Una obra de arte notorio es el tatuaje, que en esta ocasión tuvo por fin convertirse en un gesto noble pensado y realizado para los niños. "Un tatto x un juguete" fue el trueque solidario que -acaso- tenía que ver con la realización de una campaña especial en la que una se concretaba un tatuaje pequeño a cambio de un juguete para regalar.
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Una obra de arte notorio es el tatuaje, que en esta ocasión tuvo por fin convertirse en un gesto noble pensado y realizado para los niños. "Un tatto x un juguete" fue el trueque solidario que -acaso- tenía que ver con la realización de una campaña especial en la que una se concretaba un tatuaje pequeño a cambio de un juguete para regalar.
Es así que un grupo de diez tatuadores se reunió por esta causa para seguir con la iniciativa original de "Javi" Tattoo, el fallecido artista que cinco años atrás en una charla de colegas, dejó como legado que la importancia del encuentro y la colaboración, se fusionaran como tinta en la piel para dar lugar a la felicidad más transparente. La campaña consistía en llevar un juguete hasta el Centro de Arte Joven Andino - Caja, punto exacto donde creativos del rubro, llevaron adelante la expresión artística. "Como grupo nos hacemos llamar Tattoo Solidario.
La primera vez fue un furor porque recaudamos muchísimos juguetes", expresó Rubén Rueda, el tatuador que sigue la línea a favor de esta actividad libre de intereses económicos. Más de doscientos juguetes se recolectaron en aquella primera edición que tuvo como destinatarios a pequeños de Punta de Diamante y El Chingo.
La propuesta se renovó el año pasado, cuando fue movida del centro capitalino hacia Tumbaya, puntualmente, Punta Corral. En aquel lugar de fe hubo corazones ilusionados que fueron felices. Los más cercanos a la escena, enfocaron la mirada en los ojos inocentes y sorprendidos cuando la cruzada, derribó los límites geográficos y el milagro de la alegría se puso de manifiesto en la capilla del primer calvario. "Nos juntamos y entregamos los juguetes. Ese momento fue algo muy bonito, ver a los chicos de bajos recursos así de contentos, ellos son los que menos reciben cosas.
Es lindo ver a un nene recibir un juguete y estar feliz", dijo el tatuador notablemente emocionado. Con respecto a la otra parte de la causa, los tatuajes en aquella oportunidad, fueron doce los realizados por cada artista, es así que se juntó alrededor de 150 juguetes, lo que significó que la gente se sigue sorprendiendo con esta propuesta; tanto, que se siguió acercando para dejar su donativo al Studio de Rueda pero, claro, ya sin pedir ningún tatuaje a cambio.
Este año lo recaudado será destinado al comedor "Jorgito" de las 150 Hectáreas. Sin dudas, que llevar a cabo esta noble acción es disfrutar de la cosecha tras haber sembrado la buena intención en un camino loable. "Yo lo vivo como algo muy satisfactorio desde mi experiencia propia, porque nunca imaginé con mi profesión poder hacer algo así.
Desde la primera edición fue muy positivo. Quisiera decirle a la gente que no le gusta el tema del tatuaje que puede ayudar de la misma manera a otras instituciones con ropa, libros o juguetes", aseguró Rueda, destacando que el espíritu de la labor en sí, significa mucho más que un regalo para el alma de quienes la realizan.