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Los chicos y la tecnología: de lo divertido a lo peligroso

Domingo, 29 de enero de 2023 01:02

Por: LAURA LEWIN Especialista en Educación

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Por: LAURA LEWIN Especialista en Educación

Cortos, simpáticos, llamativos y sumamente adictivos. Así son muchos TikToks. Algunos pueden llegar a tener consecuencias maravillosas. Muchos nos seguimos acordando del desafío del balde de agua helada, por ejemplo, que hace algunos años ayudó a generar consciencia acerca de la esclerosis lateral amiotrófica y recaudó, sólo en EEUU, más de 41 millones de dólares en un mes.

Sin embargo, no todos tienen un objetivo tan altruista y algunos dejan a los chicos muy expuestos.

Lamentablemente, en los últimos tiempos, hemos visto casos de chicos, que, inducidos o por decisión propia, se enfrentan a desafíos virales que han generado resultados peligrosos y hasta la muerte. Prueba de esto es el desafío del Blackout Challenge que la semana pasada se cobró la vida de una menor en Santa Fe.

Algunos por inocencia, otros para sentirse aceptados, otros por conseguir más seguidores o likes, es decir popularidad. La cuestión es que muchas veces los chicos no miden consecuencias y se exponen peligrosamente, ya sea a situaciones riesgosas o a haters, que no miden el efecto de sus palabras y puede tumbar al más fuerte.

La sobreestimulación tecnológica, por otra parte, genera trastornos cognitivos como la falta de asombro, el aburrimiento, la falta de concentración y otros.

Si bien, como dijimos, la gran mayoría de los videos en TikTok o Instagram son inocentes, divertidos y recreativos o informativos, hay algunos que exponen a los chicos a situaciones complicadas: desde interactuar con desconocidos, recibir comentarios que podrían, en función de su edad y madurez, desbordarlos emocionalmente, compararse con cuerpos o situaciones que poco tienen que ver con la realidad de la mayoría, o bien incitarlos a realizar desafíos peligrosos. Y en relación a estos retos virales, se requiere de mucha madurez emocional para poder rechazar estos desafíos riesgosos sin sentirse avergonzado. ¿Están nuestros hijos preparados para decir "no" cuando lo divertido se convierte en riesgoso?

Si los chicos, por ejemplo, necesitan de un filtro porque se sienten menos lindos que otros, tal vez estaríamos en la antesala de un problema causado por una baja autoestima que podría tener consecuencias en sus relaciones y con ellos mismos, además de afectar su autopercepción. La autoestima de los chicos puede ser muy frágil, y hay que cuidarla.

La autoestima está relacionada con estar cómodos y seguros de nosotros mismos -de qué elecciones tomamos y cómo nos relacionamos con los demás-. A veces, los chicos harán cosas solo para sentirse aceptados por sus pares: desde aceptar un reto en TikTok, tomar alcohol en una fiesta o vestirse de tal o cual manera. Debemos aprender a tener conversaciones con ellos acerca de la importancia de sentirse aceptados por sí mismos, no por los demás. Es decir, hacerlos sentir su valía independientemente de la mirada del otro. El mensaje, tal vez, es que no tienen que demostrarle nada a nadie. Cuando ellos se sienten cómodos con ellos mismos y cuando se sienten queridos, no necesitan demostrarle nada a nadie. Si los ayudamos en el desarrollo de su autoestima y su autoconfianza desde chicos, y los ayudamos a desarrollar un pensamiento crítico -es decir, poder sopesar si ese reto que me proponen pueden tener consecuencias o atentar contra mi salud o integridad-, podrán permanecer más en calma cuando lo necesiten para tomar las mejores decisiones aun cuando la presión del grupo quiera ejercer una influencia negativa sobre ellos.

Es nuestra responsabilidad, como adultos, saber a qué juegan, qué miran, qué les gusta o interesa. Y, por supuesto, con quiénes se vinculan de manera virtual.

Esto no significa prohibir, espiar o emitir juicios de valor, sino generar la confianza necesaria para poder mantener conversaciones de manera frecuente. Necesitamos tener un diálogo fluido con nuestros hijos que invite a reflexionar y enseñarles a cuidarse en las redes. Debemos ofrecerles información clara y oportuna y acompañarlos en su desarrollo integral.

Es muy difícil saber qué información consumen cuando todo transcurre con una velocidad que abruma. Por eso, cuando un chico se siente confundido, asustado o incómodo por algún comentario, información, reacción, o invitación a algún reto en las redes, necesita saber que siempre están los brazos del adulto donde poder descansar, desahogarse o sacarse las dudas. Esta seguridad es crucial para que pueda aprender a manejar sus emociones y a tomar las mejores decisiones.

 

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