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Igual que en Inglaterra y Estados Unidos: Prohíben en Rosario los cabezazos en el fútbol infantil

La AFA utilizará pelotas más livianas que las utilizadas por juveniles y adultos, y eso está relacionado con el cuidado físico de los chicos, argumentaron.

Jueves, 04 de agosto de 2022 19:20

La Asociación Rosarina de Fútbol dio el puntapié inicial de una medida que ya se emplea en varias partes del mundo y que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) estudia al detalle. En las competencias infantiles de Rosario el cabezazo será considerado una falta al reglamento que se penará con un tiro libre indirecto. Las niñas y niños menores de 12 años no tendrán permitido usar la cabeza para impactar la pelota a partir del próximo año en las competencias de esa ciudad santafesina.

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La Asociación Rosarina de Fútbol dio el puntapié inicial de una medida que ya se emplea en varias partes del mundo y que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) estudia al detalle. En las competencias infantiles de Rosario el cabezazo será considerado una falta al reglamento que se penará con un tiro libre indirecto. Las niñas y niños menores de 12 años no tendrán permitido usar la cabeza para impactar la pelota a partir del próximo año en las competencias de esa ciudad santafesina.

La modificación al reglamento -que contempla el uso de la cabeza-, responde a una consideración médica: evitar problemas neurológicos a futuro. Es que cabecear reiteradas veces la pelota genera micro traumatismos en el cráneo que pueden promover lesiones a nivel cerebral: Alzheimer, Parkinson, demencia senil y diversas alteraciones cognitivas tienen su origen en ese gesto técnico.

El cambio de paradigma lo dio Estados Unidos: allí los niños y las niñas que practican fútbol no pueden cabecear la pelota. A finales de 2015, la Federación de Fútbol de ese país (USSF, en inglés), lo prohibió en partidos jugados por menores de 10 años con el objetivo de evitar conmociones cerebrales. La medida fue el resultado de un juicio que inició un grupo de padres a partir de la cantidad de lesiones en los chicos, producto del choque de cabezas o del frentazo con el balón.

Algunos años después y con un análisis de 8.000 futbolistas nacidos entre 1900 y 1976, la Federación Inglesa de fútbol (FA, según sus siglas en inglés) concluyó que los jugadores tenían casi cuatro veces más posibilidades de padecer demencia en la vejez que la media de su población. Con esas variables, dispuso algo similar a la USSF y desde el próximo año, hasta los 12 años, el cabezazo también estará prohibido.

Allí, la señal de alarma fueron cinco campeones del Mundo de 1966 que sufrieron serios problemas neurológicos. Nobby Stiles falleció con demencia y Bobby Charlton vive con el mismo diagnóstico. La presunción es que las consecuencias del cabezazo en los futbolistas son similares a las de los golpes de puño de los boxeadores.

En la Argentina, José Luis Tata Brown falleció a los 62 años después de padecer una enfermedad neurodegenerativa con la que batalló 10 años. Edgardo Patón Bauza transita un cuadro avanzado del mismo mal. Hay más: Agustín Mario Cejas, Néstor Pipo Rossi o Rubén Hacha Brava Navarro engrosan la lista.

Por qué Rosario ya no cabecea

"Nosotros lo íbamos a implementar en 2020, pero la pandemia -obviamente- no lo permitió. Surgió primero de la observación de torneos en los que participamos en Estados Unidos y distintas regiones de Gran Bretaña, que en algunos niveles también lo había implementado. A partir de eso, empezamos a hablar con especialistas para conocer si era necesario", explicó a Clarín el presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF), Mario Giammaría.

La fecha ahora está puesta en 2023 y este jueves será anunciado como un hecho en una conferencia de prensa en la ciudad santafesina. Lo que resta es capacitar a los cuerpos técnicos y árbitros para sostener la enseñanza de una técnica que hasta entrada la adolescencia no se pondrá en práctica.

"Se podrá trabajar la técnica con peras (similares a las que se utilizan en boxeo) o pelotas muy livianas para lograr el frentazo, los perfiles y no cerrar los ojos en el intento", aclaró Giammaría sobre los alcances de la prohibición.

