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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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El dilema de comer saludable aún con la creciente inflación

Cristina Martínez brindó sugerencias sobre el aprovechamiento de las ofertas, segundas marcas y frutas de estación.
Viernes, 15 de abril de 2022 01:03

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Comer es una necesidad vital, y especialmente comer sano una meta que parece diluirse en el desconcierto de los consumidores y encargados de comprar los alimentos cuando concurren a los supermercados o almacenes donde la remarcación es permanente debido a la creciente inflación.

En este contexto, la licenciada en Nutrición Cristina Martínez indicó a El Tribuno de Jujuy que "hoy más que nunca la población debe recibir Educación Alimentaria Nutricional, para que las estrategias de las familias aplicadas a la economía hogareña y, en este caso de la alimentación diaria, resulten en beneficio de su salud".

Enfatizó en que "hoy y desde hace mucho tiempo nos encontramos con que cada vez es más difícil elegir qué comer diariamente de forma saludable y que cubra todos los requerimientos de nuestro organismo, por la constante inflación que debemos enfrentar y el precio casi inalcanzable de los alimentos; situación que nos está llevando a una constante inseguridad alimentaria".

El Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) destaca la importancia de conocer la Guía Alimentaria para Argentina, reconocer los distintos grupos de alimentos, identificar los alimentos que conforman cada grupo, cuantificar las porciones de alimentos, relacionar las porciones consumidas con la recomendación de porciones existente y relacionar el concepto de alimentación variada- salud. "De tal modo que la elección, selección y compra resulten beneficiosas para la salud", resaltó la profesional.

Ante el dilema de cómo llenar el canasto o la bolsa de compras Martínez detalló que "los encargados en la familia de las compras diarias, semanales o mensuales de alimentos saben cuáles son los faltantes en la despensa y cuáles se deben reponer pero en términos generales siempre hay que tener en cuenta que se deben incluir alimentos frescos como lácteos, carnes, huevos, verduras y frutas y alimentos secos como legumbres, cereales, aceites, azúcar, etc., en una proporción que en la medida de las posibilidades en una comida diaria se trate de incluir alimentos de la mayoría de los grupos".

Sobre el aprovechamiento de las ofertas y la compra del mismo producto en mayor cantidad para almacenarlo, la referencia es al trigo, harinas, frangollo, maíz, polenta, avena, cebada perlada, arroz, fideos secos, aceite, azúcar, mermelada, dulces, leche en polvo y legumbres como lentejas, porotos, garbanzos, habas secas y arvejas secas. "La recomendación es mirar las fechas de vencimiento y fijarse que el producto no esté alterado, por ejemplo que no contenga gorgojos ni ningún otro tipo de insectos o sus larvas, que los envase no estén rotos o abollados y así tener una disponibilidad que permita variar las preparaciones de cada día", indicó.

En cuanto a las segundas marcas, la nutricionista recordó que "las empresas lanzan productos de ´segunda línea´ con el mismo contenido que los comercializados como `primera marca´. Se trata de una estrategia de ventas para los sectores económicos de menor poder adquisitivo". Se pueden dar cuenta con sólo mirar la parte de atrás o de abajo del producto, según detalló el ingeniero en Alimentos, Agustín Crok. Hay que observar el RNE (Registro Nacional de Establecimientos) del envase, la información nutricional y el orden de los ingredientes, "estamos ante el mismo producto". La diferencia principal es que invierten menos en packaging y publicidad, entre otros puntos.

Frutas y verduras de oferta, no marchitas ni dañadas

Es recomendable comprar las frutas y verduras frescas y no refrigeradas por el deterioro que sufren en su contenido vitamínico. Incluso directamente de los productores, en ferias o en verdulerías que generalmente son más económicas y tener en cuenta que las que están en oferta deben estar maduras, pueden ser de menor tamaño o de textura firme pero no estar pasadas de maduración, marchitas, ni dañadas.

CRISTINA MARTÍNEZ

Cristina Martínez resaltó que las verduras y frutas de estación tienen menor precio, como las de producción de la región. Las verduras de otoño- invierno son: aceituna, acelga, apio, batata, berro, brócoli, calabaza, cebolla de verdeo, coliflor, chaucha, escarola, hinojo, puerro, achicoria, remolacha, repollo, zanahoria y zapallo (calabaza), entre otras. En tanto que entre las frutas figuran la banana, bergamota, limón, mandarina, manzana, membrillo, naranja, palta y pomelo.

La profesional remarcó que las verduras deben ser lavadas, “frotar la piel suavemente para eliminar una mayor cantidad de residuos y otros posibles contaminantes, siempre y cuando la superficie de la fruta o vegetal lo permita, como por ejemplo en el caso de manzanas, peras o calabacines y luego secadas para su mejor conservación”. Guardar frutas y verduras en bolsas de plástico perforadas en los cajones menos fríos de la heladera; la papa, cebolla y ajo se pueden almacenar en canastos en la despensa como cítricos, melón y sandía si aún falta para su maduración. Se debe tener en cuenta el tiempo de cocción para evitar la pérdida innecesaria de nutrientes y lo mejor es tratar de incluirlas en las comidas de todos los días, comprando frutas y verduras variadas, de todos los colores.