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¿Recuerdos del futuro o futuro de recuerdos?

Lunes, 30 de mayo de 2022 01:02

El gigantesco espejo latinoamericano parece estar mostrando imágenes del futuro. Esta vez, en Colombia, la aparición rutilante de un candidato de la izquierda al que las encuestas le asignaban más del 40% de las intenciones de voto, viene en cadena con otras experiencias electorales del continente. Uruguay, Chile, Perú, Costa Rica, Honduras, Bolivia, están marcando de qué forma explosivo, el hartazgo de la gente está respondiendo a la ineficacia de los oficialismos, sin importar qué color ideológico representan. Izquierdas suplantan a las derechas y viceversa, y marcan que los gobiernos de tendencia autocrática o los simplemente incapaces de resolver los problemas más elementales de la sociedad, van siendo relegados por la decisión popular. Es clave que los recambios son democráticos, y aspiran a no ser recordados por los traumatismos golpistas que en décadas anteriores caracterizaban a la región. Diríamos que son postales del futuro posible, que de confirmarse la tendencia, alcanzaría a los dos gigantes del cono sur: Brasil y Argentina. Allá, el estilo del derechista Jair Bolsonaro está perdiendo contra la arremetida del renacido Lula Da Silva. En Argentina, hasta los más optimistas militantes del oficialismo reconocen que las disputas internas tanto como la desfalleciente economía, han marchitado sus laureles de otras épocas y sus esperanzas de reverdecerlos en el 2023. En Colombia, el izquierdista y exguerrillero Gustavo Petro estaría arrasando con el oficialismo de derecha del Presidente Iván Duque y su candidato Federico Gutiérrez, y si algo faltaba para parecer al panorama argentino, un "outsider" viene cómodo en el tercer puesto, listo para negociar en el ballotage. ¿Espejo del FdT, JxC y los libertarios de Milei? Lo más grave de estos ejemplos es que hasta aquí, casi siempre los reemplazantes aparecen peor que los reemplazados. Y los "outsiders" son un salto al vacío, sin red.

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El gigantesco espejo latinoamericano parece estar mostrando imágenes del futuro. Esta vez, en Colombia, la aparición rutilante de un candidato de la izquierda al que las encuestas le asignaban más del 40% de las intenciones de voto, viene en cadena con otras experiencias electorales del continente. Uruguay, Chile, Perú, Costa Rica, Honduras, Bolivia, están marcando de qué forma explosivo, el hartazgo de la gente está respondiendo a la ineficacia de los oficialismos, sin importar qué color ideológico representan. Izquierdas suplantan a las derechas y viceversa, y marcan que los gobiernos de tendencia autocrática o los simplemente incapaces de resolver los problemas más elementales de la sociedad, van siendo relegados por la decisión popular. Es clave que los recambios son democráticos, y aspiran a no ser recordados por los traumatismos golpistas que en décadas anteriores caracterizaban a la región. Diríamos que son postales del futuro posible, que de confirmarse la tendencia, alcanzaría a los dos gigantes del cono sur: Brasil y Argentina. Allá, el estilo del derechista Jair Bolsonaro está perdiendo contra la arremetida del renacido Lula Da Silva. En Argentina, hasta los más optimistas militantes del oficialismo reconocen que las disputas internas tanto como la desfalleciente economía, han marchitado sus laureles de otras épocas y sus esperanzas de reverdecerlos en el 2023. En Colombia, el izquierdista y exguerrillero Gustavo Petro estaría arrasando con el oficialismo de derecha del Presidente Iván Duque y su candidato Federico Gutiérrez, y si algo faltaba para parecer al panorama argentino, un "outsider" viene cómodo en el tercer puesto, listo para negociar en el ballotage. ¿Espejo del FdT, JxC y los libertarios de Milei? Lo más grave de estos ejemplos es que hasta aquí, casi siempre los reemplazantes aparecen peor que los reemplazados. Y los "outsiders" son un salto al vacío, sin red.

En Argentina es tan tentador como improductivo, enmarañarse en el análisis y la discusión de los acontecimientos del día a día. Tanto el gobierno como la oposición, ofrecen temas para abordar la actualidad, con tal superabundancia que cuesta mucho tratar de mirar más allá del horizonte inmediato para descubrir un plan de gobierno coherente y serio, una estrategia en lo económico y una táctica política que los complemente con razonabilidad. Todo es choque, enfrentamiento, ataques, menoscabo del otro. Todo muestra una clase dirigente extraviada en la niebla de la inmediatez, de la que sólo emerge un puñado de referentes que aparecen sinceramente comprometidos en buscar mucho más que solamente ganar una elección.

