No podía ser de otra manera. Ayer la luminosa mañana de Jujuy se preparó desde temprano para el ritual de la despedida. La Pachamama dispuso de un hueco ceremonial para recibirlo, y el sol, tan esquivo en los últimos días, apareció radiante detrás de las serranías del Zapla para asistir al homenaje. Llevado a pulso por familiares y amigos el féretro que contenía los restos de Dagoberto Luis Chañi, seguido por un cortejo numeroso fue llevado hasta la última morada. Allí, acompañando el dolor de la familia, la energía de decenas de músicos, artistas, poetas, compositores, muchos amigos y admiradores (a los que quizás ni conocía), fueron cambiando la angustia lógica del adiós por una sensación de alegría, de emociones liberadas y de una enorme gratitud por una vida vivida con tanta sencillez, con enorme nobleza y con la generosidad de los grandes.
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No podía ser de otra manera. Ayer la luminosa mañana de Jujuy se preparó desde temprano para el ritual de la despedida. La Pachamama dispuso de un hueco ceremonial para recibirlo, y el sol, tan esquivo en los últimos días, apareció radiante detrás de las serranías del Zapla para asistir al homenaje. Llevado a pulso por familiares y amigos el féretro que contenía los restos de Dagoberto Luis Chañi, seguido por un cortejo numeroso fue llevado hasta la última morada. Allí, acompañando el dolor de la familia, la energía de decenas de músicos, artistas, poetas, compositores, muchos amigos y admiradores (a los que quizás ni conocía), fueron cambiando la angustia lógica del adiós por una sensación de alegría, de emociones liberadas y de una enorme gratitud por una vida vivida con tanta sencillez, con enorme nobleza y con la generosidad de los grandes.
Las lágrimas y los gestos de pena se fueron retirando como cuando comenzaron a sonar polcas, zambas, chacareras, tangos y valses. Muchos de los temas, de autoría del genial maestro, otros del tradicional repertorio jujeño que fueran clásicas interpretaciones de los inolvidables Hermanos Chañi. En el cementerio, actuaron algunos músicos consagrados, otros jóvenes alumnos de la mundialmente famosa peluquería/academia, crisol donde se formaron generaciones de intérpretes, cantores y compositores, bajo la guía tutelar de esos hombres nobles, que honraron al folklore de Jujuy durante toda la vida, y que dejan un modelo y un ejemplo que ahora le corresponderá honrar y mantener a la posteridad.
Hasta cerca del mediodía se extendió el homenaje. Cuando el cuerpo del ilustre jujeño muerto bajaba hacia los brazos de su tierra amada, un bellísimo tucán cruzó volando el espacio y se detuvo en la copa de uno de los árboles más altos, luciendo sus alas extendidas y su bellísimo pico anaranjado. "Es Luisito -dijo un amigo- haciendo una escala para saludar. De allí seguirá viaje hacia el sol". No fue, en realidad, una despedida. Fue la bienvenida a la eternidad luminosa de un hombre tan humilde como maravilloso, emblema de la más pura jujeñidad. No podía ser de otra manera.