El fútbol no sólo es el deporte más popular del mundo. También es una de las profesiones más globalizadas y cada vez hay miles de jugadores que emigran años tras años para poder desarrollar sus carreras deportivas. Un claro ejemplo de ello es Maki Miranda que dejó su Fraile Pintado natal a los 12 años para alcanzar el sueño de ser futbolista profesional.
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El fútbol no sólo es el deporte más popular del mundo. También es una de las profesiones más globalizadas y cada vez hay miles de jugadores que emigran años tras años para poder desarrollar sus carreras deportivas. Un claro ejemplo de ello es Maki Miranda que dejó su Fraile Pintado natal a los 12 años para alcanzar el sueño de ser futbolista profesional.
Para un jugador de fútbol desplazarse es hoy más que una opción. Es casi necesario. No sólo de una ciudad a otra, sino también al extranjero. Cada vez son más los jugadores que abandonan su país e incluso su continente en busca de "oportunidades mejores". Justamente, el jujeño transitó por esos senderos acompañado de un sinfín de obstáculos.
"A los 12 me fui a jugar a Buenos Aires y cuando tenía 17 me buscó un representante que llevaba chicos a torneos en España. Ese hombre pedía que me pagara el pasaje. Yo no contaba con ese dinero. Para afrontar esos gastos tuvimos que hacer todo como lotas, bingos, hasta la gente de mi pueblo me colaboró con dinero. Al llegar allá fue una situación rara. Me vendieron algo que no era", dijo Miranda que se formó en clubes como Defensa y Justicia, Independiente de Avellaneda y Aldosivi de Mar del Plata.
Luego de esa estafa y casi a la deriva, el fraileño consiguió un club, pero su estadía en España se complicó y fue así que el fraileño tuvo que movilizarse a Portugal donde el trámite de ciudadanía le fue mucho más ágil.
En Argentina, los futbolistas de ascensos tienen sueldos bajos y algunos optan por un segundo empleo. Esta situación también se traslada al viejo continente. Como Maki Miranda que realizó tareas de pinturería, entre otras, para obtener dinero en los primeros meses de estadía. "Apenas llegué y encontré un club humilde pero ganaba poco, también trabajaba y jugaba a la par. Laburaba de todo. Hoy en día no hago esos trabajos y solo vivo del fútbol que es lo quiero para mi futuro. Todo lo que pasé fue por algo y eso me dejó enseñanza y valores. Tenía 18 años y en ese momento no pensaba en ganar dinero, quería jugar".
Hoy las mejores oportunidades pueden estar a miles de kilómetros de distancia o hablar idiomas completamente desconocidos. "Cuando llegué a Portugal no entendía absolutamente nada, pero hoy en día domino el idioma. Me comunico más fácil con mis compañeros. La cultura de ellos es muy distinta a la de nosotros. La gente de aquí es fría, no es como nosotros que somos más afectuosos en el recibimiento. Aquí te tienes que ganar el cariño", expresó el jugador que pasó por clubes portugueses como Freamunde y Rebordelo.
Portugal es uno de los países europeos que más extranjeros está recibiendo debido a las facilidades que presenta y a una situación socioeconómica muy particular. "Es un país chico pero se vive muy bien. Estoy feliz de estar acá, es un gran paso que di. Hay mucha seguridad. El país tiene bellos lugares, cuando tengo el día libre siempre voy recorrer la ciudad y a tomar unos mates. A veces pienso en traer a mi familia a vivir acá, es algo que quiero hacer pronto", manifestó.
Miranda actualmente tiene contrato hasta junio del 2023 con Sport Club de Mirandela (Bragança) y su plan de vida es seguir ligado al fútbol en el viejo continente. Aunque jamás se olvida de sus raíces, "si me dan a elegir para vacacionar, me quedo en Fraile Pintado, es donde me siento feliz", cerró.