Una motivación personal para superarse inspiró a Odalí Berruezo a iniciar un giro en su vida para crecer profesionalmente.
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Una motivación personal para superarse inspiró a Odalí Berruezo a iniciar un giro en su vida para crecer profesionalmente.
Es que esta jujeña, que se recibió como técnica en Sonido en la Facultad de Artes de Tucumán, quería hacer un máster en Sonorización. "Trabajaba en radio, donde hacía operación técnica y me ocupaba de algunas obras de teatro haciendo prácticas", inició su relato Odalí Berruezo cuyo espíritu creativo no dejó de estar inquieto y la llevó a buscar por internet dónde concretar aquella especialización.
Su destino le indicó al viejo continente como referencia principal para concretar su sueño y, puntualmente, España fue el lugar elegido para efectuar un máster que tenía la duración de cuatro meses. "Dije: 'Me voy'", destacó y comentó que su perspectiva de viajar era -lejos- la mejor. "La gente te dice que vas a ganar 1.500 euros al mes y yo tenía esa expectativa de venir y trabajar tres meses, pagar el máster porque era caro (costaba cuatro mil euros) y en seis meses estar de vuelta en Argentina", recordó su plan Odalí.
Pero cuando llegó a España, la realidad fue distinta. "Sin papeles, nadie te contrata y trabajás por poco dinero de lo que sea", comentó ejemplificando que algunas tareas recurrentes tienen que ver con el cuidado de niños o la limpieza de casas. "He trabajado con un jardinero, ayudándole a cortar el césped y limpiando piscinas, también con un carpintero colocando pisos de parqué", explicó Berruezo que fue aprendiendo día a día de múltiples oficios. "Hice comida como empanadas y alfajores de maicena y salía a vender a la calle, de todo. Al final, nunca junté el dinero para el máster. Tuve cinco años haciendo los trámites y sin poder volver a Jujuy y ver a mi mamá y a mi familia, fue muy duro", contó la jujeña que vivió esta experiencia como un proceso muy propio.
No obstante, pasado este período, el tan esperado permiso de residencia y trabajo llegó. "En ese momento me fui a Argentina porque sabía que podía volver, entonces regresé y me hicieron un contrato. Empecé a trabajar. Estaba en pareja así que tenía mi vida más o menos consolidada aquí", expresó Odalí aún sorprendida con lo rápido que avanza el tiempo. Y así pasaron dieciocho años.
Su raíz jujeña siempre la acompañó y si bien no formó familia, tuvo una pareja por muchos años pero luego se separaron. "Él se volvió a su país y no tuvimos hijos, no quise. Me vi como que no tenía un lugar fijo y entonces no podía arrastrar a un niño a eso y decidí no tener", explicó.
Con una segura voz, más tarde, detalló que el paseo y el trabajo forman parte de sus días. Y que en un negocio de venta de cerámica y souvenirs se desempeña, guiando a los extranjeros que llegan de visita a su actual ciudad, Alicante.
"Es muy turística, principalmente en verano, pero ahora como el clima es bastante cálido, se mueve todo el año", dijo la técnica encantada por la costa mediterránea, donde los turistas nutren sus playas hasta en temporada invernal.
La amabilidad del alicantino es notable para Odalí quien descubrió en el español la solidaridad permanente, pero de su nación no se olvida. "Argentina es bellísima de punta a punta porque tiene seis estaciones, seis climas y todos los continentes en un solo país. Es gigante y es preciosa, pero un poquito maltratada", destacó asegurando que en Alicante todavía la inseguridad no hace estragos. "Cuando es domingo me encuentro con amigas y paseamos por las playas o por el campo. Nos juntamos a comer y a caminar. Algún plan siempre hay", expresó esta amante de la cultura que visita constantemente museos con exposiciones estables. O de vez en cuando viaja a Madrid o a Barcelona, sin dejar el sentimiento que la hace volver a Argentina en su tiempo de vacaciones. "Me encanta viajar. Puedo ir cuatro o cinco días a Portugal o a Italia", contó quien no deja de extrañar a su querida familia, resistiéndose a abandonar su origen jujeño.