La tragedia de perder un hijo impactó en la vida de la joven Andrea Flores y la devastó. Perdió a su pequeño hijo Ian, de cinco años, en un siniestro vial, y aunque el dolor no se disipó, pasó el duelo y pudo entender su realidad y aprender a vivir con ella. Volvió a estudiar y hoy recuerda a su hijo con acciones solidarias, porque ver la sonrisa en otros niños la reconforta.
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La tragedia de perder un hijo impactó en la vida de la joven Andrea Flores y la devastó. Perdió a su pequeño hijo Ian, de cinco años, en un siniestro vial, y aunque el dolor no se disipó, pasó el duelo y pudo entender su realidad y aprender a vivir con ella. Volvió a estudiar y hoy recuerda a su hijo con acciones solidarias, porque ver la sonrisa en otros niños la reconforta.
La joven volvía con su familia a su hogar y perdió a su hijo Ian Gramasqui, en un accidente vial en el barrio San Pedrito, momento en que lo atropelló un colectivo que venía sin luces, en una oscura noche que cambió su vida totalmente. Pasaron cinco años desde el incidente que se llevó la vida del pequeño que, por entonces, tenía cinco años, y desde entonces su madre pasó por duros momentos y su proceso de duelo duró muchos años.
En ese entonces trabajaba en un colegio y estudiaba enfermería, pero aunque intentó continuar le resultó complicado seguir y dejó. En un principio debió reunir fuerzas para seguir y pese a que tenía un pequeño de un año, fue su familia la que la ayudó con su crianza, porque estaba muy afectada psicológicamente, pero actualmente está a su lado plenamente.
"Fue un proceso muy duro, muy difícil, porque yo en ese momento tenía mi otro hijito que hacía unos días había cumplido un añito. Fue un proceso muy largo y gracias a Dios pude encontrar contención en otras familias y poder ayudar, y actualmente estoy estudiando la Licenciatura en Trabajo Social, eso me ayuda a procesar todo", aseguró Andrea Flores.
También tuvo acompañamiento psicológico al principio, y participó en un retiro espiritual que contribuyó a mejorar. No obstante, a la hora de describir cómo era su pequeño Ian se frena y prefiere no sumergirse en recuerdos, porque reconoce que aún le hace mal.
Con sus afectos como pilar, fue el grupo de padres de la organización "Estrellas Amarillas" el que también le ayudó a sobrellevar su pérdida al encontrar en el la empatía que le da pasar por el mismo tipo de dolor.
"Tuve la suerte de poder conocer el grupo de Estrellas Amarillas, que son padres del dolor. Primero comencé con ellos y con mi familia, en algún aniversario o cumpleaños de Ian hacemos eventos solidarios, me quedó mucho amor por los niños y esto me hace muy bien", explicó.
Recordó que lo último que organizaron fue en el mes de julio, en el que hicieron una actividad de corte de cabello solidario en el barrio Alberdi, repartieron golosinas e hicieron chocolatada. A la actividad que encabezaron su hermano y primos peluqueros, se le sumaron solidariamente otros de una academia en formación.
"Me nace esa necesidad de poder ayudar a otra mamá, otro papá, otra familia que ha perdido un ser querido en un siniestro vial", explicó Andrea. Se refirió así a una de las actividades que surgió como parte de su resiliencia y sus ganas de salir adelante, y aportar la contención que recibió de otros padres.
"Lo más difícil fue poder entender la realidad en la que yo estaba, y cómo la sociedad jujeña me juzgó por redes sociales; se decía en su momento que yo estaba ebria o que estaba con mi celular, hipótesis", relató sobre los peores momentos.
De hecho, precisó que hasta la fecha no conoce quiénes fueron los responsables del incidente vial, un chofer de colectivo y el mecánico, ya que cuando lo aprendieron estaba encapuchado y en la primera audiencia no se presentaron. Actualmente siguen en juicio con la empresa de transporte, y por su experiencia y la de otros padres asume que en Jujuy es casi imposible lograr justicia, por lo que a la hora de acompañar a otros padres enfatiza en la contención emocional.
La joven que actualmente tiene 29 años tuvo que aprender que es posible sobrellevar su dolor, aprender a vivir con él e integrarlo a la vida como una experiencia transformadora. Tuvo que reconstruir su vida que por entonces quedó en suspenso, aprendiendo a seguir adelante a pesar del dolor.
"Por más dolor que se pueda llegar a sentir, incluso uno ya no vuelve a ser la misma persona. Se puede, es un proceso que lleva mucho tiempo, pero se puede y yo siempre digo mi hermoso Ian, siempre está acompañándome en cada paso que doy", expresó Andrea Flores.
Reconoció que tuvo muchos años de duelo pero hoy está más tranquila, y con mucho ánimo de poder ayudar a otros padres que han pasado por esto.