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29 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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El PJ jujeño atrapado en el “debate” nacional

Lunes, 09 de mayo de 2022 01:01

No podían haber elegido mejor los lugares para enviar los mensajes que enviaron: el Presidente en Ushuaia, y la vicepresidenta en El Chaco. Bien lejos, bien diferenciados, bien distantes.

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No podían haber elegido mejor los lugares para enviar los mensajes que enviaron: el Presidente en Ushuaia, y la vicepresidenta en El Chaco. Bien lejos, bien diferenciados, bien distantes.

Los jujeños interesados en saber qué iban a decir, y a decirse, miraban las noticias como quien mira un partido de tenis, girando la cabeza de sur a norte. Otros jujeños, que cada vez son más, desconectados del planeta político respondían a la clase dirigente de la misma forma en que se sienten tratados: con indiferencia absoluta, concentrados en sobrevivir entre la inflación, la inseguridad, la conmoción creciente y la incertidumbre acerca del futuro.

Alberto Ángel Fernández no pudo ser más insustancial y anodino, quizás afectado por el frío austral del fin del mundo: "Yo les pido que pensemos todo lo que hicimos en este tiempo, todo lo que logramos en la unidad. Por favor -suplicó- miremos el futuro, que nadie nos desuna. Trabajemos juntos, Eso es lo que nos falta".

Cristina Elisabet Fernández no pudo ser más despreciativa y agresiva, quizás enfervorizada ante un auditorio compuesto por fanáticos admiradores. "Yo siempre hablo de tres mandatos" (dejando fuera a AAF): "Hoy la pobreza está dentro de los trabajadores en relación de dependencia, antes estaba afuera de ese grupo". Y agregó: "Si soy un modelo exportador y no tengo dólares y hay pobreza, algunos, algo o alguien está fallando". Y deslizó una caricia con un algodón embebido en ácido sobre las heridas que acaba de infligir: "No hay pelea en el Ejecutivo, sino debate de ideas".

El mensaje de AAF no aportó nada. El mensaje de CEFK ratificó sus dotes de magnífica oradora, dueña de inflexiones de voz, gestualidad demoledora, punzantes acotaciones y estiletazos cuidadosamente estudiados que atraviesan la médula de sus enemigos. Todo fue una foto de la actualidad. Una radiografía del poder, cada vez más licuado en un país sin brújula.

La grieta tratada de esta manera es irreversible. La señora sinceró su proyecto unipersonal, admitió entre líneas (jamás explícitamente), haberse equivocado al elegir el presidente de la Nación, y tapó con diarios a su examigo.

El jefe de Estado, del cuarto gobierno kirchnerista, aunque sus creadores lo nieguen, se limita a aguantar sin tomar ninguna decisión que muestre vitalidad o reflejos frente a tanto destrato. Sólo se aferra a sus leales, Martín Guzmán, Matías Kulfas, Claudio Moroni y Santiago Cafiero, a la provocadora portavoz Gabriela Cerruti, y a un puñadito de funcionarios que si bien no lo defiende, al menos no lo ataca.

GUILLERMO JENEFES

Sólo ensayó, fiel a su estilo, y a través del jefe de Gabinete, Juan Manzur, un desafío al que nadie prestó atención: "Este es un buen gobierno, hay que defenderlo. Y al que no le gusta, que se vaya". Soplar en el viento. Y mandó a Guzmán a decirles a los empresarios "lo peor ya pasó". Sólo el selecto "círculo rojo" elogió al ministro, temeroso de que su salida genere el desembarco de algo peor para ellos en la cartera de Economía.

Como si todo anduviese sobre ruedas, hoy Alberto se va a Europa hasta el jueves y lo llevaría a Guzmán. Visitará a Pedro Sánchez en España, a Olaf Schol en Alemania y quizá Emanuel Macron le haga un lugar en su agenda para que visiten Francia otra vez. ¿Encontrará inversores interesados en Argentina?

Una pregunta que queda a los jujeños es, una vez establecido el quiebre –o el "debate"- en el Frente de Todos: ¿Cómo se traslada eso a Jujuy?

Nuestra provincia es un reflejo de lo que pasa entre Olivos y el Instituto Patria. El justicialismo local, otrora monolíticamente unido, hoy muestra facetas aparentemente irreconciliables, a pesar de estar peleando desde el llano o quizás precisamente por eso.

En la Legislatura, el bloque oficial del justicialismo, llamado Frente de Todos Partido Justicialista (como para dejar claro que acaparan toda la orgánica), es presidido por el titular del partido, Rubén Armando Rivarola, y lo integran catorce legisladores, con dos o tres "díscolos" entre ellos. Otro "mini" bloque denominado Juntos por Jujuy, que adscribe al FdT, es presidido por el diputado Juan Cardozo y cuenta con tres diputados. Un tercer grupo con cuatro integrantes presididos por Claudio Cazón, es el de Primero Jujuy, que responden al vicegobernador Carlos Haquim.

Son de origen peronista, aparentemente "sin retorno" porque en el 2015 se aliaron con Gerardo Morales en Cambia Jujuy, bajo el paraguas del renovadorismo de Sergio Massa. Hoy abjuran de aquella cobertura, especialmente por la identificación que el presidente de la Cámara de Diputados evidencia con el cristinismo. Los legisladores nacionales siguen el mismo camino: El único senador, Guillermo Snopek, guiado por aspiraciones personales (hoy tras varias amenazas de abandonar al bloque del FdT y armar un monobloque snopista, parece definitivamenre rendido al cristinismo puro y duro).

El diputado Julio Ferreyra oscila como líbero, apoyando "todo lo que sea bueno para Jujuy"; la diputada sampedreña María Carolina Moisés es decididamente cristinista en tanto que Leila Susana Chaher adscribe netamente a La Cámpora. Las dos últimas se repartieron designaciones de cargos nacionales en Jujuy, apadrinadas desde Buenos Aires, ignorando a las autoridades locales. Esta es una muestra de la atomización del PJ que los dos principales referentes del justicialismo, Rubén Rivarola y Guillermo Raúl Jenefes, presidente y vice del partido, intentan reducir.

Ambos convocan a la unidad, recorren la provincia, tratan de encontrar caminos de concordia y hasta se manifiestan dispuestos a tragar algunos sapos, para lo cual flexibilizan los límites a que los ataques recibidos los obligaron. Es una siembra titánica que hasta hoy no logró brotes verdes. Y por fuera del partido y de la Legislatura, también existen "bolsones" de rebeldes y resentidos que en los últimos años han sobrevivido alimentándose de críticas lascerantes, pero sin encontrar respaldo a sus aventuras electorales. Al PJ, la elección del 2023 se le viene encima aceleradamente y si subsiste la dispersión, a pesar de los entusiasmos y los esfuerzos, la cancha se les inclinará en contra, una vez más.

A Cambia Jujuy también se le estrecha el camino, el GM siente la presión de un inminente llamado a reformar la Constitución provincial y el Código Electoral, a resolver qué urgente salida encontrará al terremoto creado en el Poder Judicial, a ir organizando la sucesión local (más allá de la zarandeada posibilidad de un tercer mandato) y a considerar una obligada licencia en la gobernación para atender las exigencias de jugar en las grandes ligas, donde eligió un estilo confrontativo y agresivo, con el que puede recibir grandes premios o grandes sopapos, de aquí, al 2023. O mucho antes. Todos en la clase dirigente, caminan por distintas diagonales en medio de la tormenta. Jujuy espera más claridad.