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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Balas de fogueo, pistolitas de agua, cebitas...

Lunes, 21 de marzo de 2022 01:01

Los jujeños, como todos los argentinos, ilusos una vez más, esperamos el viernes pasado, con expectativas serias y esperanzas en alto: el Presidente Alberto Ángel Fernández, convocaba a la guerra y todos se alistaban para soportar cimbronazos horribles y para ser soldados en la primera línea del combate.

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Los jujeños, como todos los argentinos, ilusos una vez más, esperamos el viernes pasado, con expectativas serias y esperanzas en alto: el Presidente Alberto Ángel Fernández, convocaba a la guerra y todos se alistaban para soportar cimbronazos horribles y para ser soldados en la primera línea del combate.

Otra vez, la desilusión cayó pesadamente detrás de la nada pretenciosa en que se han convertido los anuncios presidenciales. No había planes, ideas o propuestas. Ni tácticas ni estrategias de guerra. Sólo el torpe intento de identificar la doméstica lucha contra la inflación, con la heroica resistencia del pueblo ucraniano, que como David contra Goliat, enfrenta al gigantesco agresor, criminal de guerra, con toda la capacidad de fuego de su ejército y la fe de sus corazones. Otra oportunidad perdida para unir al país detrás de una cuestión de Estado, con promesa de presente digno y futuro venturoso.

El Presidente sólo anunció medidas recaudatorias que vienen de fallidos anteriores: subir retenciones del aceite y la harina de soja, de 31% al 33%, restringir la exportación del trigo mediante más controles, y la creación de un fondo de estabilización del trigo (¿creará otro organismo de presión repleto de dirigentes y militantes?). ¿Éste el frente de batalla para controlar el precio del pan?, ¿Todas estas propuestas no deberían pasar por el Congreso? ¿Nadie recuerda en el gobierno que todos estos mecanismos ya fracasaron, logrando bajar la producción del campo, sector al que extrañamente el jefe de Estado mimó llamándolo la "gallina de los huevos de oro"? El sábado, todos amanecimos con la sensación de que íbamos a la guerra de AAF, armados con pistolitas de agua, fusiles con balas de fogueo y revólveres de plástico con munición de cebitas.

La otra decisión de AAF, es que a partir de hoy, convocará a una mesa de diálogo con empresarios, productores, gremios, organizaciones sociales, etc. para tratar de encontrar propuestas y soluciones entre todos. De entrada, poner de acuerdo a tan disímiles sectores, permitiría acumular excusas y tener a quienes echar la culpa de la lentitud, o simplemente de la imposibilidad de los acuerdos.

En tanto los sectores del campo ya analizaban una gran movilización hacia Buenos Aires. Por su parte de las entidades del campo de Jujuy, analizaban adherir a esa protesta, y se mantenían en permanente contacto con sus referentes nacionales. Saben que por su parte, el cristinismo, reservadamente hizo llegar a la Casa Rosada, la exigencia de mayores retenciones al campo, y que se incluyan en las mismas al trigo y al maíz, y a las exportaciones de carnes y hasta de la leche en polvo. También insisten en reponer en forma directa precios "congelados" contra el frustrado eufemismo de los precios "sugeridos" con que el Presidente suaviza la movida.

La política arrastra todas las decisiones. La fractura expuesta en el Frente de Todos, puso al país en una situación todavía más crítica: el cristinismo dividido, dejó a su líder más importante, con la mitad de la tropa que tenía antes de las últimas sesiones del Congreso: por su parte, el camporismo mirado con rencor dentro del gobierno, decidió "por ahora" quedarse en el gobierno, donde "Wadito" De Pedro maneja el Ministerio del Interior, y Máximo K, retiene las cajas más importantes, como Aerolíneas Argentinas, Pami, Anses, TV y Radio públicos, entre otras.

Y del lado del Presidente, también debilitado y acosado, embriones del albertismo se pelean: unos le exigen que eche al camporacristinismo y otros son más componedores. Alberto Fernández, fiel a su estilo, confirmó que "no tiene planes de romper con el kirchnerismo duro", aunque como se ve, el cristicamporismo disparó al centro del gobierno un misil hipersónico y le responde el fuego con artillería de juguete. Sólo respira unos días en paz porque el directorio del FMI tratará el viernes el acuerdo, seguro de aprobarlo.

Pero en tres meses, para la primera inspección al país, ya están pensando en un "waiver", (un "perdón" en términos técnicos), porque con la guerra la economía mundial caería un 5%, la inflación mundial subiría un 2%, la de América Latina más del 6% y la Argentina de sólo en marzo, ya superaría el 5%.

En Jujuy, las divisiones políticas también se sienten. La disputa nacional del FdT se asienta en el PJ local. Un diputado nacional, Julio Ferreyra, está discretamente contenido en el oficialismo, pero Leila Susana Chaher es camporista de origen. Y Guillermo Snopek el único senador por Jujuy no pertenece a la orgánica partidaria, alcanzado por las sanciones de la Carta Orgánica que aparta a los que trabajaron políticamente en contra del PJ. Difícil tarea del presidente Rubén Rivarola, entre afirmar la unidad y la vigencia peronista y considerar hasta dónde el PJ podría habilitar la puerta giratoria para los que quieran volver. Arrepentirse primero y volver a la cola. Todo complicado.

En el caso de los Juntos por el Cambio, lo real es que están juntos para las fotos y la retórica, pero internamente se gruñen. UCR y PRO se atacan sin piedad, fijando posiciones para el 2023. Los unió, forzadamente, aprobar el acuerdo con el FMI. En este caso, los legisladores jujeños están sólidamente atados por la conducción implacable de los dos Gerardos, el gobernador y el precandidato.

Pero el mismo GM sabe que tiene que dar batalla en dos frentes. A nivel nacional dentro de la UCR los adversarios son fuertes: Alfredo Cornejo un clásico radical y Facundo Manes, un outsider que no tiene atadas las manos a compromisos internos, que no carga el estigma del gobierno de Macri, y hoy escucha, dialoga y actúa en todas direcciones. A nivel local, el GMG deberá acondicionar la Provincia para la nueva guerra contra la crisis.

Y dialogar con los muy maltratados dirigentes sindicales, quizá personalmente esta vez, algo que deslindó casi siempre en uno de los generales más serios y confiables de su estado mayor, el contador Carlos Sadir. También redacta su mensaje de apertura de sesiones donde ofrecería como novedades, llamar a una Convención Constituyente, y mostrar los proyectos enhebrados en su viaje a Oriente, que hoy por hoy, y considerando la situación general, son un racimo de sueños y quimeras doradas, bastante distantes de la realidad.