Familias que residen en paraje El Quemado, distante a 13 km al norte de San Pedro de Jujuy, también sufrieron las consecuencias de la lluvia y la crecida de arroyos que provocaron la anegación de la cortada de ladrillos, única fuente de trabajo que tienen y perdieron todo el material y la materia prima.
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Familias que residen en paraje El Quemado, distante a 13 km al norte de San Pedro de Jujuy, también sufrieron las consecuencias de la lluvia y la crecida de arroyos que provocaron la anegación de la cortada de ladrillos, única fuente de trabajo que tienen y perdieron todo el material y la materia prima.
Lamentablemente, hasta tanto el sector pueda secarse, no podrán volver al trabajo por el término de un mes.
Al ser la única fuente de ingreso para poder subsistir, las familias hicieron público el pedido de ayuda solidaria, consistente en mercadería, leche y de ser posible, por parte del Gobierno, el envío de una máquina para que ayude a sacar todo el barro que provocó daños en la cortada, plásticos y las herramientas que se llevó el agua, como las palas y las azadas.
En diálogo con nuestro diario, el vecino de El Quemado Miguel Méndez, relató el difícil momento que pasaron cuando el agua comenzó a ingresar con fuerza a la cortada, arrasando con el adobe que estaba listo para ser cocido y el material acopiado para la elaboración del ladrillo. “A las 5 de la madrugada de la Navidad, llovió con todo, tuvimos una pérdida grande, nosotros hacemos ladrillo, todo el material quedó bajo el agua, quedamos prácticamente sin nada, con las manos vacías. Estamos preocupados porque no vamos a poder seguir trabajando y la situación está difícil. Por eso pedimos ayuda al Gobierno que nos ayude a volver a empezar, tenemos que esperar un mes para que se seque todo, hay que limpiar. Las familias queremos seguir trabajando en la cortada, es lo que sabemos hacer, por eso necesitamos que nos ayuden con mercadería, leche, plásticos.
Al explicar cómo se produjo el aluvión de agua y barro sobre la cortada, refirió que creció el Río Negro, bajó mucha agua del cerro, desbordó por los canales del ingenio que están cerca y como tenía mucha basura que se acumuló por la sequía, arrastró todo hasta la cortada de ladrillo. “habíamos preparado el adobe y estábamos haciendo secar para armar el horno y coser. Todo eso se tapa con plásticos y al caerse rompió todo. Afortunadamente en las viviendas no ingresó el agua porque están en la parte alta, como la cortada está en el bajo, el agua arrasó con todo”.
Si bien en el paraje El Quemado residen doce familias, en la cortada trabajan seis familias, hombres, mujeres y jóvenes, es un emprendimiento familiar que comenzó hace 40 años.