Agosto que se viste de lapachos en flor, trae consigo también aromas de fe en el rostro hermoso de María con la Fiesta de la Asunción. Y en San Pedro, esta celebración mariana se expresa en una de las más caras advocaciones americanas como lo es la Virgen de Urkupiña que cuenta con su pintoresco santuario, en la gruta erigida en la intersección de la avenida Tarcos y calle Martín Fierro del barrio Güemes. Y en ese espacio donde se recrea la fe, mañana se vivirá la festividad patronal en honor a “la mamita del cerro”. Las celebración central dará comienzo a las 19, donde ante el regocijo de los devotos, la sagrada imagen luciendo sus mejores galas, saldrá de la casa de los recordados esclavos Ignacia Wierna y Gualberto Pinaya para dirigirse procesionalmente hasta el altar levantado en proximidades de la gruta. Tras el ritual, de recepción de la imagen, dará comienzo el oficio religioso presidido por el párroco de San Andrés Apóstol Marcelo Churquina.
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Agosto que se viste de lapachos en flor, trae consigo también aromas de fe en el rostro hermoso de María con la Fiesta de la Asunción. Y en San Pedro, esta celebración mariana se expresa en una de las más caras advocaciones americanas como lo es la Virgen de Urkupiña que cuenta con su pintoresco santuario, en la gruta erigida en la intersección de la avenida Tarcos y calle Martín Fierro del barrio Güemes. Y en ese espacio donde se recrea la fe, mañana se vivirá la festividad patronal en honor a “la mamita del cerro”. Las celebración central dará comienzo a las 19, donde ante el regocijo de los devotos, la sagrada imagen luciendo sus mejores galas, saldrá de la casa de los recordados esclavos Ignacia Wierna y Gualberto Pinaya para dirigirse procesionalmente hasta el altar levantado en proximidades de la gruta. Tras el ritual, de recepción de la imagen, dará comienzo el oficio religioso presidido por el párroco de San Andrés Apóstol Marcelo Churquina.
Finalizada la misa, los devotos junto a al hijo de los esclavos Alejandro Pinaya junto a su esposa Mariela y sus cuatro hijos tributarán homenaje a la Virgen con un abanico de presentaciones musical, un despliegue multicolor de fuegos artificial no sonoros, banda de música, mariachis que realizaran su ofrenda musical al igual que la ancestral danza de sayas y morenadas.
Siempre es oportuno destacar que todo es posible cuando manos y voluntades se unen para darle a la fiesta un brillo especial, hace falta un trabajo previo que demanda esfuerzo y dedicación. En ese sentido desde a entronización de la imagen y bajo la tutela pastoral de la parroquia San Andrés Apóstol, los devotos concretaron el rezo del novenario con el acompañamiento de las familias del sector, destinando cada día a intenciones que fueron puestas al amparo de la Madre. Bajo el lema “La Iglesia fruto del amor trinitario”, cada día se contó con la presencia de las distintas comunidades de la parroquia y la visita de sacerdotes que dejaron su impronta a su paso por San Andrés.
El hijo de los esclavos, Alejandro junto a su esposa Mariela, tuvo la responsabilidad de refaccionar la gruta, restaurar la imagen que fue llevada a otra provincia y ofrendar el vestido que lucirá la noche de su festividad. En tanto que los devotos solicitaron la colaboración del municipio que se abocó a la reposición de un banco, a la poda de algunas especies y colocación de plantines, entre otros.
La impronta de los pioneros
En grato traer al presente la presencia de los pioneros, particularmente, aquellos fallecidos. Recordar el denodado trabajo, el amor y la fe de Ignacia Wierna quien en vida, hizo esta ofrenda de amor a la Madre del cielo, a Gualberto Pinaya, a Darío Sánchez y Carmencita Talarico, entre otros devotos. Gracias a ellos y a los que aún hoy, siguen presentes, aquel sitio lúgubre, fue transformado en una gruta y plazoleta que, desde el 2006, comenzó a ser un sitio de encuentro para las familias, para la recreación de los niños y para que los fieles devotos de la Virgen de Urkupiña comenzaran a congregarse para poner bajo su amparo, las súplicas de un pueblo que sigue sembrando la fe y el amor a la Virgen. Los devotos que heredaron de la recordada Ina, esta ferviente devoción y gratitud a María, renuevan cada año el compromiso de preservar este santuario dedicado a la Madre con diversos trabajos de pintura, ornamentación, iluminación y cuidado para que la gran fiesta a celebrarse cada 15 de agosto, tenga el brillo que merece. La bellísima imagen vestida con las galas propias de esta advocación, será honrada esta noche, con diferentes signos de la religiosidad popular, entre ellos, el cambio del vestido que cada año es ofrecido para estas fechas centrales.