Gabriela de Tezanos Pintos no deja de sorprender y muchos menos de sorprenderse, ya que en los meses de febrero y marzo del corriente año esta jujeña, que desde el 2003 vive en Nueva Zelandia, donde además de estudiar a los delfines nariz de botella conoció a Daniel Pouwels, con quien contrajo matrimonio y del fruto de ese amor nacieron Luciano y Emiliano, estuvo en la Antártida.
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Gabriela de Tezanos Pintos no deja de sorprender y muchos menos de sorprenderse, ya que en los meses de febrero y marzo del corriente año esta jujeña, que desde el 2003 vive en Nueva Zelandia, donde además de estudiar a los delfines nariz de botella conoció a Daniel Pouwels, con quien contrajo matrimonio y del fruto de ese amor nacieron Luciano y Emiliano, estuvo en la Antártida.
A mediados del año pasado y pese a la pandemia fue invitada por su gran amiga Susana Caballero Gaitán, directora del Centro de Vertebrados Acuáticos de la Universidad de Los Andes, de Bogotá, Colombia, a realizar un viaje por el continente blanco en un crucero que realiza excursiones de tipo científico, perteneciente a la empresa Hurtigruten, estando previsto que en el verano del 2023 se repita esta experiencia que la tuvo fuera de su hogar por tanto tiempo, pero contando con el apoyo de su familia.
Gabriela recordó que la partida fue desde Puntas Arenas, en Chile, saliendo el 3 de febrero y regresando el 18 de marzo, habiendo realizado en este tiempo dos viajes, ya que había sido contratada la profesora Susana Caballero Gaitán y al trabajar para la Asociación de la Universidad de Los Andes fue invitada a trabajar en un proyecto de estudio de mamíferos marinos en la Antártida.
"Lo lindo de esta historia es que las ballenas jorobadas de Colombia, que tienen su cría en el mar colombiano, van a la península antártica para alimentarse, y se constituyó en un proyecto muy bonito para que Susana pueda ir a tomar muestras de piel", indicó la bióloga jujeña, a la vez que agregó que "lo que hacemos es recolectar unas pequeñas muestras para hacer extracción de ADN y así sabemos sobre el sexo, dietas, sacamos los genotipos de las ballenas".
"Fuimos con la empresa Hurtigruten, que es una empresa de cruceros que llevan pasajeros", indicó Gabriela, aclarando que "lo que hicimos fue implementar un proyecto donde la gente puede participar. Nosotros salíamos en un bote, los turistas venían con nosotros, colectábamos muestra de ADN y realizamos el primer trabajo de ADN ambiental tomando muestras de agua, y se hacen unos análisis para establecer cuáles son las especies de animales que han estado por esa región. Está muy lindo el ADN ambiental, porque uno puede determinar la existencia de especies críticas que son difíciles de ver, como las ballenas picudas, delfines o especies que son un poco más solitarias y de esa manera realizamos el primer estudio ambiental en la Antártida".
Señaló la bióloga jujeña que "de esa manera los turistas pudieron observar cómo se hace un estudio científico en tiempo real, y al regresar al barco se realizaban talleres de extracción de ADN donde los pasajeros pudieron, guiados por nosotros en el proceso, ellos solitos extraer el ADN que colectamos".
Remarcó que con su amiga Susana Caballero Gaitán tienen un blog "donde se publican todos los datos que juntamos y fue una experiencia muy bonita, y la empresa nos ha invitado a participar nuevamente de la próxima temporada 2023 con un proyecto similar para continuarlo, ya que la gente estuvo muy contenta con poder participar de una experiencia científica".