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El oficialismo apela al instinto de supervivencia

Domingo, 27 de marzo de 2022 01:01

En el Frente de Todos por estas horas conviven diferencias económicas, políticas e ideológicas que parecerían insalvables ante los ojos de la sociedad. Sin embargo, pese a la desconfianza creciente entre los sectores en pugna, existe una coincidencia estratégica de vital importancia para la supervivencia del espacio: romper formalmente la coalición de Gobierno sepultará cualquier chance electoral tanto para Cristina Kirchner como para Alberto Fernández.

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En el Frente de Todos por estas horas conviven diferencias económicas, políticas e ideológicas que parecerían insalvables ante los ojos de la sociedad. Sin embargo, pese a la desconfianza creciente entre los sectores en pugna, existe una coincidencia estratégica de vital importancia para la supervivencia del espacio: romper formalmente la coalición de Gobierno sepultará cualquier chance electoral tanto para Cristina Kirchner como para Alberto Fernández.

El costo político de lanzar aventuras personales sería tan alto para ellos que podría facilitarle el triunfo a Juntos por el Cambio, incluso, sin necesidad de pasar por un balotaje. Nadie garantiza que la unidad táctica del oficialismo le dará un nuevo período de Gobierno, pero la ruptura directamente lo sacaría de la competencia y debilitaría una eventual oposición parlamentaria.

Esa certeza no frenará la permanente diferenciación que el kirchnerismo quiere mostrar con el albertismo, a quien se imagina enfrentándolo en una Paso, pero sí evitará renuncias estridentes en el Gobierno que agiten aún más el clima político. En un contexto de semejante complejidad, ese último elemento representa un dato trascendente por si mismo, aunque escaso para el tamaño de la crisis económica que debe resolver el Poder Ejecutivo.

"Nosotros vamos a seguir planteando públicamente que queremos un Gobierno que no ajuste las variables centrales de la economía y que levante el poder adquisitivo de los salarios. Esa tiene que ser nuestra bandera para presentarle a la sociedad, independientemente de si Alberto lo lleva a cabo o no", explicó ayer a El Tribuno de Jujuy un senador que responde como pocos a la vicepresidenta de la Nación y que pidió reserva de su identidad. En dos palabras, el kirchnerismo no dejará ninguno de sus puestos en el Ejecutivo pero continuará marcando la cancha para no quedar asociado a un eventual fracaso de Alberto en la "guerra contra la inflación".

Si bien las encuestas muestran que actualmente ambos tienen diferenciales bastante negativos en su imagen pública, separarse en dos frentes distintos pondría en jaque la gobernación de la provincia de Buenos Aires y también la gobernabilidad del país de cara a 2023. Una crisis institucional de grandes proporciones podría afectar aún más la credibilidad del jefe de Estado y también los respaldos necesarios para llevar adelante cualquier medida de fondo. En el directorio del FMI miran la interna oficialista con atención, ya que tienen muy en claro que el programa acordado por la Argentina no tiene consenso ni del kirchnerismo ni de la oposición, quien le dio los votos sólo a la refinanciación de la deuda pero no al programa económico. La aprobación del acuerdo con el país deberá pasar ahora por rigurosas revisiones trimestrales en medio de un cambio rotundo en el escenario internacional.

Desde el kirchnerismo siguen resaltando que el Gobierno no cumple con las expectativas generadas y que, de no haber cambios en la política económica, "todo podría volar por los aires en un mes". Esas palabras que se repiten en el Instituto Patria parecerían tener una carga más fuerte de deseo que de realidad, aunque los funcionarios que responden a Cristina a veces se esfuercen en generar las condiciones para eso.

Un ejemplo claro de ello se dio esta semana, cuando el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, salió a ofender a los productores agropecuarios al afirmar que suben los precios de los alimentos "para comprarse más departamentos en Miami". La afirmación, además de insolente y provocativa, se dio ni más ni menos que en momentos en los que el Presidente está convocando a hombres de negocios, sindicalistas y referentes del campo a una mesa de diálogo. Los dichos de Feletti, un incondicional de la vicepresidenta, sólo sirvieron para enturbiar el contexto de un eventual acuerdo de precios y salarios del que muchas veces se habló y nunca se cumplió. ¿Presentará Alberto el famoso plan plurianual que había prometido para diciembre pasado? "Lo único que está en agenda es buscar puntos de consenso para que la inflación no se siga espiralizando", señaló una fuente del Palacio de Hacienda que conduce Martín Guzmán.

El ministro de Economía bajó sensiblemente su perfil a medida que se intensificó la interna en el oficialismo. Su nombre sigue siendo una eventual moneda de cambio para ofrecerle en algún momento al kirchnerismo, aunque cerca del funcionario aseguren que "Martín salió fortalecido tras extender los plazos con el Club de París y acordar con el Fondo". De todos modos, el Presidente no estaría dispuesto a entregarle la conducción económica a nadie que no sea de su confianza. Pase lo que pase, ninguna economía responde con racionalidad cuando su ministro está en jaque permanente.

La oposición

Mauricio Macri realizó esta semana un raid mediático que llamó bastante la atención de algunos de los cabecillas de Juntos por el Cambio. El expresidente siente que la única forma en la que podría volver a sentarse en el sillón de Rivadavia es si se quiebra el Frente de Todos y si la crisis económica se agrava aún más. Ese razonamiento tiene algo de lógica, ya que cada vez que baja la imagen de Cristina sube la de Macri, pero olvida un detalle fundamental: el fundador del Pro tiene tanta imagen negativa que le sería imposible ganar un balotaje ante un candidato más moderado.

Aprovechando esa debilidad de Macri, el gobernador Gerardo Morales salió a cuestionarlo públicamente por reivindicar al gobierno de Carlos Menem. Morales quiere ubicarse en el centro del debate ideológico sin quedar atrapado por los extremos de la grieta. Para eso, critica tanto a Máximo Kirchner como a Macri, dos referentes ineludibles de esa división.