Esta jornada se producirán los alegatos por el juicio oral y público que se le sigue a una mujer acusada de asesinar a su expareja, en complicidad de un hombre, hecho ocurrido en octubre del 2019 en una vivienda del barrio Tupac Amaru de Alto Comedero de la capital jujeña.
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Esta jornada se producirán los alegatos por el juicio oral y público que se le sigue a una mujer acusada de asesinar a su expareja, en complicidad de un hombre, hecho ocurrido en octubre del 2019 en una vivienda del barrio Tupac Amaru de Alto Comedero de la capital jujeña.
En la última audiencia decidió ampliar su declaración ante el Tribunal en lo Criminal Nº 2, Abigail Belén Orellana, expareja de la víctima Carlos Paita Montes y con el afán de desprenderse de la escena del crimen, terminó admitiendo que ingresó a la vivienda donde vivía el padre de sus hijos, con un hombre llamado Diego Flores, con el que se había visto unas dos veces anteriores.
La versión que dio la mujer a los jueces fue que días antes del crimen de su expareja, este la habría drogado y abusado de ella. Orellana quería grabar el momento que el hombre confesara el hecho para denunciarlo, pero como le tenía miedo, trajo a un amigo que hacía muy poco lo acababa de conocer, para que la defienda.
Abigail Orellana manifestó que junto a Carlos Paita Montes habían abierto un plazo fijo para sus hijos y era muy común que ella tenga la llave de acceso a la vivienda donde residía su expareja e incluso manifestó que en varias ocasiones salían a cenar con sus hijos y realizaban compras de común acuerdo.
"Les imploro que me crean, que yo no tuve nada que ver con la muerte de Carlos. Él me vio junto a Diego y se volvió loco, sacó un cuchillo y empezaron a forcejear, después yo me fui afuera a pedir ayuda, pero nadie se quería meter y cuando regreso el cuchillo lo tenía Diego, yo se lo quité y lo llevé a Carlos al patio", dijo Orellana.
Diego Flores también quiso declarar ante el Tribunal y dar su versión de los hechos. Contó que cuando salió de prisión, conoció a Orellana por intermedio de un amigo y ese día él se encontraba consumiendo bebidas alcohólicas junto a unos amigos en una cancha del barrio San Pedrito y que Orellana fue a buscarlo. "Me insinuó que quería estar conmigo y me invitó a su casa. Yo no sabía ni donde vivía, ni que tenía marido, solo fui a su casa y nos sorprendió el muchacho", dijo Diego Flores.
El imputado, además, dijo que en el forcejeo con la víctima, recibió al menos tres puñaladas, pero no fue al hospital, solo a un Centro de Salud y se curó solo. Dijo, además, que en el intento de defenderse, logró sacarle el puñal a Paita Montes y "tiró", pero no sabe si alcanzó a darle una puñalada, omitiendo que el hombre recibió 18 puñaladas en distintas partes del cuerpo.
En un determinado momento el fiscal de Cámara Diego Cussel analizó la posibilidad de solicitar un careo entre los imputados, pero como en sus versiones no se salieron de la escena, decidió no hacerlo.
18 puñaladas
Carlos “Tortilla” Paita Montes fue asesinado de 18 puñaladas y la escena del crimen se describe con una importante cantidad de sangre tanto en el comedor, en el pasillo y en el patio de la vivienda social Tupac Amaru de Alto Comedero. Según el relato de los vecinos, el hombre estando herido logró subirse a la terraza de chapa y pedía ayuda a gritos a los vecinos, manifestando que su expareja Belén Orellana y otro hombre querían matarlo. Estos dichos se contradicen con la versión que dio Orellana y todo apunta a que la mujer entró en conflicto con su expareja por una importante cantidad de dinero que ambos tenían en un plazo fijo y Paita Montes se habría negado a extraerlo y dividirlo en partes iguales.