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Tras los terremotos en Turquía, buscan sobrevivientes atrapados bajo los escombros

Rescatistas intentan salvar a decenas de personas que hayan quedado perdidas en edificios derrumbados en la ciudad de Sanliurfa, una de las ciudades más golpeadas por el sismo. 

Martes, 07 de febrero de 2023 07:46

La ciudad turca de Sanliurfa, vecina a Siria, quedó devastada por los terremotos que causó al menos 3800 muertos en ambos lados de la frontera.

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La ciudad turca de Sanliurfa, vecina a Siria, quedó devastada por los terremotos que causó al menos 3800 muertos en ambos lados de la frontera.

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Al menos 30 personas murieron en la provincia homónima, más de mil resultaron heridas y unos 200 edificios no resistieron los temblores, por lo que alerta sobre un número de víctimas mucho mayor.

En la ciudad se vive una verdadera carrera contrarreloj para rescatar sobrevivientes atrapados entre los escombros.

Buscan a sobrevivientes bajo los escombros de un edificio de siete plantas

El lunes por la noche, decenas de socorristas intentaban sacar a los sobrevivientes de un edificio de siete plantas reducido a escombros en uno de los principales bulevares de la ciudad.

”Hay una familia que conozco bajo los escombros”, dijo a AFP Ömer El Cüneyd, un estudiante sirio de 20 años que vive cerca, mientras observaba con tres amigos la operación de rescate. ”Hasta las 11 o las 12 de la mañana mi amiga respondía al teléfono, pero ya no contesta. Está debajo. Creo que no tiene batería”, indicó.

Frente a él, entre los escombros, hay un sofá destrozado, una silla con las patas de metal rotas y cortinas rasgadas. Decenas de residentes observaban las operaciones de rescate en silencio, el que necesitan los socorristas para oír a los supervivientes.

Ömer y sus amigos se quedarán toda la noche, por mucho que llueva y haga frío. “Tengo que hacerlo”, insistió.

“¿Quién no tiene miedo? ¡Todos tenemos miedo!”

A cinco minutos de allí, Emin Kaçmaz espera delante de su tienda de muebles junto a sus tres vendedores, con mantas al cuello, todos reunidos alrededor de una hoguera improvisada. Los enormes escaparates de su tienda quedaron destrozados y el comerciante teme que los ladrones se aprovechen de ello.

Una de las enormes columnas de la tienda está agrietada, y siete pisos de viviendas se ciernen amenazadoramente sobre ellas.

”El edificio no es seguro”, admitió este hombre de unos 30 años, pero no le importa: “Nos quedaremos aquí toda la noche, es nuestro medio de vida”, afirmó. Un poco más lejos, en un estacionamiento de la misma avenida, una familia espera hacinada en un coche blanco.

Se trata de Mustafa Koyuncu, de 55 años, de su esposa y sus cinco hijos. ”Estamos esperando aquí porque no podemos volver a casa, de momento está prohibido”, expresó. Si no puede volver a casa, dormirán en una mezquita local convertida en centro de acogida.

”Pero nuestro edificio es seguro”, afirmó este padre de familia, de barba blanca y chaqueta negra. Su hija mayor le interrumpe y grita “¡No, no es seguro!”. El padre intentó tranquilizarla, pero teme un nuevo terremoto o violentas réplicas: “¿Quién no tiene miedo? Todo el mundo tiene miedo”.