¿Qué sucederá en el partido si un chico cabecea? Si es ataque, será un tiro libre indirecto en favor del equipo que defiende. Si en cambio es un rechazo defensivo, lo mismo. Aunque si se da en el área, se trazará una línea perpendicular hasta fuera de ella para marcar el punto de la infracción.

Qué pasa al cabecear 

El cerebro está cubierto de líquido cefalorraquídeo, que amortigua en caso de un golpe y evita el choque contra el hueso. Además, los músculos del cuello son fundamentales para mantener a salvo la médula, alojada en la columna vertebral. 

En algunas ocasiones, los chicos usan la misma pelota que los adultos: casi medio kilo de peso, impulsado a velocidades que vuelven complejo el impacto. El brasileño Roberto Carlos sacaba remates a 121 kilómetros por hora. Al portugués Cristiano Ronaldo se lo calcularon en 118 y, en la niñez, el más fuerte puede alcanzar los 70.

No es la misma potencia la de un chico de 10 años que la que puede impregnarle un profesional, pero el choque es igual de peligroso. En Sevilla, fue suficiente para terminar con la vida de Eduardo Tirado, un arquerito de 12 años que murió tras parar un penal con el pecho.

Diferencia entre niños y adultos

El proyecto rosarino se apoyó en diversas investigaciones realizadas en todo el mundo y a partir de la fundamentación de la especialista en psiquiatría Alicia Lischinsky, dueña de un currículum frondoso que la tiene al frente del departamento de Salud Mental y Psiquiatría de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Favaloro.

Lo primero que aclaró la especialista es que la repetición de la acción de cabecear una pelota tiene consecuencias en niños, jóvenes y adultos, pero hace una diferencia fundamental, relacionada con la formación, con el aprendizaje del cerebro y las conexiones que se pueden perder a partir de esas microlesiones que se producen en edades temprana.

"Después de varios impactos no se va a ver nada en una resonancia o una tomografía, son lesiones microscópicas, por eso históricamente se le restó importancia. Pero afecta el desarrollo cognitivo, incluso la inteligencia. Los chicos tienen su cerebro en desarrollo y a partir de la reiteración de golpes, se pueden cortar esas conexiones en desarrollo", explicó Lischinsky a Clarín

La posición de la AFA

Una de las últimas modificaciones reglamentarias a nivel infantil -además de la tarjeta verde que premia el fair play- fue la adecuación paulatina de los espacios pequeños a las dimensiones del fútbol 11, tal cual recomienda FIFA y del modo en que trabaja UEFA.

Pero el principal cambio relacionado a la problemática del cabezazo tiene que ver con la pelota: para los torneos organizados por AFA es más liviana que las utilizadas por juveniles y adultos, y eso está relacionado con el cuidado físico de los chicos.

"Vimos lo que está pasando en Inglaterra, las decisiones que se han tomado. Nos reunimos con el cuerpo médico (de la AFA), pero todavía no tenemos un dictamen que confirme que (el cabezazo) sea perjudicial para la salud. Hemos reducido el peso y tamaño de la pelota, adaptándolo a los chicos: juegan con unas más livianas para adaptar el deporte año niño", le explicó a Clarín el presidente de la comisión de fútbol Infanto Juvenil de la AFA, Dante Majori. 

"De acá a lo que resta del año seguirán las evaluaciones y veremos si hay que tomar otra decisión", completó Majori, además titular del club Yupanqui. 

Las consecuencias inmediatas

Sólo en la última fecha y únicamente en partidos de la Liga Profesional se registraron dos casos de diversa complejidad. Pablo Pérez recibió un pelotazo en la cara y fue reemplazado por recomendación del cuerpo médico de Newell's. Más grave, en la cancha de Lanús, Ian Escobar, de Aldosivi, chocó la cabeza con la de Iván Cazal, perdió el conocimiento y terminó internado.

No son éstas las causas que motivaron la prohibición de cabezazos en partidos infantiles, pero grafican los riesgos de jugar con la cabeza y el riesgo que advirtió la doctora Lischinsky.

Lo que resta es un debate: ¿cómo imaginar un zaguero central que no anticipe de cabeza? ¿Y un delantero que salte más que su defensor para conectar al gol? Parte de la esencia del fútbol está en el cabezazo. Las consecuencias, claro, no se conocían. Hasta ahora.