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Una carnicera de ley que hace del trabajo su pasión

Desde hace 45 años, Rebeca Jerez se encarga de vender cortes de carne vacuna de excelente calidad.
Miércoles, 02 de marzo de 2022 01:00

Con una atención cordial y una evidente seguridad en su voz, la dueña de una fortaleza singular, cada día prepara su espacio de trabajo y detrás del mostrador, entre heladeras inicia su rutina afilando cuchillos para anticiparse a la llegada de los clientes que buscan la proteína de los platos a preparar. Y es que Rebeca Jerez, una mujer que se define como “carnicera de ley” y que hace 45 años se encarga de ofrecer y vender cortes de carne vacuna de excelente calidad, logró progresar mediante una faena en la que sobresalió desde un primer momento.

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Con una atención cordial y una evidente seguridad en su voz, la dueña de una fortaleza singular, cada día prepara su espacio de trabajo y detrás del mostrador, entre heladeras inicia su rutina afilando cuchillos para anticiparse a la llegada de los clientes que buscan la proteína de los platos a preparar. Y es que Rebeca Jerez, una mujer que se define como “carnicera de ley” y que hace 45 años se encarga de ofrecer y vender cortes de carne vacuna de excelente calidad, logró progresar mediante una faena en la que sobresalió desde un primer momento.

“Yo me hice sola gracias a mis tres hermanos carniceros. Necesitaba trabajar porque tenía tres hijos, mi marido estaba en ese momento en lo suyo y yo no iba a pedir ni un peso a mi mamá.

Vivíamos cerca con mis hermanos. Mi mamá me dio uno, dos días la comida, pero pensé: ¿por qué ella tiene que preocuparse por mis hijos? Si soy yo la madre, yo tengo que salir a buscar y dar de comer a ellos”, explicó Jerez que comenzó su camino de superación con mucho esfuerzo, primero en el rubro de la confección de prendas, luego en gastronomía. Fue costurera en “Las Pilchitas” -una tienda de indumentariadonde según describió, había un montón de máquinas y se ocupaba de coser para la galería, surfilando a mano. Hasta que Eusebio Jerez, su hermano mayor, cambió esa suerte y abrió una pequeña carnicería. Entonces le propuso trabajar en un nuevo rol. “Yo no dudé y entré ahí a trabajar, gracias a él, soy lo que soy”, dijo la señora que hace de este oficio su permanente fuente de ingreso. Sólo bastaron tres meses para que aprendiera esta labor, 45 años atrás. Y comenzó a dejar impecables los cortes de carne a mano o a sierra, a condimentar bien embutidos, chacinados y morcillas; y a elaborar un siempre fresco queso de cerdo. Así pasó el tiempo y llegó a ser parte del equipo de carniceros en el mercado Central. Hasta ese entonces era la única mujer efectuando este oficio que, lejos de ser un obstáculo, la motivó a seguir adelante.

“Dios siempre ha estado conmigo, después de trabajar tan fuerte, en un año nos salió la adjudicación de la casa en Alto Comedero y como ser carnicera me dio muchas satisfacciones, me decidí a instalar toda la parte de adelante como local dentro de la casa”, expresó Jerez quien a sus 72 años continúa trabajando. “Ahora, dame otra cosa y no sé si la voy a hacer”, explicó entre risas, pero muy segura de la vocación que eligió desde sus 27 años. “Me conozco la vaca de cabeza a rabo. Me gusta cortar cualquier blando, las costillas, todo. Basta que sea carne, le agarré cariño”, dijo mientras rememoraba los tiempos en el mercado jujeño, donde llevaba la tarea a la par de sus hermanos.

“Me decían los dueños anteriores y la gente en sí, que era la primera vez que veían a una mujer trabajando de carnicera”, sostuvo. “Me siento orgullosa. Siento que aporto al país, siempre legalmente a mí no me pesan los años, yo sigo. Jamás nadie me regaló nada”, aseguró Jerez mostrándose reflexiva ante esta digna posibilidad de progreso personal. Hoy en día el panorama es distinto, es más común encontrar mujeres que se interesen por este tipo de oficios, pero Rebeca Jerez fue casi una pionera en animarse a cumplir esta función, para guiar a sus hijos hacia una vida mejor. “Cada uno busca lo que le gusta y es lindo. Yo les diría a las chicas que se animen.

Yo, por ejemplo, me manejo sola; de lunes a lunes, feriados y domingos al mediodía. Venga o no venga gente, abro igual”, explicó la incansable señora, asegurando que continuará con su quehacer. “Voy a abandonar cuando no pueda levantar el cuchillo, ahí obligatoriamente voy a dejar; pero mientras tanto no, yo sigo siendo una trabajadora”, destacó Jerez quien ûpara finalizar- animó a las generaciones nuevas a aprender de esta faena que la acompañó toda la vida.

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