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"Todo es artesanal y comunitario, cada día un grupo de mujeres elabora los bollos para la venta", dijo Olga Mamani.
A metros de la calle Mina 9 de Octubre y sobre Mendieta, un diminuto cartel anuncia la venta de bollos caseros en horno de barro. El llamado de por si es tentador pero mucho más ese aroma característico de "pan recién hecho" que nos recuerda a nuestras abuelas con sus blancos delantales, la sonrisa amplia y ese "pedacito de masa" que aunque negro de tanto "manoseo" se horneaba lo mismo.
Una voz suave pero firme nos invita a comprar "dos por ciento cincuenta recién salidos del horno" y de hecho acerca una bolsita con dos "exquisitos ejemplares" todavía humeantes a la vez que remarca orgullosa "los hacen las chicas de aquí, del barrio".
Olga Mamani, una profesora de Educación Física, se encarga de recibir a El Tribuno de Jujuy y con ternura describir el proceso de fabricación de esos "manjares" que guardan muchos secretos, porque forman parte de esos 40 o 50 bollos que a diario se amasan para su comercialización y a cargo de integrantes del Frente de Organizaciones en Lucha, que trabajan en diferentes actividades productivas y educativas en el Sector B3 de Alto Comedero. Mamani es la encargada del lugar donde además de la elaboración de bollos se brinda apoyo escolar a los niños del barrio, se encargan de equipar los merenderos y comedores que la organización tiene en ese popular barrio y también en Malvinas Argentinas y en Los Alisos.
La tarde recién se inicia pero estas mujeres trabajadoras y dedicadas saben que las horas pasan rápido y a más tardar a las 17, que sería "las cinco de la tarde, todos quieren los bollos para el mate", entonces esas maestras panaderas continúan en silencio con su tarea.
Ahí están ellas preparando los hornos, tienen dos cargando la leña y esperando que el piso y el techo se pongan blanco para entonces proceder al "barrido" porque solo en unos minutos esa masa blanca ingresará en la pala que maneja con destreza una de las señoras que mira de reojo, sin perder la concentración en lo que hace.
"El aroma a infancia" nos conmueve, pero ahí está nuevamente la profesora para cortar el encanto y comentar que dos veces a la semana funciona el comedor que les brinda alimento a 170 niños y otros tantos mayores, pero que además tienen a su cargo seis merenderos distribuidos en B3, B1, B2, B6, Malvinas y Los Alisos donde también concurren en ayuda y eso lo hacen con la recaudación de la venta de la producción.
Nuestra entrevistada destacó que en la carpintería con palet se fabrican sillones, mesitas, mesas, y con eso se van equipando los inmuebles donde funcionan esos centros de ayuda a quienes menos tienen o a los más necesitados, aunque, según comentó, "aquí todos cumplen con una función. Somos una gran familia que hoy tenemos los planes Potenciar Trabajo, pero si algún día no lo tenemos, debemos sostenernos con lo que nosotros vendemos".
De a poco los bollos van "desapareciendo", algunos en las bolsas de las vendedoras que recorrerán el barrio ofreciendo su producto, otros entregados a domicilio y seguramente se constituirán en el acompañamiento de un buen mate, un tazón de chocolate o simplemente solo.