Su amabilidad, cortesía, finos modales y muchísima paciencia hace que Mónica Bertolone sea reconocida no solamente por su clientela y los pasajeros que de manera circunstancial pueden contar con sus servicios de chofer de taxi, sino también por sus colegas y compañeros del rubro.
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Su amabilidad, cortesía, finos modales y muchísima paciencia hace que Mónica Bertolone sea reconocida no solamente por su clientela y los pasajeros que de manera circunstancial pueden contar con sus servicios de chofer de taxi, sino también por sus colegas y compañeros del rubro.
"Comenzar con esta actividad de la noche a la mañana se convirtió en una salida laboral inmediata a la que llegué después de recorrer un amplio espectro laboral. Aunque parezca mentira, no lo hice por una cuestión económica sino fundamentalmente por tener que atender a mi mamá que en ese momento se encontraba muy delicada", comentó Mónica Bertolone a El Tribuno de Jujuy.
Con una sonrisa que la acompaña de manera permanente señaló que "mis padres fueron todo para mí, primero me tocó cuidar a mi papá Francisco Justo y después a mi mamita María Nelly que padecía de enfisema que es un tipo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica que causa dificultad para respirar", acotando que "por suerte pude cuidarla hasta que falleció hace once años".
Hoy comparte su vida con su hermano Eduardo, su cuñada Mariana, "seis bellísimos sobrinos, que amo mucho" junto a sus dos mascotas: "Floripondio" y "Zonqo", sus caniches, negro y blanco, además de un idílico amor "a la distancia" en su querido barrio Coronel Arias de la capital de la provincia.
Sus inicios
Es sábado y el tránsito en San Salvador de Jujuy es intenso, mientras recorríamos las calles del centro se inició la charla. "Comenzar a manejar fue en mi caso algo muy particular, debo reconocer que aprendí arriba del auto ya que no era mucha la idea que yo tenía de manejar, ya pasaron diecisiete años desde mis inicios y nunca tuve un siniestro, salvo un raspón sin mayor importancia" aclaró mientras detuvo la marcha para que crucen unas personas mayores.
"Ves a esa señora, a mí me encanta trasladar abuelos porque con ellos se puede charlar y te dejan una enseñanza maravillosa, disfruto de sus anécdotas, de sus experiencias, siempre es bueno poder escucharlos, muchos necesitan una oreja, son los que me enternecen y me alegran el día", comentó.
Mónica trabaja desde las 6 hasta las 15 y los fines de semana y feriados de 3 a 15. "Este ultimo sí es un horario difícil, pero por suerte cuento con el apoyo y el cuidado de mis colegas que están siempre atentos por si necesito algo, gracias a ellos puedo trabajar tranquila", recordando que "en todos estos años y por mi falta de experiencia una vez cuando me iniciaba un tipo me quiso robar, yo me puse a forcejear con el ladrón y justo pasaba un patrullero que lo detuvo y el desgraciado era empleado de Vialidad y con la documentación que llevaba fue identificado y detenido de inmediato".
Alma de gremialista
Mónica Bertolone es miembro de la Unión de Choferes de Remís. Aclaró que "no soy una referente, pero peleo por mis derechos y eso llevó a que muchos de mis compañeros con los mismos ideales y necesidades se me acerquen, está mal que me sindiquen como la referente porque en realidad soy una más".
"Hay gente que te apoya y mucho" dijo y haciendo una pausa acotó que "lo lamentable es que hay muchos que no lo hacen. Aquí todos tenemos necesidades, pero cuando alguien quiere hacer algo te ponen palos en la rueda y ninguno ayuda, pero eso sí te critican y bastante y es por esa razón que estamos en esta situación sin poder contar con obra social, no contamos con servicio de sepelio, somos totalmente desunidos y lo poco que se consigue es para el grupo que siempre pelea, que siempre trabaja y que está haciendo cosas por el sector", remarcó.
Finalmente, indicó que "sería importante que todos peleen y tiremos juntos para el mismo lado; al estar todos tan divididos es que no se pudo hasta hoy conformar un sindicato, un gremio".