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La nueva tendencia en Argentina y en el mundo

Se trata de una nueva disciplina que se enfoca en la reducción de los factores estresantes en los espacios.

Jueves, 05 de enero de 2023 01:02

La neuroarquitectura es una disciplina que se enfoca en la reducción de factores estresantes de los espacios a nivel decoración, diseño y construcción, y cómo ello incide en las emociones.

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La neuroarquitectura es una disciplina que se enfoca en la reducción de factores estresantes de los espacios a nivel decoración, diseño y construcción, y cómo ello incide en las emociones.

Los elementos de la arquitectura y el diseño de interiores inciden directamente en el subconsciente, algunos pueden potenciar el comportamiento de una persona, así como calmar su estrés o ansiedad, mientras otros pueden alterarlo. Por eso esta disciplina aparece como una corriente de aire fresco que coloca a las personas en el centro de la escena, priorizando su bienestar, comodidad y felicidad a la hora de diseñar los espacios en un edificio, departamento o casa.

En prepandemia se conoció un estudio de Gallup, donde el 77% de las personas no estaba comprometido con su trabajo por causa de la falta de espacio en la oficina. Esta sensación también se pudo advertir, cuando producto de la pandemia, casi todas las personas tuvieron que trabajar en los hogares, que no estaban preparados para cumplir con la necesidad de un espacio abierto, lumínico, con buena vista y confortable. De a poco las familias comenzaron a readaptar sus ambientes para que la jornada laboral y el encierro se hicieran más llevaderos. Los edificios y espacios urbanos deben ser diseñados, en primer lugar, según sus ocupantes.

La importancia de la arquitectura como desencadenante del bienestar físico, fisiológico y psicológico se está convirtiendo hoy en día en un tema de gran relevancia. La naturaleza relaja el estado emocional, disminuyendo los niveles de ansiedad y estrés, ya sea que se observe desde una ventana o que haya presencia de plantas en los interiores. También se reveló en sitios experimentales que los techos altos estimulan las actividades creativas y artísticas. Mientras que los techos bajos favorecen la concentración, el trabajo rutinario y la sensación de seguridad para dormir.

Rodearnos de objetos e imágenes que tienen un significado emocional positivo aumenta la sensación de bienestar. Un ambiente rico en estímulos favorece la generación de nuevas conexiones neuronales, por ejemplo cuadros, fotos o frases son elementos decorativos que pueden mantener ágil y joven el cerebro. Por su parte, el caos nos generaría estrés, cuando se “amontonan” o “acumulan” objetos, se crean obstáculos para la mente y hay confusión. En cambio, un espacio ordenado y despejado puede aportar más calma. Todo lo que hay afuera incide adentro de manera directa o indirecta: un entorno armonioso y agradable promueve la secreción de hormonas relajantes y del bienestar, como la serotonina o la oxitocina.

La neuroarquitectura recomienda pensar en cada espacio según su función. A veces esto implica primero despejarlo, ya sea para reorganizar, rediseñar, liberar espacio para nuevo mobiliario o simplemente para tener más espacio y evitar el caos. En esta época del año es normal que las personas empiecen a guardar objetos propios de la temporada invernal. Además, es muy recurrente comenzar a liberar espacio en los balcones, terrazas y patios para disfrutarlo en los días más calurosos. Estas tendencias reafirman una realidad, nuestro entorno influye en cómo descansamos, producimos y cómo nos sentimos. Los colores y los tipos de materiales ejercen una gran influencia. Lo importante es tener claro que el diseño puede aumentar nuestro rendimiento, reducir el estrés, la ansiedad o la depresión y mejorar nuestra calidad de vida.