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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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“La película brinda un mensaje de unión y de justicia que hoy puede resultar útil”

Se estrenó en salas de todo el país el filme “Argentina, 1985” protagonizado por Ricardo Darín y Peter Lanzani. El Tribuno de Jujuy pudo acceder a una charla con el director de la película, que tiene a Amazon Studios entre sus compañías productoras y en la oportunidad el cineasta se refirió a la propuesta que fue elegida como la representante argentina para competir por los Oscar. 
Viernes, 30 de septiembre de 2022 13:27
El director Santiago Mitre.

La propuesta cinematográfica “Argentina, 1985” del director Santiago Mitre y que recrea el histórico Juicio a las Juntas es sin duda el estreno nacional del año. La película respaldada por Amazon Studios (desde el 21 de octubre se podrá ver en la plataforma) ha tenido una magnífica acogida en festivales internacionales como Venecia y San Sebastián y el lunes pasado fue seleccionada por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina para que forme parte de la preselección para competir en los Premios Oscar 2023.

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La propuesta cinematográfica “Argentina, 1985” del director Santiago Mitre y que recrea el histórico Juicio a las Juntas es sin duda el estreno nacional del año. La película respaldada por Amazon Studios (desde el 21 de octubre se podrá ver en la plataforma) ha tenido una magnífica acogida en festivales internacionales como Venecia y San Sebastián y el lunes pasado fue seleccionada por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina para que forme parte de la preselección para competir en los Premios Oscar 2023.

El filme de relato clásico y llano sigue fundamentalmente al fiscal Julio César Strassera interpretado magníficamente por Ricardo Darín, responsable de encauzar el juicio a las juntas militares por las violaciones a los Derechos Humanos durante la última dictadura cívico-militar.

Con una cuidadísima reconstrucción de época, en cuanto a ambientación y vestuario, y con un tono que utiliza en una primera parte el humor para aligerar la dureza de la historia, la cinta tiene características épicas y describe la colosal tarea de Strassera y de su colaborador Luis Moreno Ocampo (encarnado con pericia por Peter Lanzani) para lograr convencer a una sociedad, aún escéptica, de los horrores perpetrados por los militares.

El Tribuno de Jujuy accedió a una charla con Santiago Mitre, el director del filme quien brindó detalles de la producción.

 

¿Por qué se inclinó por contar esta historia?  

El juicio a la Juntas, el juicio del 85, tiene tantos valores, cívicos, políticos, históricos humanos que ameritaban, ser una película. El contexto de Argentina 85, de un juicio a una dictadura militar no tiene precedentes en la historia mundial y haberlo hecho un año después de que terminó la dictadura, con los militares todavía, poderosos y con todos los mandos inferiores libres e interactuando con la sociedad, hacen que el hecho no solo sea admirable sino además de un coraje enorme.

¿Cree que la película puede funcionar de alguna manera como un espejo con la actualidad?

Si, uno ve que el filme puede establecer un diálogo con esta época, porque es un hecho tan ejemplar que a una Argentina tan dividida, tan polarizada como la actual le está diciendo algo en relación a cómo algunos hechos cívicos (como los que exhibe el filme) son de una conciencia  tal de lo que es justo, de lo que está bien, que pueden unir a la sociedad. Y en eso me parece que el juicio del 85, y tal vez la película viene a recordarlo, brinda un mensaje de unión y de justicia que es útil,  sobre todo en esta época en donde uno puede ver tantos jóvenes tan descreídos de la política y de las transformaciones que puede hacer la justicia.

Llama la atención la figura del hijo del personaje de Ricardo Darín, un chico muy joven de gran formación cívica que contrasta con los adolescentes de hoy ¿Cuál es su visión al respecto?

El personaje del hijo de Strassera para nosotros era muy importante y un poco esconde una de las claves que tenía la imagen que quería dejar la película porque cuando se habla de hacer justicia o de construir memoria nos preguntamos “para qué” o  “para quién” y eso está un poco englobado en ese vínculo, en esa relación y en ese personaje, el mensaje tiene que ver con qué país, que legado le estamos dejando a las nuevas generaciones  y qué es lo que queremos que suceda en el futuro. El valor de la memoria sirve para eso ¿no?. Ese personaje era muy importante en ese sentido. Y después sí, hay que decir que hay cositas de la ficción y del juego narrativo y planteamos el personaje como el de una especie de niño genio, es casi el aliado perfecto de su padre y con el que tiene una relación como de Sherlock y Watson. Es un juego pero no sé si se quiere interpelar directamente a las juventudes de hoy, pero es una interpretación que se puede hacer.  

