inicia sesión o regístrate.
En la clase de zumba del gimnasio de abajo ahora ponen
“Lamento boliviano”.
Bajan el volumen en la parte de borracho-y-loco
para que los gimnastas alumnos canten fuerte y se diviertan
al margen de la existencia de los habitantes
de los primeros pisos del edificio,
la confitería Scott
y la gente que pasa caminando por la vereda.
Pero yo desde mi terraza
con un vaso de agua en la mano
esta vez
y mirando el reflejo de los gimnastas alumnos
del último turno de la noche
en la gran vidriera superior del edificio del frente,
congelo el malestar de costumbre en el que me veo inmersa
de lunes a viernes de 14 a 16 y de 21 a 23
cuando llegan las clases de zumba,
pongo en pausa
la planificación fría de métodos anónimos y fantasiosos de ataque
-uno es clavar en el muro de mi terraza una cadena
que tenga una gran bola de metal en la punta y lanzarla,
cuando esté todo cerrado y oscuro y dormido
y sea muy muy tarde,
contra los vidrios de las ventanas del gimnasio
hasta hacerlos estallar en cientos de partes
y luego,
después de izar la bola nuevamente hasta mi terraza,
de alguna manera,
arrojar adentro,
a través del marco hueco de las ventanas rotas,
alguna especie de bombita de olor
que obligue al gimnasio a suspender las clases,
aunque sea,
de las primeras horas de la mañana-.
Me quedo quieta,
digo,
y me acuerdo
de cuando en séptimo grado
cantábamos el tema,
que acababa de salir al mercado como un gran hit,
y cuando llegaba la parte de borracho-y-loco,
justamente,
en reemplazo de la palabra loco
decíamos el nombre de alguien que estaba en el grupito,
sobre todo si era alguien que te gustaba.
Yo decía Gonzalo.
Y por un fragmento de segundo dejo de pensar en las clases de zumba, en la dueña del gimnasio, en todo lo que supondría el envío de una carta documento, en la posibilidad de alianza en protesta con los demás vecinos, en el administrador del edificio, en la dirección de control comercial de la municipalidad, en el defensor del pueblo, en la bola de metal y sus posibles consecuencias.
MELIZA ORTIZ. Nació en Jujuy en 1982. Poeta, narradora y dramaturga. Publicó los libros de poesía Poemas para sacármelos de encima (Perro Pila, Jujuy, 2006), Quinotos al whisky (Intravenosa, Jujuy, 2008), Poeta surfera y otros éxitos (Nudista, Córdoba, 2018), la plaqueta de poesía Cálculos auxiliares (Viento Norte, Salta, 2010), el libro de teatro Piletín y otras obras (Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura de Jujuy, 2015 – Premio Provincial de Dramaturgia 2013), y el libro álbum Si me ves feliz en coautoría con la artista plástica Virginia Montaldi (Allá Ellas / Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura de Salta, 2019). Forma parte de las antologías Poesía joven del noroeste argentino (Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 2008), Once. Salpicón jujeño de poesía (Intravenosa, Jujuy, 2011), Sumergible. 1° Festival de Poesía Contemporánea (EdiUnju, Jujuy, 2012), Marcia Larvaria. Antología marciana de poesía Vol. I (Larvas Marcianas, Santiago del Estero, 2015), Arcade. Antología de poesía y narrativa (Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura de Jujuy, 2017), Antología federal de poesía región noroeste (CFI - Consejo Federal de Inversiones, Buenos Aires, 2017), Banzai! (Banzai! Encuentro de escritores, Jujuy, 2019) y Casas remotas. Narradoras contemporáneas del NOA (Falta Envido Ediciones, Tucumán, 2021), entre otras. Poemas, cuentos, crónicas y artículos suyos aparecen en diversas publicaciones de la región y del país. Participó de festivales de poesía como el Festival Internacional de Poesía de Rosario (2009) y el Festival Poesía Ya! del Centro Cultural Kirchner (2022). Su poema “El misterio de la receta”, traducido al francés, integra el libro Atlas des traversées (Éditions Travesías, Le Relecq-Kerhuon, 2019). Como dramaturga, tomó talleres y seminarios con Ariel Dávila, Soledad González, Vivi Tellas, Cecilia Propato y Jorge Ricci, entre otros. Sus obras Duele y Complemento Agente fueron llevadas a escena en Jujuy en 2006 y 2009. Duele también se puso en escena en México por el grupo Colectivo Mezquite (2009). En 2016 fue seleccionada para participar en Montevideo del Laboratorio de Residencias Artísticas para Dramaturgos Emergentes (LABRA2016), coordinado por el director y dramaturgo mexicano David Gaitán y organizado por el INAE - Instituto Nacional de Artes Escénicas (Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay). Es actriz en obras de teatro independiente. Tiene escrita una novela inédita.