De mucho amor y dedicación es como define a su maternidad Mariela Flores, una mujer luchadora que tuvo que asimilar el diagnóstico de trastorno del espectro autista - TEA en su pequeño hijo. "Cuando quedé embarazada, a los seis meses, tuve que hacer un tratamiento porque casi lo pierdo", expresó Mariana Flores, la protagonista de esta historia. A los 3 años y medio, el niño Benjamín Rojas comenzó a tener una conducta particular; colocaba las plantas en fila y no se lo veía con temores. "Me empecé a preocupar porque jugaba solo, se aislaba y veía que no tenía miedo a las alturas cuando se subía a los juegos, no tenía vértigo", explicó Flores, cuya prima le recomendó que lo llevara a una especialista en fonoaudiología.
inicia sesión o regístrate.
De mucho amor y dedicación es como define a su maternidad Mariela Flores, una mujer luchadora que tuvo que asimilar el diagnóstico de trastorno del espectro autista - TEA en su pequeño hijo. "Cuando quedé embarazada, a los seis meses, tuve que hacer un tratamiento porque casi lo pierdo", expresó Mariana Flores, la protagonista de esta historia. A los 3 años y medio, el niño Benjamín Rojas comenzó a tener una conducta particular; colocaba las plantas en fila y no se lo veía con temores. "Me empecé a preocupar porque jugaba solo, se aislaba y veía que no tenía miedo a las alturas cuando se subía a los juegos, no tenía vértigo", explicó Flores, cuya prima le recomendó que lo llevara a una especialista en fonoaudiología.
"Lo llevé al privado porque no hablaba y sólo cuando quería comer estiraba la mano a la heladera y con eso se hacía entender". La conexión con la mirada es fundamental entre los seres humanos. Pero, en él esta actitud no era común. "Él no me miraba, yo tenía que decirle con mucho amor que lo haga", explicaba Mariela.
"Empezamos a los cuatro años con las sesiones con la fonoaudióloga, para que inicie la vida como todo niño. Me agarraba de los hombros y me decía que sí, era recíproco", detalló la madre que envió a Benjamín al prejardín luego de hablar con la maestra. "Costó bastante porque gritaba cuando los chicos le hablaban, pero después sus compañeros entendieron", destacando que entre todos se fueron adaptando a la situación. Hasta que en primer grado, aprendió a escribir con letras mayúsculas y a contar historias. "Ellos hacían actividades adaptadas a él. En primero, sí tuvo maestra especial en cuarto y quinto también. Tuvo crisis nerviosas; pero salimos adelante, siempre quiero lo mejor para él", dijo Flores.
Así es como el actual alumno de 6to grado de la Escuela 442 de Humahuaca, hoy en día cumple con distintas terapias, asiste a la psicóloga, a la fonoaudióloga y a gimnasia artística. "Le encanta hacer actividades físicas porque se saca el estrés, juega saltando en la cama y se volvió loco con el mundial. Es bien cumplido con el horario y no quiere llegar tarde a sus responsabilidades", contó emocionada.
Es que Benjamín es un niño muy aplicado con los deberes de la escuela. Aunque le agarró una de las últimas crisis, cuando se rompió el vidrio de una ventana cerca de él. "Dios me mandó un hijo para sacar adelante, no para que lo oculte; sino que crezca aprendiendo. Desde mi lugar agradezco a los padres que dijeron a sus hijos cómo es mi niño y que para una convivencia armónica, siempre están ayudándolo", indicó sintiendo como propia la contención del entorno que rodea a su pequeño.
El 2023 lo espera con un banco en el sexto grado. "Me dice que quiere ser grande, pero yo le digo que todo a su tiempo", contó Mariela, mientras a "Benja", lo cuidaba "Arenita", adorable ser que también se encarga de darle mucho amor.