¿Qué dificultades tuvieron que enfrentar para la reconstrucción de época?

Fue muy difícil. Por supuesto cuando uno empieza a escribir una película no piensa en el grado de dificultad que tienen algunas cosas. Elegimos hacer un filme  cuya acción transcurre en los ´80 y me parecía que es década  estaba acá nomás, pero no, pasó un montón de tiempo, así que la cantidad de diferencias que hay en la morfología de la ciudad, en la arquitectura, en todo lo urbanístico es enorme, así que tuvimos que trabajar un montón. El equipo arte y de escenografía estuvo encabezado por Micaela Saiegh e hizo un trabajo excelente,  heroico y muy minucioso, no descuidaron ningún detalle, como los colectivos de la época, en fin, era muy complejo conseguir todo y reambientar todas las escenas exteriores. Y lo mismo con la imagen, hicimos un trabajo de investigación muy profundo con Javier Juliá que es el director de fotografía,  en base a la textura que queríamos que tuviera la película, la respuesta de los colores que tenía que tener la imagen, que se basaba sobre todo en la respuesta del fílmico fotográfico de la época. Fue muy difícil y ahora es inevitable recurrir también a la postproducción, así que hay muchas escenas modificadas digitalmente, como autos, carteles agregados o borrados. Muchas cosas se modificaron urbanísticamente en los últimos años y tuvimos que recurrir a las técnicas digitales.

El humor está muy presente en la trama de la película y aligera un filme que aborda temáticas fuertes ¿Por qué tomó esa decisión?  

Cuando empecé a investigar, la gente me empezó a hablar de cómo era Strassera   y él era un tipo con un humor muy singular, o sea que en la caracterización del personaje apareció eso como elemento. Escribimos una primera escena y cuando la leímos con Mariano (Llinás), el coguionista, nos dimos cuenta que nos había salido una escena de comedia y que no era gratuito, era como escaparle un poco al prejuicio que hay en relación al cine que revisa la historia o la dictadura de cierta solemnidad y un miedo del público a acercarse a esos temas tan dolorosos. Entonces como que estas cuestiones levemente humorísticas que aparecen en la película nos servían para bajar un poquito la guardia del espectador y que pudiera entrar a lo que la película tenía que contar, a lo más duro, en los testimonios de las víctimas, de los familiares y de todos los testigos que empezaron a contarle, no solo al tribunal, sino también a toda la sociedad, (porque el juicio se reproducía masivamente en diarios, radios y programas de televisión), lo que vivieron y los horrores de lo que sufrieron porque  sobre eso está construido ese “Nunca Más” del cierre el alegato. Nunca más a la violencia política como forma de resolver conflictos políticos y nunca más a esa represión que es real y simbólica.

¿Cuáles son sus expectativas para el filme de ahora en adelante?

En ese sentido hay algo que me parece importante por lo doloroso. Últimamente había empezado a ver a jóvenes, muy jóvenes que por supuesto no habían, nacido en el 85, teniendo discursos reaccionarios casi reivindicativos con la dictadura y me empecé a preguntar por qué estaba sucediendo esto, qué pasó en una sociedad que hizo el Juicio a las Juntas, para llegar a un momento en donde uno ve a chicos con esos discursos de odio. Y uno lo ve  ahora con el atentado Cristina porque lo cometieron pibes. Entonces me parece que cuando se habla del valor de la memoria y del valor de un cine de la memoria es eso, la memoria, sirve para no volver a caer en errores del pasado y uno ve que esos errores del pasado están mucho más cerca de lo que creíamos. Entonces creo que esta película puede ayudar y eso me alegra. Además está la potencia simbólica de la Fiscalía, Strassera se juntó con chicos que trabajaban en juzgados y que tenían muy poquita experiencia y la imagen de esos jóvenes involucrándose y siendo vehículo de transformaciones, me parece que es un símbolo importante como para dar a esta sociedad y a esta juventud.