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23 de Abril,  Jujuy, Argentina
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“El consejo de un sacerdote ayuda a la salvación del alma de una persona”

El presbítero fue ordenado sacerdote el 12 de setiembre de 1987 por el tercer obispo diocesano de Jujuy, monseñor Raúl Arsenio Casado, en la iglesia Basílica Catedral que hoy lo tiene como su párroco. Con profunda emoción recuerda su primera misa concelebrada en la iglesia Catedral de la ciudad de Salta a un día de su ordenación, en el marco de los tradicionales festejos en honor al Señor y la Virgen del Milagro.
Martes, 13 de septiembre de 2022 01:04

¿Cómo fue su ordenación y a cargo de quien estuvo?

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¿Cómo fue su ordenación y a cargo de quien estuvo?

En un día como hoy hace 35 años se llevó a cabo la ordenación a cargo del tercer obispo de Jujuy, monseñor Raúl Arsenio Casado, quien tenia en sus manos conferir el segundo grado del orden y fui yo quien lo recibió y celebramos el dulce nombre de María y era un día que esperaba con muchas ansias.

Padre Manuel, ¿cómo fue que lo ordenaron cuando aún no tenía la edad que marca el Código de Derecho Canónico?

El obispo en aquel momento tuvo que pedir lo que se llama la "dispensa" al Vaticano, que le fue otorgada por el Papa Juan Pablo II, porque había una edad mínima que era los 25 años y yo por entonces solo tenía 23, por lo que hubo que pedir un permiso especial para que el obispo confiera el orden presbiteral.

¿A qué edad comenzó Padre Manuel sus estudios eclesiásticos?

En aquel momento entrábamos muy chicos al Seminario, que era como un semillero. Yo recuerdo que éramos 55 chicos y todos queríamos ser curas. Pero llegamos solamente cinco al último curso y solamente fui yo el que pasó al Seminario Mayor para los estudios eclesiásticos. Uno se va preparando, algunos de chico, a otros les llega a distintas edades, pero en aquel momento muy chiquitos entrábamos al Seminario Menor y desde ahí el que quería seguir estudiando lo hacía en el Seminario Mayor, aquí en Jujuy "Pedro Ortiz de Zárate" que se inició al lado de la Catedral y que luego se trasladó a donde está actualmente, que es Alto La Viña.

¿Cuáles son las transformaciones de la Iglesia a lo largo de estos 35 años?

Treinta y cinco años para algunos puede ser poco para otros mucho. Tuve la suerte de poder vivir distintas realidades desde diferentes comunidades parroquiales. La primera fue construir la comunidad de la Virgen del Valle de Santa Rita, que era como un anexo en aquel momento de San Pedro y San Pablo, donde pudimos construir la sede parroquial y cuando me trasladaron después de nueve años se pudo consagrar como parroquia.

PRESBÍTERO MANUEL ALFARO | FIEL CUSTODIO DE LA IGLESIA CATEDRAL.

También recuerdo las comunidades de El Carmen, San Antonio, la Parroquia del Espíritu Santo en Palpalá hasta que finalmente llegué a la Catedral, donde llevo nueve años en la Parroquia del Santísimo Salvador atendiendo pastoralmente. Todo eso implica que uno vaya creciendo espiritualmente, que vaya acompañando a la comunidad, uno también tiene que ir aprendiendo muchas cosas.

¿Cómo fue el trabajo realizado desde la Iglesia en la época de la pandemia?

Tuvimos que aprender a digitalizar la liturgia, donde nuestro obispo celebraba todo los domingos durante ese tiempo y nosotros lo acompañábamos en ese tiempo de dolor especialmente de los hermanos enfermos.

Quiero agregar que los cambios en la Iglesia se van produciendo a medida que la sociedad va avanzando. Uno se tiene que ir acomodando a las exigencias propias de la sociedad, la familia va cambiando aceleradamente y me parece que si uno va respondiendo a las exigencias propias de los niños, jóvenes, ancianos y matrimonios, uno tiene que ir como actualizándose, porque si uno se queda es como que va a dar una misma respuesta y siempre decimos en la Iglesia que un sacerdote da un consejo y de eso depende también la salvación del alma de cada persona.