Punto a punto, fila a fila, cuadradito a cuadradito. Las agujas entre las manos se mueven y el tejido avanza. "Es disfrutar el proceso pensando en un producto final pero también cómo uno puede ir avanzando aunque sea lentamente; esto de iniciar y terminar algo", destacó Ildiko Nassr sobre el encanto que tiene esta labor que invita a compartir y charlar en un ambiente distendido. Y más cuando el último eslabón es solidario.
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Punto a punto, fila a fila, cuadradito a cuadradito. Las agujas entre las manos se mueven y el tejido avanza. "Es disfrutar el proceso pensando en un producto final pero también cómo uno puede ir avanzando aunque sea lentamente; esto de iniciar y terminar algo", destacó Ildiko Nassr sobre el encanto que tiene esta labor que invita a compartir y charlar en un ambiente distendido. Y más cuando el último eslabón es solidario.
La escritora y docente hoy, desde las 16, coordinará una tarde de encuentro para adherir al Día Mundial del Tejido en Público. Hacerlo en plazas, parques o paseos le añade el plus de "que todos somos iguales". La cita es en el anfiteatro "Las Lavanderas" del parque Xibi Xibi (Yrigoyen y Junín) y en caso de que las condiciones del tiempo no sean las mejores se trasladará al Centro Cultural "Héctor Tizón".
En la provincia, el origen de esta experiencia se remonta al 2019, en tiempos prepandemia, cuando en un desayuno creativo que realizó Ildiko con un artista plástico que retrata a personas en situación de calle surgió el crudo testimonio de que "lo que más les dolía, más allá de toda la marginalidad, es que nadie los ve".
Pensando en cómo ayudar, el momento coincidió con el Día Mundial del Tejido en Público, "que algunos dicen es el 10 de junio y otros el 12", cuando en las grandes capitales del mundo se hacen jornadas para visibilizar la actividad. "Nosotros vamos un poquito más allá y decimos que no es sólo para visibilizar el tejido que está buenísimo pero si alguien quiere sumarse y hacer los cuadraditos de 20 por 20 centímetros, después armamos mantas para entregar en mano a personas en situación de vulnerabilidad".
No es una clase, sino demostrar también que el tejido "no es de abuelita", como postulan los grupos de hombres tejedores; el primigenio de Londres y otros grandes de Santiago de Chile y Buenos Aires que arrancaron con la idea.
Hoy la consigna es acercarse con elementos para tejer a dos agujas, crochet o tunecino y pasar un rato agradable. También se aceptarán ovillos o agujas en desuso que se quieran donar.