Jujuy volvió a realizar, luego de dos años de pandemia, la tradicional marcha evocativa del Éxodo Jujeño, la máxima gesta de un heroico pueblo que buscaba su libertad y que fue la estrategia que ordenó el General Manuel Belgrano, con el propósito de dejar tierra arrasada al ejército realista que avanzaba incontenible.
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Jujuy volvió a realizar, luego de dos años de pandemia, la tradicional marcha evocativa del Éxodo Jujeño, la máxima gesta de un heroico pueblo que buscaba su libertad y que fue la estrategia que ordenó el General Manuel Belgrano, con el propósito de dejar tierra arrasada al ejército realista que avanzaba incontenible.
Con profundo fervor patriótico la ciudadanía en su conjunto se dio cita en el badén del río Xibi Xibi para desde allí iniciar la marcha en dirección al puente Argañaraz donde se produjo la desconcentración luego de haber observado la quema simbólica de las casas de aquella época, que se ubicaron entre los puentes Bicentenario y Mariano Moreno.
"Jujuy le han puesto de nombre, ha de ser cosa de Dios, porque en el idioma del cielo así se llama el amor", rezan los sentidos versos del poeta jujeño Raúl Galán. En la concentración de ayer todo un pueblo se acercó a acompañar a quienes con sus trajes típicos, de épocas y tradicionales recorrieron esa senda enmarcada por más de 1.400 antorchas que le ponían una marco especial a la recreación de un hecho caro al sentimiento de todo el pueblo jujeño.
El parque lineal se vistió de marrón respondiendo al especial pedido de los organizadores que habían solicitado que se exhibiera con orgullo el poncho jujeño que se caracteriza por los colores del pelo de la vicuña, prenda que utilizaron los gauchos que participaron de más de 130 batallas y combates que se llevaron a cabo en el territorio provincial en busca de la tan ansiada libertad.
La tradicional marcha se inició con la presencia de la banda de música "Éxodo Jujeño" del Regimiento de Infantería 20, seguida por la banda de música del tradicional Regimiento de Caballería de Exploración de Montaña 5 "General Martín Miguel de Güemes", más conocida como "Los Infernales de Güemes", para posteriormente hacerlo el General Manuel Belgrano representado por Lautaro Menacho, y el Canónigo Juan Ignacio Gorriti, en la persona de Jorge Abán.
Carretas pertenecientes a la Asociación Gaucha "Éxodo Jujeño" acompañaron a quienes decidieron sumarse a la marcha y finalmente los gauchos entre los que se encontraban las delegaciones de Salta, Buenos Aires y de la provincia que cerraban la intensa columna.
Al finalizar las autoridades encabezadas por el gobernador Gerardo Morales, y el intendente Raúl Jorge presenciaron el cambio de guardia en la explanada de Casa de Gobierno.
Historia de la marcha
En el libro "Recuerdo de la primera marcha evocativa" de Mario César Iturbe, el autor señala que "en la tarde del 22 de agosto de 1957, en los terrenos ubicados sobre avenida España y acceso a Ciudad de Nieva, se quemaron simbólicamente los ranchos que representaban a la ciudad, de allí partió la caravana bajando por España, Alvear hasta Senador Pérez y luego por San Martín, frente a la Intendencia Municipal, en donde el intendente ofreció un brindis".
"Todo el transcurso de la marcha se realizó a oscuras, llevando como iluminación en las carretas faroles con velas; se siguió luego hasta Casa de Gobierno, donde depositaron una ofrenda floral en la Sala de la Bandera, prosiguieron luego la marcha hasta dar dos vueltas a la plaza, y desconcentrarse en el canchón de la Policía. Durante la Marcha las campanas de la Catedral repicaban a vuelo", afirma el relato.