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Enfermedades estivales que atentan contra las infancias

Lunes, 06 de febrero de 2023 01:02

El calor y las lluvias vuelven a encender las alarmas sobre potenciales enfermedades infantiles asociadas con el agua y con los alimentos. Hay malas noticias: la incidencia de infecciones gastrointestinales y de intoxicaciones alimentarias aumentará de modo exponencial durante este verano. La (muy) buena noticia es que todos estos problemas son prevenibles. Muchos lactantes podrán infectarse en contacto con agua contaminada (bebiendo, bañándose, jugando con agua) y con rapidez mostrarán vómitos, dolores abdominales, fiebre o diarrea. La oportunidad con la que se intervenga lo será todo: hay que disponer de alerta máxima para identificar síntomas, hacer consulta temprana y sostener el aporte oral de líquidos, en particular de leche materna, cuando sea posible. Así, no ocurrirá deshidratación.

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El calor y las lluvias vuelven a encender las alarmas sobre potenciales enfermedades infantiles asociadas con el agua y con los alimentos. Hay malas noticias: la incidencia de infecciones gastrointestinales y de intoxicaciones alimentarias aumentará de modo exponencial durante este verano. La (muy) buena noticia es que todos estos problemas son prevenibles. Muchos lactantes podrán infectarse en contacto con agua contaminada (bebiendo, bañándose, jugando con agua) y con rapidez mostrarán vómitos, dolores abdominales, fiebre o diarrea. La oportunidad con la que se intervenga lo será todo: hay que disponer de alerta máxima para identificar síntomas, hacer consulta temprana y sostener el aporte oral de líquidos, en particular de leche materna, cuando sea posible. Así, no ocurrirá deshidratación.

Luego, el lavado de manos de todos los contactos evitará una eventual cadena de contagio por vía fecal-oral. Cabe aquí plantear la inequidad social que existe. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "el 80% de las enfermedades y el 33% de las muertes en países subdesarrollados están relacionadas con la inadecuada calidad del agua. Cuatro de cada cinco enfermedades endémicas se deben al agua no potable o a la falta de instalaciones sanitarias, señalando una estrecha correlación entre la insuficiencia y calidad del recurso y la ocurrencia de enfermedades de origen hídrico.

Las enfermedades transmitidas por alimentos se vinculan de manera directa con el consumo de agua, ya que los contaminantes son idénticos: agentes patógenos o sus toxinas. Los niños pueden sufrir tanto infecciones (como salmonelosis, hepatitis, triquinosis) como intoxicaciones (toxina del botulismo, toxina del Staphylococcus aureus , enterotoxina asociada a síndrome urémico hemolítico). La prevención más eficaz es que niños y niñas no consuman alimentos poco cocidos (carnes), no pasteurizados (mayonesa, lácteos) o que hayan perdido la cadena de frío (todos, pero especialmente lácteos).

Estas precauciones son innegociables hasta la edad de 5 años (grupo más vulnerable), aunque el sentido común indica que nadie debería consumir tales productos. La hepatitis A es una rareza a partir de la aplicación oficial y gratuita de la vacuna específica. En tanto, el síndrome urémico hemolítico es el cuadro más temido en verano.

Se trata de una enfermedad que debería ser sospechada en todo/a niño/a menor de 5 años que presente diarrea con evidencia de sangre en la materia fecal, que orine poco o nada, que muestre palidez notable, somnolencia o microhematomas en la piel (petequias). El agente causante, Escherichia coli "enterohemorrágica", suele proliferar en carnes mal cocidas, en lácteos mal conservados o en utensilios de uso cruzado. Ante la aparición de los primeros síntomas, se debe consultar a un profesional.

El botulismo infantil merece un párrafo aparte. Esta intoxicación es causada por la ingesta de esporas de la bacteria Clostridium botulinum, que puede desarrollarse en el interior de envases con miel de panal, enlatados, conservas mal esterilizadas, salchichas, paté, atún u hongos.

Las esporas no modifican el aspecto del alimento, íno avisan!, por lo que la decisión es, otra vez, tajante: los menores no deben consumir dichos productos.

Una situación poco difundida ocurre en determinadas áreas rurales donde la población consume agua de pozos con capas subterráneas contaminadas.

Un ejemplo local es la intoxicación por consumo de agua con altos niveles de arsénico. Los efectos a breve plazo son reversibles, no así cuando se consume durante cuatro o cinco años.

De este modo, se puede decir que el verano muestra su intensidad climática y por consiguiente sus riesgos sanitarios, lo que obliga a las familias a tomar las precauciones del casi, a fin de proteger a los mas chicos, pero sin descuidar a todo el grupo familiar.

 

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