy en proceso de ser escritora, es un inicio que me gustó, amé tanto el desarrollo, planificar todo el tema de la escritura, la recopilación de poemas, el poder expresar esto mediante el arte. El libro también tiene ilustraciones mías, en la portada, la contratapa y adentro del libro; todas las ilustraciones son mías. Hay un sesión de fotos para este libro, porque hablo de mí, de mis pensamientos, de mis sentimientos, de mis emociones, estoy feliz".
En un proceso que implica tiempo, compromiso, dedicación e introspección, Melina no estuvo sola. Esos afectos que algún momento sintió lejanos, estuvieron a la par de manera incondicional. Así, menciona a su hermana, primera oyente y crítica de los poemas; su madre, que la apoyó en todo momento; Joaquín, su actual pareja, quien se convirtió en cómplice durante todo el proceso, y sus tíos, que con mucho amor, decidieron ser sponsors del libro, haciendo aportes económicos para imprimir cien ejemplares.
"Mi cuerpo, un libro" fue editado por "Tinta libre", de Córdoba. Sobre el particular, la autora expresó que "me gustó desde el nombre, porque me gusta escribir a pluma y porque me estoy liberando, es una conjunción hermosa la que se armó. Y, la verdad que la editorial acompañó muchísimo de manera profesional el proceso. Al ser mi primera experiencia tenía que sacarme dudas de un montón de cosas y desde un inicio me dijeron que tenía que tener paciencia, me ayudaron a manejar la ansiedad y desde allí todo fue un fluir hermoso, de aprendizaje, de convicción, de ir creciendo y confiar en lo que estoy haciendo".
Con atisbos de sinopsis, la escritora sintetiza su primera creación diciendo que "es una terapia de mí misma; quiero que conozcan a Melina con una carta de presentación. No sé si hay escritores que hayan hecho una carta de presentación, de cómo se describen, porque hay muchos poemas en los que me describo a mí, tratando de entender cosas, por ahí de definirme, hay un poema que se llama ´Géminis´, por mi signo y tratar de conocerme y reconocerme. De esa manera quiero tratar de incentivar, motivar que al leer los poemas, los relatos, puedan encontrar esa terapia que necesitan o las herramientas para afrontar cosas".
Después de esto se produce un silencio y, suspiro profundo mediante, agregó que "quiero dejarle a la gente, que si hay algo que les causa miedo, o algo que no puedan decir… por ahí, capaz, la escritura les ayuda".
La presentación de "Mi cuerpo, un libro" será una verbalización del decir, ya que la jornada conjugará las letras de Romero, con pintura y música en vivo.
Constanza Amerise, artista plástica, pintará cinco cuadros en vivo, que serán sorteados al finalizar la presentación.
Y, por otro lado, Nahuel Benjamín, cantor quiaqueño, en alguna oportunidad compañero de baile de la escritora en un ballet de La Quiaca, cerrará la velada interpretando unas canciones.