La elección del jujeño Federico Bazán Rezza fue de toda la familia, que decidió vivir en Murcia, luego de unas vacaciones en España y debido a sus raíces. Sus padres se fueron en 2001 y él se quedó un año más para culminar el secundario en la Escuela de Minas. Hoy lleva más de la mitad de su vida totalmente adaptado y tiene su propia familia, esposa y dos hijos, a quienes transmite su cultura de origen y trajo hace seis años para que conozcan su provincia.
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La elección del jujeño Federico Bazán Rezza fue de toda la familia, que decidió vivir en Murcia, luego de unas vacaciones en España y debido a sus raíces. Sus padres se fueron en 2001 y él se quedó un año más para culminar el secundario en la Escuela de Minas. Hoy lleva más de la mitad de su vida totalmente adaptado y tiene su propia familia, esposa y dos hijos, a quienes transmite su cultura de origen y trajo hace seis años para que conozcan su provincia.
"Mi familia es de origen español y en 2001 mis padres se fueron y yo me quedé terminando el secundario en la Escuela de Minas. Y en el 2002, cuando terminé el secundario, me vine para aquí, a la región de Murcia", relató.
Es que debido a que sus abuelos eran españoles, tiene allí tíos y primos, quienes alentaron a sus padres para que se mudaran. Durante unas vacaciones en ese lugar advirtieron que había mejor calidad de vida y se decidieron.
Un año después se mudó Bazán Rezza, pero como su título era de una escuela técnica en España no sabían cómo encuadrarlo para convalidarlo, y el proceso tardó siete años. Por ello comenzó a trabajar y cuando finalmente salió el trámite pudo hacer cursos y se formó, lo que le permitió trabajar en varias empresas como responsable de ventas.
Luego de unos años se asoció con un grupo de amigos y formó una empresa para suministrar productos orgánicos, bioinsumos para el sector agrícola, con la que trabaja desde hace cinco años.
Al tratarse del mismo idioma, sólo se tuvo que adaptar al estilo de vida de los españoles. "Aquí la gente es muy agradable y muy abierta, pero no es lo mismo que en Jujuy, donde la gente es más familiar, los amigos son como hermanos; los asados de los fines de semana aquí no existen, hasta que armé un grupito de amigos, porque hay que adaptarse", explicó.
Vivir allí también le permitió viajar no sólo por Europa sino por Estados Unidos y Asia, que pudo recorrer no sólo por negocios. "Aquí uno trabajando vive muy bien, tiene asistencia médica, no hay tanta inseguridad y oportunidades laborales hay muchas más", relató, y es que lleva 19 años viviendo allí y pudo establecerse laboralmente y a nivel personal. Tiene esposa e hijos, Nieves y los pequeños Aarón y Elián.
En Jujuy no le quedaron familiares pero mantiene vínculo con sus amigos, con quienes se comunica cada semana. De hecho, el último viaje que hizo a su tierra fue hace seis años y visitó a sus amigos cuando trajo a su esposa española Nieves y por entonces a su primer hijo a recorrer varios puntos de Argentina, de los que no podía dejar de lado a Jujuy.
"Jujuy es mi casa, y poder pasear por la calle Belgrano, ir al Norte, o recorrer Yala o Palpalá donde vivía, es volver a mi infancia. Tengo muy bonitos recuerdos", afirmó. Sucede que en su niñez estudio en la Escuela Belgrano y luego en la Escuela de Minas, vivía en Palpalá y solía visitar la casa de sus abuelos en Yala.
Aunque está totalmente adaptado a España porque lleva casi dos décadas viviendo allí, Bazán Rezza decidió compartir su cultura a su familia. A diario les transmite a sus hijos Aarón y Elián muchas costumbres argentinas y la cultura jujeña, por lo que comparten mate, escuchan folklore y les cocina a veces empanadas de carne o de jamón y queso. El último mes se compró por Amazon un libro de cocina jujeña, por lo que se propone intentar replicar las humitas, tamales y locros característicos de Jujuy, y que hace mucho no come.
"Les ponemos música, escuchan Los Tekis, tomamos mate, les ponemos videos, fotos de la bandera argentina, el Himno Nacional también, o sea que ellos están conscientes de los orígenes de su padre y de ellos también", afirmó el jujeño.
En torno a la pandemia, Bazán Rezza recordó que afortunadamente la pasaron bien, porque pudo trabajar; al dedicarse al sector agrícola podía desplazarse, y pese a que el encierro fue extraño para sus hijos, el contar con una casa amplia les fue más llevadero. Con su suegra hicieron juegos y cultivaron en la terraza, en macetas, tomate, lechuga, enseñándoles sobre agricultura.