El próximo 2 de julio Pedro Ortiz de Zárate será beatificado en Orán por la Iglesia católica y se convertirá en el primer beato jujeño. Su reconocimiento llegará debido a su martirio y muerte en manos de los aborígenes a quienes intentaba evangelizar.
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El próximo 2 de julio Pedro Ortiz de Zárate será beatificado en Orán por la Iglesia católica y se convertirá en el primer beato jujeño. Su reconocimiento llegará debido a su martirio y muerte en manos de los aborígenes a quienes intentaba evangelizar.
"Ser beato es un escalón antes de ser proclamado santo" señaló al respecto el presbítero Manuel Alfaro, párroco de la iglesia Catedral, aclarando que "por eso viene la beatificación y después la canonización para ser proclamado santo".
El sacerdote detalló al respecto que cuando una persona muere en el martirio, como es el caso de Pedro Ortiz de Zárate, no se necesita un milagro para canonizarlo o beatificarlo. "Él y todos los demás murieron por odio a la fe, los mataron cuando evangelizaban".
En el marco de su próxima beatificación, Alfaro recuerda algunos detalles de la vida de Ortiz de Zárate: "En el plano de lo personal fue esposo y padre de familia. Él se casó y tuvo dos hijos, pero nueve años después de su matrimonio su esposa, doña Petronila de Ibarra y Argañarás, falleció a causa del derrumbe de una parte de su casa".
Tras su viudez, el jujeño, que había sido educado por padres jesuitas, se mudó a la provincia de Córdoba para estudiar y se ordenó sacerdote. Luego regresó a Jujuy y fue párroco de Humahuaca durante dos años. Después retornó a San Salvador de Jujuy, donde estuvo 22 años en la iglesia Catedral, que en esa época era llamada iglesia Matriz.
"Es entonces que comienza a ir a todos lados llevando la palabra de Dios y se dirige al camino que conocemos como Abra del Zenta, donde hoy es la diócesis de Orán. Allí es que muere mártir", relató el padre Alfaro.
Según contó, el obispo Miguel Medina, que estuvo a cargo de la diócesis entre 1965 y 1983, entregó un hueso con un acta a las hermanas del Buen Pastor donde especificaba que pertenecía a Pedro Ortiz de Zárate. El resto del hombre pasó luego al seminario de Jujuy y ahora se encuentra en el Obispado.
"La Santa Sede -el Vaticano- luego dirá si se expone o no como reliquia perteneciente al nuevo beato", concluyó el sacerdote.