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La Casa Dorada de don Moisés Navajas en Tarija

Domingo, 07 de agosto de 2022 01:04

Hasta antes del año 1930 el mejor, más grande, lujoso y atrayente edificio fue, sin lugar a dudas, la famosa Casa Dorada de Moisés Navajas, ubicada en el corazón de la ciudad de Tarija. Esta mansión y su dueño fueron tema recurrente de cuentos y leyendas que entretenían a tarijeños y visitantes.

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Hasta antes del año 1930 el mejor, más grande, lujoso y atrayente edificio fue, sin lugar a dudas, la famosa Casa Dorada de Moisés Navajas, ubicada en el corazón de la ciudad de Tarija. Esta mansión y su dueño fueron tema recurrente de cuentos y leyendas que entretenían a tarijeños y visitantes.

Hay versiones que cuentan que "fue el diablo en persona el arquitecto de la construcción, quien decidió cómo iba a ser cada espacio y que las estatuas eran las personas que habían hecho daño en el pasado a don Navajas".

Y sobre don Navajas se narraba que "en determinados días, y a altas horas de la noche, salía de esa enorme casa en un coche antiguo tirado por cuatro fastuosos corceles, con rumbo a una de sus quintas, situadas en la parte sur, donde tenía un hermoso jardín, donde se reunía con el diablo". Otros aseguraban haberlo visto cómo el diablo se transformaba en un elegante caballero cuando salía de la Casa". Los que llegaban a pasar por las veredas de la Casa Dorada de noche aseguraban escuchar espeluznantes carcajadas que hacían temblar las paredes y calles alrededor de la mansión".

Navajas fue un hombre que amasó gran riqueza, reflejada en su amplia casa, allí estableció por muchos años todo un emporio comercial; tenía desde botica, sedería, confecciones, géneros, abarrotes, cristalería hasta ferretería. Sus surtidas tiendas se situaban en todo el contorno de la casa. Y por esta razón los vecinos tejían las más asombrosas historias alrededor suyo.

Una de las versiones relata que Moisés Navajas "acuñó mucha riqueza jugando con lucifer a la taba y añade que el lugar, donde supuestamente éste jugaba con el diablo era el Castillo Azul".

Cuando falleció, por testamento toda su fortuna la heredaron sus hermanas, ni siquiera a su esposa le dejó algo. Hijos no tuvo. Y nuevamente aparecieron las historias y le atribuyeron al diablo la muerte de Moisés, afirmando que "por haber firmado contrato con el demonio, cuando éste dispusiera se lo llevaría y haría desaparecer toda su fortuna".