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Cuando el tiempo se hizo historia en el barrio Luján

Los testimonios de diferentes vecinos hacen rica la vida de ayer y de hoy en la tradicional comunidad.
Sabado, 23 de julio de 2022 01:01

Uno de los barrios jujeños con mucha historia es Luján. Esta comunidad -que fue creada en 1958- reúne, entre sus pintorescas calles, la vida de personas cuyos testimonios orales son protagonistas al ser considerados patrimonios intangibles y todo un legado para la posteridad. El sector barrial se encuentra ubicado entre la calle Caseros, avenida El Éxodo, Pueyrredón y avenida La Bandera y su nombre surgió gracias al aporte de los vecinos que, reunidos en casa de la familia Hurtado, lo decidieron así.

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Uno de los barrios jujeños con mucha historia es Luján. Esta comunidad -que fue creada en 1958- reúne, entre sus pintorescas calles, la vida de personas cuyos testimonios orales son protagonistas al ser considerados patrimonios intangibles y todo un legado para la posteridad. El sector barrial se encuentra ubicado entre la calle Caseros, avenida El Éxodo, Pueyrredón y avenida La Bandera y su nombre surgió gracias al aporte de los vecinos que, reunidos en casa de la familia Hurtado, lo decidieron así.

"Hay que rescatar testimonios orales y escritos de protagonistas vecinales y que no es acabada, simplemente es un inicio de toda su gran historia. Seguramente quedan pendientes muchas anécdotas y recuerdos de los primeros tiempos de nuestra villa", expresó David Mareño, docente y vecino quien reconoce la historia viva a través de las personas que viven allí. "Los protagonistas son patrimonios vivos, que lograron construir los patrimonios materiales barriales, a los que debemos darles el valor y el reconocimiento", explicó el profesor quien resaltó que sería ideal el rescate de los patrimonios comunitarios y familiares, lo que lograría que las nuevas generaciones se identifiquen más con el barrio. "Sería importante que el municipio capitalino pueda rescatar las ricas historias orales, en donde el vecino se sienta partícipe por su aporte y orgulloso de su barrio", aseguró con la idea de concretar un folleto para que residentes y visitantes conozcan y reconozcan la esencia de mismo para remontarse a la nostalgia pero también a la alegría de tener un sentido de pertenencia del mismo. "Casi en todas las esquinas existían caños de agua, como el de Caseros y Pueyrredón, Aguilar y avenida El Éxodo, Tumusla y Humahuaca, Caseros y Aguilar", dijo con remembranza Mareño.

Por su parte, Matías Torres Arrueta, referente del centro vecinal, dejó ver a través de recuerdos nítidos cómo la causa de su devoción por el barrio nació con él. "Recuerdo en mi infancia a Luján como un barrio muy tranquilo, con poco flujo vehicular donde los chicos podíamos jugar en la calle hasta altas horas de la noche", contó desde el recuerdo que su niñez entre olimpíadas y vivencias al aire libre. "Íbamos a jugar a otros barrios rodeados de niños, con la compañía de vecinos que nos hacían divertir en la canchita. Por eso ahora apuntamos a recuperar ese espacio, que los chicos vuelvan al deporte. Tenemos la escuela de vóley y futsal", contó con entusiasmo a fin de que los pequeños comiencen a tener ese sentido de amor y pertenencia por la comunidad barrial.

"Desde que estoy en la comisión directiva apuntamos a que el barrio esté mejor. Con aciertos y desaciertos, pero siempre apostando a recuperar la propuesta que iniciamos hace un año con venta de comida, como si fuera una pequeña peña al aire libre e incorporamos el patio criollo que antes la hacíamos al mediodía con presencia de grupos musicales", explicó el directivo quien sostiene muy firmemente que un barrio debe construirse desde lo humano, la identidad y la empatía por el otro. Por ello, una de las iniciativas del centro vecinal es hacer de los karaokes espacios de entretenimiento para descubrir talentos. "Creo que apuntamos a eso, a conocernos enfocados a lo social y desde lo histórico, porque tenemos pensado reivindicar a las personas que hicieron algo por el barrio y que por ahí ya no están, pero que dejaron su legado y merecen el reconocimiento", contó sobre la importancia de permanecer en el tiempo gracias a la memoria colectiva. "Todos aspiramos a dejar una huella y muchos lo hicieron porque vivió en Luján y destinó parte de su tiempo a ayudar a los demás. Hoy en día es muy difícil encontrar esa gente que tenga la voluntad, porque estamos viviendo en un mundo que nos hace más individualistas o más consumistas", comentó.

