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"Me gusta sentirme una latina en el sur de Francia"

Celina Pineda es profesora y bailarina que brinda clases de danza clásica para niños y jóvenes en Sauve.
Domingo, 27 de marzo de 2022 01:01

Desde niña, la danza la movilizó de una manera especial. A través de una introspección dentro de su ser, Celina Pineda llegó al recuerdo más vívido que la conectó con esta expresión artística desde su primera infancia. "Mi mamá encendió un tele que teníamos en blanco y negro y me puso la ópera de París en ballet 'El lago de los cisnes' y quedé impactada. Fue una de las cosas que trascendieron en mi vida y fue querer aprenderla y después que mi sueño de viajar a Francia esté latente". Y es que en danza clásica está todo el idioma original de los pasos que la ejecutan. Con el tiempo, ella asistió a la Escuela de Danza "Norma Fontenla" y aprender sobre la cultura francesa, permitió que nacieran las ganas de viajar al lugar donde había surgido este arte.

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Desde niña, la danza la movilizó de una manera especial. A través de una introspección dentro de su ser, Celina Pineda llegó al recuerdo más vívido que la conectó con esta expresión artística desde su primera infancia. "Mi mamá encendió un tele que teníamos en blanco y negro y me puso la ópera de París en ballet 'El lago de los cisnes' y quedé impactada. Fue una de las cosas que trascendieron en mi vida y fue querer aprenderla y después que mi sueño de viajar a Francia esté latente". Y es que en danza clásica está todo el idioma original de los pasos que la ejecutan. Con el tiempo, ella asistió a la Escuela de Danza "Norma Fontenla" y aprender sobre la cultura francesa, permitió que nacieran las ganas de viajar al lugar donde había surgido este arte.

EN FAMILIA | JUNTO A SUS HIJOS DAVID, ANDRÉS, TOMÁS Y SU ESPOSO MARIO.

"Cuando conocí a mi marido, se potenció aquel sueño", detalló la bailarina, con respecto a embarcarse junto a él en esta aventura. Así, es que con la confianza férrea de su pareja en todo momento, se llevó adelante el desafío hacia el pueblo del sur francés, Sauve. "Nosotros estamos viviendo aquí y ya asimilamos las costumbres, el modo de vida. Uno está acostumbrado a comer ciertas cosas, o a escuchar cierta música o acostarse a cierta hora y todo eso va cambiando", destacó. "Me gusta sentirme una latina en Francia, porque es como un valor agregado. Los franceses nos quieren mucho, para ellos tenemos el ritmo, el calor y un montón de cosas que son distintas. Es lindo porque nos toman como grandes bailarines", comentó.

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La perseverancia se hizo sentir en su vida desde que era una niña y siguió sosteniéndola a lo largo de los años. "Para venir, significó todo un esfuerzo, luego cuando logras estar acá, es otra realidad. Como artistas fue difícil pero siempre gratificante porque poder vivir de lo que uno ama es una de las mayores bendiciones que podemos tener. Siempre dijimos que si lo podemos hacer en Jujuy, lo podemos hacer en cualquier lugar", explicó con optimismo la profesora de danza clásica que es también admiradora de la metafísica y, cada vez, más convencida de que los pensamientos pueden tener tal poder que "si se cree, se crea" al final. A un año y dos meses que vive en el país galo, "Celiná" (como la llaman) realizó un curso intensivo de francés para entender mejor a su entorno.

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"Me costó porque llegué con nada de idioma y en momentos de covid-19. No podía intercambiar diálogo con la gente porque todos estaban en sus casas, sólo en la escuela pero muy formal era el trato", expresó Pineda que llegó a dictar un taller de folclore argentino en tierra francesa. Y entonces, allí, entendió que la unión de las dos culturas, se hizo danza. "Empecé con eso y, luego, en septiembre del año pasado, a ver el tema de la escuela, soy muy práctica", aclaró. Armó todo legalmente, tomó un curso para hacerlo bien y en un mes tenía su institución denominada Studio de Danse et Mouvement (Estudio de Danza y Movimiento). "Hoy tengo mi escuelita, algunas veces me miro como de afuera y digo: 'estoy dando clases en Francia, haciendo lo que más me gusta y sigo aportando cosas a las personas'. Me da gracia porque pienso: 'íme toca explicar la mecánica de un paso a niñas francesas'! y es raro porque nunca me lo hubiera imaginado, pero así pasa y ellas se ríen", comentó entre risas, la docente también formada por Fulvia Chagra de Gruber. "En mi vida tuve grandes maestras, que me ayudaron un montón. En 'Norma Fontenla' que fue mi casa y retomé la danza con Fulvia, tuve muchos años con ella y eso para mí, fue un gran impulso en la vida", destacó con mucho cariño a la gran profesional.

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No obstante, también estuvo al frente de clases en Purmamarca y San Pedro, experiencias que calificó como inolvidables por el hecho de difundir el arte de la expresión corporal en el interior. "Ya estoy empezando a marcar coreografías y me voy dando cuenta que mejoro mucho mi francés, dando clases a niños y adolescentes", reveló la docente que admira a sus hijos Mauricio, David, Andrés y Tomás; y a su marido, Mario, también artista. En el hecho de dar y recibir está el secreto de seguir, porque el sueño de crecer más en la danza se afirma más y más, con el mar a 45 minutos de distancia.

 

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