El Día del Estudiante y preludio de la primavera tuvo ribetes de gran colorido, algarabía y felicidad en las escuelas que disfrutaron a pleno este tiempo maravilloso de la niñez. En la escuela N° 95 "Almirante Guillermo Brown", se vivieron instancias muy especiales, que sin dudas se replicaron en cada comunidad educativa de Jujuy.
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El Día del Estudiante y preludio de la primavera tuvo ribetes de gran colorido, algarabía y felicidad en las escuelas que disfrutaron a pleno este tiempo maravilloso de la niñez. En la escuela N° 95 "Almirante Guillermo Brown", se vivieron instancias muy especiales, que sin dudas se replicaron en cada comunidad educativa de Jujuy.
Las galerías y patios de estilo colonial del establecimiento se vieron engalanados por un estallido de colores que se conjugaron con los jardines ya plenos de verde y flores. Las familias acompañaron en todo momento las diferentes actividades programadas para agradecer por el advenimiento de la estación más linda del año y el regalo de vivir, sentirse, celebrar y recordar el ser estudiantes.
No se escatimaron recursos para crear un clima festivo en el que los niños celebraron el cierre de las actividades, con la megafiesta en la que cada grado y en ambos turnos, junto a las familias y docentes, hicieron gala en cada ornamentación, plena de colorido, estilos y gran creatividad. La música, movidas aeróbicas, coreografías, remeras identificatorias y mascotas convirtieron la jornada en una fiesta inolvidable y de pleno disfrute para todos.
El detalle distintivo del día de celebración fue el gran entusiasmo de los tutores que, en plena y generosa colaboración con los docentes, se organizaron con anticipación para que cada detalle pusiera brillo y colorido al feliz festejo. Cada grado presentó su mesa siguiendo las alegorías elegidas, incluyendo mantelería, globos, afiches, guirnaldas, diseños en tela, en fantástica composición con los colores representativos elegidos por los chicos, destacándose también la presentación de las minicarrozas, los regalos y el compartir del lunch preparado para la ocasión donde las dulzuras fueron protagonistas en cada mesa.
No cabe dudas de que la satisfacción de todos es ver en cada escuela, el despertar de la primavera de los afectos, las emociones y la sonrisa de los niños, bien supremo que cada sociedad debe preservar cada día, para sanar tantas heridas que dejó ese tiempo de pandemia que ya va quedando en el pasado. Cada primavera y esta, en particular, debe ser una invitación para renacer a los sueños, valores y desafíos, la gratitud por la vida y el compromiso de ser mejores personas.