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El Gobierno, encerrado en un debate inoportuno

Domingo, 24 de abril de 2022 01:00

El Gobierno acusa a la Corte Suprema de querer "colonizar la Justicia", fustiga a la oposición por intentar una "desestabilización institucional", cuestiona a los empresarios por las exageradas cifras de inflación, carga contra el campo por sus protestas sectoriales y critica a los medios de comunicación por sus noticias. Hasta el momento, el Presidente y su vice, enfrentados en la mayoría de los temas, pero unificados en muchos otros, encontraron más culpables que soluciones para los enormes problemas que padece la Argentina.

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El Gobierno acusa a la Corte Suprema de querer "colonizar la Justicia", fustiga a la oposición por intentar una "desestabilización institucional", cuestiona a los empresarios por las exageradas cifras de inflación, carga contra el campo por sus protestas sectoriales y critica a los medios de comunicación por sus noticias. Hasta el momento, el Presidente y su vice, enfrentados en la mayoría de los temas, pero unificados en muchos otros, encontraron más culpables que soluciones para los enormes problemas que padece la Argentina.

La polémica que se espiralizó en relación al Consejo de la Magistratura, en donde Cristina partió el bloque oficialista en el Senado para sacarle un miembro a la oposición, volvió a dejar en evidencia que la agenda del oficialismo dista mucho de las necesidades de la población. Según todos los sondeos, la sociedad tiene a la cabeza de sus preocupaciones a la inflación, el desempleo, la inseguridad y la corrupción. Ninguno de esos temas fueron abordados públicamente por la Casa Rosada en las últimas dos semanas.

Las prioridades del Gobierno estuvieron centradas casi exclusivamente en acumular poder en el nuevo Consejo de la Magistratura, llegando al extremo de partir el bloque oficialista para quedarse con un sillón más. Esta disociación entre lo urgente y lo secundario grafica con mucha crudeza el porqué las encuestas están dando a casi toda la clase política con más imagen negativa que positiva.

En este déficit de posicionamiento que están mostrando casi todos los presidenciables también está incluida la oposición, que permanentemente se ve obligada a discutir los temas de agenda que, de una forma u otra, salen de las entrañas del oficialismo. La incapacidad de Juntos por el Cambio de imponer debates públicos que atrapen a la sociedad es extremadamente llamativa para una coalición que aspira a ganar la jefatura de Estado en menos de dos años.

"Nosotros sabemos que en los barrios ni siquiera saben lo que es el Consejo de la Magistratura, pero al menos logramos que Cristina no nos lleve puestos con su ofensiva en Diputados, en donde Sergio (Massa) designó a una radical santacruceña sin poner en jaque el vínculo con la Corte", sostuvo ayer a El Tribuno de Jujuy un estrecho colaborador de Alberto Fernández que pidió reserva de su identidad.

La afirmación del funcionario es cierta, pero esconde una parte de la realidad. Massa, tras acordar la jugada con el Presidente, no sólo se diferenció de Cristina por una cuestión de valores, sino que lo hizo fundamentalmente por una cuestión de números.

El oficialismo, que también está partido en la Cámara baja, no tiene los votos necesarios para aprobar ninguna ley sin el acompañamiento de la oposición. "Nuestro bloque ya le había avisado a Massa: o nombraba a Reyes o no contaba con ningún voto nuestro más en lo que resta del mandato", afirmó a este diario un diputado nacional del radicalismo que fue parte de las negociaciones. Pese a eso, había otro tema que a Massa le generaba bastante inquietud en caso de ceder a la presión de Cristina para no nombrar a Reyes: en la oposición ya afirmaban por lo bajo que no estarían dispuestos a votar la reelección de Massa al frente de Diputados a fin de año. Pequeña motivación para el exintendente de Tigre.

Es evidente que el manejo de la Justicia es un tema muy sensible para las instituciones y que debe tener toda la atención que se merece. El quit de la cuestión pasa por las formas que utilizó Cristina Kirchner, a quien muchos la llaman como una gran estratega y otros como una manipuladora de las instituciones democráticas. Los extremos siempre tienden a la distorsión y esconden los matices: ni una cosa ni la otra.

Desde el punto de vista estrictamente legal, la movida de la vicepresidenta no tiene cuestionamientos y perfectamente aplicable. El problema no está en la legalidad de la jugada sino en el contexto en el que se produjo. Es obvio que los senadores que responden a Cristina tienen muy pocas coincidencias con los que responden a los gobernadores peronistas o al presidente Alberto Fernández, por lo que políticamente suena lógico que estén divididos en distintos bloques. El tema es que la ruptura en el Senado no se generó cuando se debatía el acuerdo con el FMI ni cuando se postuló a Daniel Rafecas como Procurador General, ocurrió entre gallos y medianoche cuando Cristina estaba a punto de ser denunciada por no acatar un fallo del máximo tribunal.

La economía

El Presidente decidió avanzar esta semana en el anuncio de un bono para trabajadores informales y jubilados que se pagará por única vez. Obviamente que en un contexto de crisis como el actual, todo ayuda, el problema radica en la falta de un plan económico integral que haga sostenibles en el tiempo las políticas. ¿Qué ocurrirá con los sectores subsidiados el mes siguiente, cuando los fondos adicionales desaparezcan y la inflación continúe en ascenso? Pan para hoy y hambre para mañana.

Alberto Fernández no fue ingenuo al elegir el momento del anuncio, ya que contaba con la información de que la inflación de abril sería mayor de lo que el ministro Martín Guzmán estimaba. El propio titular del Indec, el hasta ahora intachable Marco Lavagna, le había adelantado al mandatario esta semana que la suba de precios de este mes podría llegar ubicarse entre el cinco y el seis por ciento, una cifra más de un punto superior a la imaginada.

Todo esto ocurre en momentos en los que tanto el dólar paralelo como los financieros volvieron a tomar impulso tras unas semanas de tranquilidad cambiaria. De continuar la tendencia alcista de la divisa norteamericana habrá aún más presión sobre la inflación de los próximos meses, lo que se sumará al descongelamiento de las tarifas, a nuevas subas en los combustibles y a eventuales faltantes de productos básicos en las góndolas.