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Cuando el espionaje utiliza a la Parapsicología, los hechos

Miércoles, 04 de mayo de 2022 01:04

Pronto habrá transcurrido medio siglo de este hecho. En efecto, fue durante el primer semestre de 1977 que sucedió un hecho que -ya en aquel entonces- resultó inadvertido para la mayoría de la gente. Todo comenzó cuando Robert Toth, entonces corresponsal de Los Ángeles Times en Moscú -más tarde columnista del mismo diario, pero radicado ya en Los Ángeles-, quedó detenido por agentes del servicio secreto soviético.

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Pronto habrá transcurrido medio siglo de este hecho. En efecto, fue durante el primer semestre de 1977 que sucedió un hecho que -ya en aquel entonces- resultó inadvertido para la mayoría de la gente. Todo comenzó cuando Robert Toth, entonces corresponsal de Los Ángeles Times en Moscú -más tarde columnista del mismo diario, pero radicado ya en Los Ángeles-, quedó detenido por agentes del servicio secreto soviético.

Tras tres días de interrogatorios fue liberado y deportado. ¿De qué se lo acusó? Pues, sencillamente, de "recibir Información confidencial sobre Parapsicología de un científico moscovita". Lo que indica, más allá de cualquier duda, que ya entonces el tema de los fenómenos extrasensoriales (clarividencia, telepatía, precognición) y lo psikinético (acción en el mundo exterior sin intervención de fuerza física conocida) era considerado cuestión militar y secreta.

Recordemos que, casi dos décadas antes de ocurrir esto, el científico Jaques Bergier (1912/1978) -coautor del célebre "El retorno de los brujos" y miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York- publicó un informe en la revista Planeta sobre un congreso de Parapsicología realizado en la Unión Soviética donde, entre otros trabajos de investigación, fue expuesto uno que indagaba sobre las maneras de confundir el pensamiento de personas situadas a gran distancia por medio de acciones telepáticas. Esas personas, cuya conducta, decisiones e ideas se buscaban afectar sin que advirtieran que estaban siendo objeto de tales ataques, podían ser altos funcionarios, militares o políticos de potencias consideradas enemigas.

Dos prestigiosas revistas estadounidenses se han ocupado -en su momento- de las aplicaciones de la Parapsicología en tareas de inteligencia, contrainteligencia, defensa nacional y asuntos militares. Son ellas Discover y Newsweek. La primera es una revista científica, mensual, tan acreditada que en 1986 obtuvo el premio de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias. En una edición de aquellos días, la publicación afirmó lo siguiente: "Tanto los EEUU como la URSS se preparan para llevar la guerra psicológica al terreno de la Parapsicología. Y ya se encuentran en planificación modulares de barreras fotónicas capaces de producir, por telepatía, enfermedades y muertes a miles de kilómetros de distancia".

Más adelante, agrega el artículo, se habría pensado en la construcción de una máquina cuyo nombre clave era Jerónimo que para hacer blanco sólo necesitaría una foto del objetivo. O sea, una aplicación práctica del fenómeno extrasensorial de clarividencia. Tanto Francia como Inglaterra, Alemania y Japón -además de las dos potencias ya mencionadas- han estado ocupándose del desarrollo de la fenomenología parapsicológica con fines prácticos. Las más importantes empresas japonesas de computación han anunciado públicamente que están trabajando en la construcción de ordenadores que puedan ser dirigidos telepáticamente. Este último es un dato que quien desee hallará en internet. China, por supuesto, también avanza en estas investigaciones con el agregado de que se trata de una cultura sumamente imbuida en eso que podríamos llamar "la ciencia de las intuiciones" como gustaba decir el médico psiquiatra chino, radicado en la Argentina, Carlos Wang.

Entre los ejemplos interesantes se destaca uno realizado por la Nasa antes de la tragedia del Challenger. Se trata del caso donde un paragnosta -persona dotada de la facultad de producir hechos parapsíquicos con regularidad- situado en la tierra, diagnostica por telepatía o clarividencia la enfermedad que -en ese momento- está padeciendo un astronauta que orbita a 500 Km de altitud. Con técnicas similares los soviéticos ubicaron, por clarividencia, yacimientos de uranio situados a más de 2.000 kilómetros.

Muy de vez en cuando, alguno de estos datos, siempre mantenidos como de máximo secreto, llega a conocimiento público. Aunque, por lo usual, cercenado. Es decir, no la noticia completa de lo que se está trabajando sino alguno que otro aspecto. De todas maneras, comentarios realizados entre personas habitualmente bien informadas señalan la existencia de equipos de espías entrenados de tal forma que sus dotes extrasensoriales, comunicación a distancia, visión de situaciones sin estar presente en el lugar, inducción de ideas perturbadoras en personas ajenas a la experiencia sin que lo sepan y psikinéticas -acción directa sobre objetos sin tocarlos- ya existen y van avanzando en sus capacidades de realización.

(*) Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social y parapsicólogo.