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Tiene discapacidad pero aspira a integración laboral

Néstor, al igual que su mellizo Guillermo, tiene TGD. Pero terminó la secundaria y cuenta con experiencia de trabajo.
Miércoles, 30 de noviembre de 2022 01:04

"Era inquieto, no queríamos ver", reconoció Gabriel Alemán al iniciar el relato de la historia de su hijo Néstor Gabriel, de 18 años, y su mellizo Guillermo, quienes fueron diagnosticados cuando los iban a inscribir para jardín. Néstor hablaba y superó la primaria y fue escolta, y culminó el secundario en la Normal. Trabaja pero busca que se cumpla la ley de cupo para lograr algo estable.

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"Era inquieto, no queríamos ver", reconoció Gabriel Alemán al iniciar el relato de la historia de su hijo Néstor Gabriel, de 18 años, y su mellizo Guillermo, quienes fueron diagnosticados cuando los iban a inscribir para jardín. Néstor hablaba y superó la primaria y fue escolta, y culminó el secundario en la Normal. Trabaja pero busca que se cumpla la ley de cupo para lograr algo estable.

Llegaron a diagnóstico cuando Néstor y Guillermo iban a cumplir cuatro años de edad, y fue una cuñada quién le advirtió que no los admitirían porque notaba que algo no estaba bien. "Nosotros como que no veíamos. Néstor tenía ciertas características, él era parecido a mí, era muy inquieto, muy movedizo, y Guillermo de poco hablar como su mamá, entonces no queríamos ver. En los cumpleaños nos hacían ver y nos alejamos", recordó.

Cuando los llevó al pediatra supo que debió consultar y luego una neuróloga les diagnosticó con TGD (Trastorno generalizado del desarrollo) . Les hicieron tomografía computada, electroencefalograma, estudios pertinentes y aunque salieron bien siguieron con una junta evaluativa en el Ministerio de Salud, que ratificó el diagnóstico, otorgándoles el Certificado Único de Discapacidad (CUD).

Ingresaron a "Sentir", institución especializada, y debido a que son muy diferentes tuvieron avances distintos. Néstor al tener lenguaje fue a la escuela pública mientras Guillermo, al no tenerlo, no avanzaba y volvió a "Sentir". "Néstor se fue desarrollando por sus propias cuestiones, su apatía, falta de empatía, no tenía filtro, cuestiones propias de las características del Tdah. Pero yendo a las terapias, sociabilizando, fue avanzando, no así Guillermo", precisó.

Luego de varios años se le cambió el diagnóstico a Néstor, a retraso mental leve. Avanzó bastante en la escuela, terminó en la "Francisco de Argañaraz", fue escolta pero no quería ser abanderado por la exposición, y al finalizar ya tenía un entorno de amigos y sociabilizaba más. "Lo hice preparar para la Escuela Normal y entró, no dije que tenía discapacidad, por eso de las barreras que dicen que no hay cupo", recordó, y aunque en el primer año le costó la integración, lo acompañó con clases itinerantes en "Sentir".

Destacó que a veces tiene suerte para encontrar ciertos profesionales, y la tuvo. Así dio con el doctor Jaramillo, quien logró avances con su hijo y lo orientó para que lo comunique en el Colegio. Pese a situaciones injustas Néstor tuvo que amoldarse, le enseñó la aceptación, que debía cambiar y tratar de colaborar en la casa también, para lo cual le sirvió mucho el taekwondo, porque le enseñó a tener disciplina, a ubicarse y de hecho salió campeón en Salta y Jujuy.

También hizo equinoterapia, ya que tenía gran capacidad para tratar con los animales. Pese a las dificultades, Néstor fue avanzando en la secundaria y terminó el colegio. Su padre lo alentó a ganar su propio dinero, le dio la tarjeta de crédito para que compre y venda, y así lo hizo con relojes, helados, criptomonedas, generando su dinero desde los 16 años. Tras la ruptura con su novia, luego de dos años comenzó a trabajar en "Pedidos Ya" con su bicicleta, algo que angustiaba a sus padres, que lo ayudaron a comprar una moto.

Gabriel Alemán inició gestiones para que Néstor ingrese al Instituto Provincial de Juegos de Azar (Inprojuy), donde él trabaja, con el respaldo de la Ley provincial 4.398/88 de Régimen Jurídico Básico y de Integración Social para las Personas Discapacitadas, que establece un cupo laboral del 4% para personas con discapacidad, siempre que reúna idoneidad. "Mi hijo reúne los requisitos, en la nota que presenté puse el informe de una terapista ocupacional que vio el potencial de él, porque es un chico muy desenvuelto", dijo sobre la solicitud que presentó hace más de un mes y esperanzado espera poder hablar con el referente para lograr que se lo incorpore.

Mientras acompaña a Guillermo, aceptando sus limitaciones, buscando que sea lo más independiente posible, ya que al más chico, Valentino de 13 años, es a quien también debe brindar atención y su propio espacio.

 

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