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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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El pochoclero de la Catedral agradece a su gentil clientela

Su mayor felicidad es que los clientes lo conozcan por su nombre y que regresen siempre a comprar.
Domingo, 20 de febrero de 2022 01:02

De lunes a sábado con frío, calor o lluvia Eliseo Rodríguez ocupa su lugar en el atrio de la iglesia Catedral de la capital jujeña desde hace ocho años, donde llegó para seguir con la tradición familiar, ya que su papá es "pochoclero" pero sin la máquina "porque mi papá vende casa por casa junto con otras golosinas, como garrapiñadas, maní, helado y otras de elaboración propia".

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De lunes a sábado con frío, calor o lluvia Eliseo Rodríguez ocupa su lugar en el atrio de la iglesia Catedral de la capital jujeña desde hace ocho años, donde llegó para seguir con la tradición familiar, ya que su papá es "pochoclero" pero sin la máquina "porque mi papá vende casa por casa junto con otras golosinas, como garrapiñadas, maní, helado y otras de elaboración propia".

Eliseo Rodríguez es un jujeño de "pura cepa" como él mismo se define y nació hace treinta años en la localidad de Los Molinos, donde actualmente vive junto a su familia que está compuesta por su esposa Gabriela y sus tres niños Noami de 9, Jazmín de 4 y Dilam de 3 "que son las personas por las cuales cada día siento y tengo la obligación de salir a trabajar, porque ellos constituyen todo en mi vida", asegura a la vez que embolsa el pochoclo recién elaborado.

La tarde de verano es cálida y a pesar de estar recién instalado, una gran cantidad de pequeños, algunos tomados de la mano de su madre, revolotean alrededor de la cuidada máquina, al igual que las palomas que se asustan por el natural bullicio de los niños que reclaman una bolsa de esas "palomitas de maíz".

“UNA ESPECIAL ATENCIÓN” | PARA UNA SELECTA CLIENTELA QUE LO RECONOCE.

Eliseo Rodríguez es el pochoclero de la Catedral porque en la zona hay varios colegas, pero es el único con permiso para estar en inmediaciones del ingreso al Museo, quien recuerda mientras continúa despachando su producto que "al principio estaba también en la plaza Belgrano hasta que un día pedí permiso, me lo otorgaron y desde hace ocho años que permanezco en este lugar", cerrando la frase con un dicho de las abuelas "Total el sol sale para todos", en clara alusión que por suerte y a pesar de la particular situación de pandemia lo mismo todos venden.

Un difícil momento

Al ser consultado por El Tribuno de Jujuy sobre cómo pudo sobrevivir a la época de la pandemia, Eliseo Rodríguez afirma que " en esos momentos que fueron muy difíciles tenía que salir a vender casa por casa porque era la única manera que se podía comercializar ya que la gente permanecía encerrada o no salía mucho".

Nuestro entrevistado recordó que siguió "los pasos de mi papá que siempre vendió pochoclo en la calle pero yo con la ayuda de la gente que me compraba el pochoclo pude encargarle a un amigo que era metalúrgico que la construyera entes de que viajara al sur donde se radicó".

La entrevista se vio interrumpida en varias oportunidades por la llegada de los compradores en busca de una bolsa, quienes son atendidos con especial deferencia mientras sostiene: "Cuando la época se pone difícil como ahora, intento no subir los precios a pesar de que subió el maíz pisingallo, la azúcar, pero mi clientela se merece que la atienda de la mejor manera y muchas veces cuando no puede pagar una bolsa completa le ofrezco la posibilidad de comprar de acuerdo a su bolsillo", aclarando que cuando los chicos se acercan con diez pesos o veinte no tiene ningún problema en regalarles una bolsa y dice: "Dios proveerá".

CON LLUVIA, SOL O FRÍO | DE LUNES A VIERNES SE INSTALA EN EL ATRIO DE LA CATEDRAL CON SU “MAQUINITA”.

Eliseo Rodríguez comenta que su actividad se inicia a las 16 y se prolonga hasta las 22 pero que además siempre que puede se desempeña como ayudante de albañil que era su actividad antes de dedicarse de lleno a la venta de pochoclo.

Consultado sobre las dificultades que implica la elaboración del pochoclo, con una amplia sonrisa contesta diciendo: "Por suerte le agarré la mano porque muchas veces le falta azúcar, el maíz no revienta, se arrebata, aunque parezca mentira es todo un arte la elaboración del pochoclo, pero gracias a Dios todo me sale bien al igual que la garrapiñada que elaboro en el día porque todos mis productos son frescos".

Finalmente, aclara que experiencias negativas no tiene y que la positiva es "que los clientes me sigan sorprendiendo como hasta ahora que no solo conocen mi nombre sino que siempre regresan a comprar mi producto y eso es sumamente positivo".