Hay proyectos que nacen por una necesidad, una visión y el compromiso de alguien. Pero con el tiempo necesitan plasmar esa tarea y avizorar una continuidad.
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Hay proyectos que nacen por una necesidad, una visión y el compromiso de alguien. Pero con el tiempo necesitan plasmar esa tarea y avizorar una continuidad.
Es así que, recientemente, la música y docente Analía Sivila asumió la presidencia de la fundación "Música con Alas", el proyecto que gestó la médica María Joaquina Gurrieri.
Sivila es discípula de Gurrieri, más allá de que las alas ya tenían muchas horas de vuelo cuando ella se incorporó al equipo docente.
La presidencia entonces se convierte en un título administrativo. "Con la doctora siempre hacemos las cosas de la mano; pero ella de a poco quiere ir dejando", manifestó la artista, quien también expresó que "tengo mucha expectativa, estoy ideando y pensando todo el tiempo qué podemos hacer para crecer".
Analía Sivila llegó a los 18 años a "Música con Alas"; lleva más de diez allí, a tal punto que hoy ve este proyecto como al hijo que aún no concibió.
Asume esta nueva etapa con muchas energías y se plantea un gran desafío, como objetivo primordial, "lograr ser una orquesta escuela oficial y abrir varios núcleos, con la misma esencia. Tenemos pedidos de Palpalá, Alto Comedero, Lozano, El Carmen, Perico", dijo la flamante presidenta.
La línea de tiempo de este proyecto nos lleva a 1989, cuando la médica llegó al puesto de salud "Doctor Hernán Miranda", del barrio El Chingo, en los márgenes del río Grande. Durante treinta años (se jubiló en 2019), Gurrieri estuvo luchando con la comunidad y gestionando la urbanización, para que puedan vivir mejor, gestionando y poniendo en marcha diversos proyectos.
En 2008 María Joaquina Gurrieri vió "Tocar y luchar", una película venezolana, en el Mozarteum, y ese filme la inspiró y decidió poner en marcha el proyecto. Un año después, nace "Música con Alas", con el objetivo de ocupar en algo sano y saludable el tiempo de los niños de la zona que abarcan los barrios El Chingo y Punta Diamante.
Es sabido que en los mencionados barrios la situación económica de las familias es muy crítica, generalmente está compuesta por jefas de hogar (la materna es la única figura presente); estas trabajan todo el día para sustentar el hogar. Eso repercute en que los niños están contenidos solo en la escuela durante cuatro horas. Las restantes, están en la calle, expuestos a la violencia, droga, hurtos, abusos, en constante riesgo. Es por ello que la fundación se volvió un oasis en ese contexto.
"Música con Alas" comenzó con tres docentes y treinta y cinco alumnos. Uno de esos docentes fue Pablo Medrano, fundador musical, impulsor, a quien complementaban Cesar Vilca e Ivana Berruezo. "Llegaron las personas indicadas", afirmó Sivila.
Respecto a esos comienzos, la docente destacó la labor de Medrano, quien tuvo la responsabilidad de organizar la estructura de base de "Música con Alas". Cabe destacar que para entonces, Pablo Medrano ya había creado otras orquestas en la provincia. Cuando llegó a la fundación, armó toda una organización pedagógica para que los niños puedan tener una orquesta.
"Yo llegué en 2012 y ya había alrededor de 70 alumnos. Entré como maestra de lenguaje musical. En marzo de ese año comencé a trabajar. Mi hermana María Juliana Sivila (clarinetista) ya trabajaba allí. Con ella descubrí la felicidad de perseguir el objetivo de la fundación", recordó sonriente Analía Sivila, quien rara entonces, ya se había recibido de la tecnicatura y estaba cursando el Profesorado de Música. "Me enamoré desde un principio de la misión de "Música con Alas". Rescatar, enseñar, dar lo mejor", expresó.
Ser joven, talentosa y tener los conocimientos frescos, redundaron en que llegue con mucho entusiasmo a sus funciones, para ayudar, potenciar y seguir construyendo.
En el 2017 Pablo Medrano tomó otros rumbos para dedicarse plenamente a la dirección de orquestas. En ese momento, Analía Sivila fue designada como directora artística general.
En poco más de una década, "Música con Alas" pasó de treinta a doscientos cincuenta alumnos. De tres a catorce docentes y ya pasaron por sus aulas aproximadamente tres mil quinientos niños y jóvenes.
Muchos de los alumnos hoy están en otras orquestas, algunos estudian el Profesorado de Música, otros están en Buenos Aires, en Córdoba, tal el caso de Ulises, de Punta Diamante, uno de los primeros alumnos, quien pronto se recibe de licenciado en violonchelo en esa ciudad.
Para alcanzar esos logros, la fundación cuenta con una organización pedagógica. Arman cartillas, planificaciones. El tiempo que el alumno esté allí es de calidad, tanto musical como humana, con la transmisión de valores, tales como el respeto, compromiso, trabajo en equipo, compañerismo. Cuestiones que le sirven más allá de la música.
Para finalizar, la música, docente y presidenta de la fundación deja un mensaje, que se traduce en un camino a seguir, "hoy somos una escuela orquesta. Estamos pidiendo ser reconocidos como escuela y poder otorgar algún tipo de título. Los chicos adquieren el conocimiento. Nuestro formato pedagógico y la esencia, misión y visión de 'Música con Alas' son algo único; tenemos un gran equipo de trabajo y una modalidad que ha funcionado y funciona".