Es por ello que las personas de los barrios escriben la historia. Y, desde la comisión directiva, el propósito está en vislumbrar un porvenir brillante para los pequeños, sembrando las mejores intenciones en ellos. "El día de mañana los chicos van a ser los que elijan y dirijan , para que el barrio siga por la buena senda y no pierda esa identidad que tanto la caracteriza como vecindad. Nuestro barrio es un barrio con muchas instituciones, con mucha iniciativa, el club y la iglesia que nos abraza", aseguró el referente de la tradicional comuna.

Instituciones que son patrimonios del barrio

El barrio Luján se caracteriza por tener diferentes instituciones que, en la actualidad, son consideradas patrimonios por los vecinos del lugar que hoy pueden conocerse gracias al aporte otorgado por el docente David Mareño. La farmacia Luján es una institución creada el 10 de agosto de 1965. Es decir, cincuenta y tres años de atención y servicios en Jujuy. Funcionó primeramente en la esquina de Pueyrredón y avenida El Éxodo, después se instaló en dicha avenida entre calles Chañi y Aguilar. “Cuando instalamos la farmacia en ese año, no había casa en esta cuadra, recién estaban construyendo los monoblocks, pensamos en este barrio, queríamos hacer apostolado de nuestra profesión instalándonos aquí.

Mi esposo era bioquímicofarmacéutico y yo su colaboradora. Hemos ayudado a mucha gente, recuerdo que él atendía a cualquier hora a las personas que necesitaban atención médica, ante cualquier emergencia, nuestro auto era la ambulancia de la zona”, aseguró María Aparicio. Otra de las instituciones más importantes es la entidad “orgullosamente granate”, el Club Deportivo Luján. Fundado el día 19 de enero del año 1956. Entre los años 1959 a 1961, el entonces presidente Natalio Olmos inauguró la sede en calle Humahuaca 237.

FARMACIA LUJÁN | CINCUENTA Y TRES AÑOS OFRECIENDO SERVICIO A LA COMUNIDAD.

El día 21 de marzo del año 1961 se le asignó la personería solicitada, por decreto 7658-G-61. “Se debe destacar que esos años se contaba con entusiastas socios y que luego ocuparon cargos en las distintas comisiones directivas como René Parada, Francisco Borja, Raúl Borja, Ignacio Toscano, Tomás Fernández, Nemesio Manzaráz, David Mérida, Alberto Abarza y A. Amador, entre otros”, aseguró Mareño. En tanto, en el año 1972 se confirmó por mayoría la imposición del logotipo del Club Deportivo Luján con las siglas CD y la L junto a la antorcha de fuego sagrado. Mientras que el período de los años 1978/1981 se realizó la importante adquisición del tinglado del Club Deportivo Luján y la conclusión de la primera etapa del centro deportivo.

“Se creó la subcomisión de básquet para fomentar la práctica de ese deporte. Posteriormente, el 9 de julio del año 1972 se reunieron nuevamente los socios, a efectos de tratar la rectificación de la sigla del club y el proyecto de construcción de la sede social”, afirmó el docente que destacó el complejo Cedegra, que actualmente cuenta con canchas de fútbol, básquet, vóley y pileta de natación. “Se practican diferentes disciplinas deportivas y al mismo concurre una gran cantidad de niños y jóvenes de la capital”, destacó. Uno de los atractivos tradicionales del barrio es la comparsa de Luján, creada y dirigida por Rosario “Maza” Zeballos, en los años 70. Se trata de una agrupación tradicional que brillaba por su cantidad de integrantes y sus alegóricos sombreros de plumas de suris, accesorios con los que se ganaban los primeros premios en los corsos capitalinos que se realizaban en calle Senador Pérez, Necochea y Gorriti. “Yo era el primer cacique, ‘Chacho’ Robles era el segundo, los gorros eran grandes, los que iban adelante eran de 2,50 metros de altura y los de atrás de 1,00 o 1,50 metros. Todos coloridos con plumas teñidas, sostenido por una estructura de hierro”, recordó con nostalgia Rosario “Maza” Zeballos.