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La violencia de género y la desigualdad que impera

Familiares y vecinos se preparan para marchar el lunes para pedir justicia por las hermanas Gorosito.
Domingo, 17 de abril de 2022 01:04

La escalada de la violencia machista que a diario arrebata la vida de las mujeres en el país y en la provincia no cesa. Ayer 5 niños y niñas pequeños de hasta 8 años quedaron sin sus madres en el barrio Guaraní Sur de Yuto.

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La escalada de la violencia machista que a diario arrebata la vida de las mujeres en el país y en la provincia no cesa. Ayer 5 niños y niñas pequeños de hasta 8 años quedaron sin sus madres en el barrio Guaraní Sur de Yuto.

La crónica policial da cuenta del momento en el que se produjo el doble femicidio de las hermanas Pamela y Ramona Gorosito, en manos de la e pareja de una de ellas, Javier Broy, dicen quienes son los fiscales, los organismos y las divisiones policiales que intervienen en la investigación y que tratan de dar con el paradero del femicida. Pero mientras todo esto ocurre, la comunidad, las mujeres, las organizaciones sociales se suman una vez más a un pedido de justicia que de a poco va tomando forma de una manifestación que se realizaría el lunes en la ciudad de Yuto.

Mientras la conmoción por el doble femicidio recorre las redes sociales y los medios, conocidos, vecinos y amigos de las víctimas dejan ver la dificultad a la que se enfrenta una mujer que intenta salir de un círculo de violencia sin contar con los apoyos y la contención necesaria.

La desigualdad imperante es la base de la violencia y la trampa no les permite escapar. Y lo peor es que aún falta mucho para que se entienda completamente que la desigualdad es la raíz de la violencia.

Cuando hablamos de la desigualdad entre hombres y mujeres se suele pensar aisladamente y es difícil imaginar cómo la falta de oportunidades, que son las consecuencias de mandatos que pasan de generación en generación, asignando roles estereotipados que las dejan a cargo de las tareas de cuidado y crianza, disminuyendo sus posibilidades de crecimiento personal, de estudiar, de conseguir un trabajo colocándolas en un estado de sumisión. Y esa sumisión es la que las somete a las violencias más extremas.

El femicidio es la expresión máxima de esas violencias que van creciendo a la vista de todos, en todos los rincones sin ser realmente vistas. No sólo es cuestión de no maltratar, minimizar, menospreciar a las mujeres. Mucho menos acosarlas, abusarlas o violentarlas. Se trata de que tengan las mismas posibilidades.