Como la mayoría de las historias de jujeños en el extranjero, el móvil que empuja a salir del país es la inestabilidad económica. Santiago Fermi es profesor de Educación Física recibido en Córdoba. En Jujuy mantenía dos trabajos que, desafortunadamente, no eran suficientes para prosperar. Y fue así que ante la primera oportunidad que le surgió para crecer, no lo dudó.
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Como la mayoría de las historias de jujeños en el extranjero, el móvil que empuja a salir del país es la inestabilidad económica. Santiago Fermi es profesor de Educación Física recibido en Córdoba. En Jujuy mantenía dos trabajos que, desafortunadamente, no eran suficientes para prosperar. Y fue así que ante la primera oportunidad que le surgió para crecer, no lo dudó.
En 2018 dio el gran paso entusiasmado por el incentivo de sus primos. Se mudó a Australia con una working holiday (visa de trabajo y vacaciones) y un inglés más flojo que básico, pero eso no resultó un obstáculo.
El primer destino fue Australia donde estuvo los primeros tres años y desde donde aprovechó para conocer distintas ciudades de Asia. Luego, vivió seis meses en Italia, donde tramitó su pasaporte, y ahora está en la ciudad de Blitterswijck, Holanda, país de origen de su novia Nicky.
"Me fui a Australia con dos mil dólares prestados que después de trabajar un mes los pude devolver. Y a las dos semanas ya tuve mi auto. Es que aquí se puede ahorrar 500 dólares en una semana, lo que para nosotros es increíble", contó el jujeño quien sin embargo admitió que extraña mucho la provincia.
Pese a que le resultó bastante difícil no tener el idioma, recién llegado hizo trabajos de jardinería, en el área de la construcción, instalación de paneles solares, etc. Con el tiempo ingresó a una maderera para atención al público y ahora trabaja en una empresa en Holanda.
"Nunca antes había trabajado en el campo y me gustó porque aprendí muchísimo. Conocer a personas de todas partes del mundo de las que aprendí distintas culturas me ayudó a abrir la cabeza. Siento que me ayudaron a crecer individualmente", contó.
Por eso, desde su experiencia el jujeño busca "alentar a las personas a que se animen a salir a tener experiencias nuevas. En este momento tengo la suerte de conocer y tener amigos de todas partes, lo que me recuerda a una frase que dice que cuando uno sale de su ciudad se da cuenta lo chiquito que es en el mundo y eso te hace humilde".
Se gana y se pierde
Aunque allá la vida sea más próspera y rica en experiencias y aprendizajes, el jujeño siente que todavía no encaje del todo. Es que por lo menos en Holanda la gente es bastante más fría y reservada, todo lo contrario a la calidez de los jujeños y a la espontaneidad de los argentinos.
"Al principio estaba muy enfocado en aprender y aprovechar todas las oportunidades que me daba Australia, era todo nuevo y no extrañaba mucho, pero después pasó el tiempo y me di cuenta que me perdí cumpleaños, casamientos, el nacimiento de mi sobrino que todavía no conozco, y es por ese lado que dudo. Pero del otro lado también está la tranquilidad económica y la seguridad. Es como una balanza difícil de equilibrar", admitió.
Con el desarraigo presente en su sentir, el jujeño busca la manera de mantenerse cercano a su provincia y a lo que más extraña de ella, que son su familia y sus amigos. No deja pasar oportunidad para preparar asados a los que entre risas califica como "falsos" por no poder hacerlos en parrillas con carbón, dado que allá son todas eléctricas.
Las humitas y los tamales son algo que extraña demasiado porque son comidas que allá no puede hacer. "Intenté cocinar locro con los ingredientes más parecidos que tenía pero también resultó un falso locro", contó, al tiempo que destacó que si puede hacer buenas empanadas de carne.
En su paso por distintas ciudades logró hacerse amigos latinoamericanos, con los que en un principio se sintió como en casa y con los que en su primer año de estadía en Australia hizo el ritual de la Pachamama en la playa.
Contó también que ahora que está lejos valora aún más la belleza del paisaje jujeño y muestra a sus amigos, a través de videos, el encanto del norte y "el cerro más lindo que es el Hornocal", postales que maravillan y que los holandeses "no pueden creer".
En julio vendrá a la Argentina para visitar a la familia y a los amigos, y como "el diablo ya quiere salir" el jujeño cree que se quedará hasta carnaval.