Las actividades litúrgicas en honor a San Cayetano continuaron durante la tarde en la ciudad de Palpalá. Desde las 16 hubo una procesión que recorrió las calles de la ciudad siderúrgica. La misma dio inicio en la iglesia San Cayetano, y avanzó por calle O'Higgins, avenida San Martín, puente Beato Spínola, avenida Libertad, calle Azul, colectora de avenida Libertad, calle Monteagudo, avenida Río de la Plata, avenida Del Congreso y Martijena hasta el monumento al santo.
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Las actividades litúrgicas en honor a San Cayetano continuaron durante la tarde en la ciudad de Palpalá. Desde las 16 hubo una procesión que recorrió las calles de la ciudad siderúrgica. La misma dio inicio en la iglesia San Cayetano, y avanzó por calle O'Higgins, avenida San Martín, puente Beato Spínola, avenida Libertad, calle Azul, colectora de avenida Libertad, calle Monteagudo, avenida Río de la Plata, avenida Del Congreso y Martijena hasta el monumento al santo.
Allí fue recibido por una guardia de honor quien llevó la imagen por las escalinatas del monumento hasta el sitio asignado para encabezar la misa oficiada por el obispo, Cesar Daniel Fernández.
En la oportunidad el padre, administrador de la iglesia San Cayetano, Sanjeev Bishoyi señaló "vamos a celebrar la fe y dando gracias pedimos providencia y confiamos en su bendición. A todos los que han hecho posible la celebración y que han participado de la fiesta de San Cayetano a quien han acudido a pedir pan y trabajo, les agradecemos por el servicio de todos estos años, por el amor y la entrega".
Por su parte, el obispo Cesar Fernández destacó la presencia de cada palpaleño en las honras al santo. "Celebraron su fe en Jesús y su palabra, todo un pueblo celebró a su santo patrono. La bendición del pan llegó a cada familia, los palpaleños como en todo el país se unieron en una oración por la paz, misericordia, el pan y el trabajo", dijo.
Una multitud vivió a pleno las actividades religiosas, al son de las bandas de sikuris y acompañada por los gauchos, custodios de la imagen sagrada.
La bendición del pan fue un momento de gran emoción para un pueblo católico que esperó en su lugar la distribución del pan realizado por manos palpaleñas, un ritual tradicional que se revive cada 7 de agosto.
Los actos litúrgicos, que tuvieron lugar al pie de un momento como los hay pocos en la provincia, culminaron con cánticos y alabanzas propios de un día festivo.