Sin poder evitar el día, a día, encontramos al Presidente tratando de ejercer plena autoridad en el gobierno y hasta jugando a desafiar a los Estados Unidos promoviendo una suerte de "contracumbre" de las Américas, desde el amarillento espacio de la Celac que preside en estos momentos. Ha "empoderado" al ministro de Economía, y está logrando convertirlo en el "superministro" más débil de la historia. Todo un oximorón. Ambos van adelante sin plan económico, solamente con las pautas acordadas con el FMI. AAF se desgañita gritando que lo peor que le puede pasar a la coalición gobernante es estar desunida. Y de paso, redescubre al enemigo: "la derecha": Macri.

Y sus voceros se animan a reconocer el futuro: Gabriela Cerruti: "Si seguimos diciendo que todo va mal nos va a gobernar la derecha" profetizó, como si con sólo decir que todo está bien se asegurase el triunfo electoral. El ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, fue más claro: "Si el gobierno pierde en el 2023, algunos vamos a ir presos" lamentó, y envió una profecía para AAF: "… otros volveremos al barro, otros volverán a dar clases en universidades…". Mientras todos esperan que el kirchnerismo devuelva el golpe de la salida del cristinista Feletti de la Secretaría de Comercio que será reemplazado por un ignoto "guzmanista". Dicen los politólogos expertos, que CEFK, está diseñando un contraataque a la medida de su enojo. Otros más arriesgados aseguran que todo de todos, no es más que un "acting" que en el momento oportuno dará paso a un acuerdo general que fortalezca al FdT y lo ponga en carrera.

La coalición Juntos, sigue en sus turbios encontronazos. Macri juega fuerte buscando disciplinar a Larreta, Vidal, Bullrich y otros. El expresidente necesita la centralidad para su pelea futura y eso lo descoloca dentro de la coalición. Los radicales, más por instinto de conservación que por convicción, acordaron un telón de tregua interna. Las prendas de unidad fueron entregar a Gastón Manes la titularidad de la poderosa Convención, dejar la Ciudad de Buenos Aires como objetivo para el evolucionado Lousteau y reducir la disputa presidencial a Gerardo Morales y Facundo Manes, (vaticinio que Julio Cobos había lanzado días atrás como fórmula posible). Todavía queda pendiente la reacción seguramente díscola de Lilita Carrió.

El disruptivo, el "outsider" vernáculo, Javier Milei sigue recogiendo descontentos, heridos, desilusionados y esperanzados en "otra cosa". Y con sólo eso, más su prédica libertaria, está en la grilla que va rumbo al 2023, alimentándose de declaraciones estrafalarias que van desde "cerrar el Ministerio de la Mujer" hasta "permitir la libre portación de armas". Pero la desorientación es mayúscula y la bronca acumulada tan grande que el río está cada día más revuelto y el economista rebelde es hoy el único pescador que recoge en sus redes.

El parlamento nacional tiene sus cuitas. Están en danza la boleta única para las elecciones, una necesaria renovación de la fracasada y escandalosa ley de alquileres, una baja del impuesto a las ganancias para monotributistas y autónomos, la ley de blanqueo para pagar al FMI con plata fugada; la posibilidad de adelantar las elecciones y la reforma de la Corte Suprema de Justicia, entre otras menudencias. El tema es que lo que apruebe la Cámara de Diputados lo rechazará la Cámara de Senadores. Y viceversa. De nunca acabar.

En Jujuy, todo es tensión y espera. El GM mantiene en suspenso decisiones importantes y quizás ahora ilumine los rincones donde se incuban decisiones como la boleta única en Jujuy, la reforma de la Carta Magna, la cobertura de vacantes en el Superior Tribunal de Justicia y otros temas gruesos. El peronismo local, espera la movida del Gobernador para actuar según su leal saber y entender. Y mientras tanto, como en la Nación, todos hablan de la indispensable unidad para llegar al 2023, pero todavía ningún sector o ningún referente de peso real, definió el camino, las formas y las condiciones para encarar la recuperación de aquellos históricos más de 100 mil afiliados que cubrieron de victorias al Justicialismo. Tampoco reconocen errores que los llevaron a la involución y a las derrotas, lo que será el primer paso indispensable para aquello objetivo dorado. Porque unidad no es amontonamiento. "Autocrítica y sinceramiento, y después, todo será posible…", decía el sábado en un mentidero del centro un viejo militante que se resiste a llamarse retirado, "...sino todos seguirán con jarabe de pico, fotografiándose con los dedos en V, que sólo mueven a la nostalgia y nos vacían el futuro de aquellos recuerdos para recuperar".

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