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La Asociación para la Rehabilitación Motora inició su ciclo lectivo

Atiende a más de 70 niños con discapacidad motora de diferentes localidades.
Lunes, 06 de marzo de 2023 17:57

Entre la  incertidumbre  de un desalojo  y la firme esperanza puesta en la entrega de un terreno para construir la casa propia, la Asociación para la Rehabilitación Motora e inclusión educativa (APREM), comenzó  su ciclo lectivo, recibiendo a los primeros alumnos  y aguardando al resto  que se irá sumando  durante la semana.   Se estima que en el presente año, la matrícula  supere el número alcanzado en el 2022, cuando atendió a más de 70 niños y jóvenes.

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Entre la  incertidumbre  de un desalojo  y la firme esperanza puesta en la entrega de un terreno para construir la casa propia, la Asociación para la Rehabilitación Motora e inclusión educativa (APREM), comenzó  su ciclo lectivo, recibiendo a los primeros alumnos  y aguardando al resto  que se irá sumando  durante la semana.   Se estima que en el presente año, la matrícula  supere el número alcanzado en el 2022, cuando atendió a más de 70 niños y jóvenes.

Para conocer la realidad de la institución que  suma ya 26 años de servicio y ofrenda a la comunidad de San Pedro de Jujuy y de zonas aledañas, El Tribuno de Jujuy visitó  el reducido espacio que ocupa en el barrio 23 de Agosto y dialogó con Lorena  Marta Ladrú, quien desde el 2021, se encuentra al frente de la dirección.

“La situación no cambió, excepto que tuvimos una audiencia  con el secretario de gobierno municipal y se comprometieron a darnos un terreno. Esperamos que este año se concrete y podamos cumplir con nuestro gran sueño de tener la casa propia. Con respecto a las  instalaciones, cada vez se minimiza más nuestro espacio, mermando salas. Por ejemplo la sala secundaria ya no está habilitada, nos cubrieron la entrada con chapas, la gente del Centro de Jubilados pidió que la desalojemos, hoy no la ocupamos, tuvimos que armar una nueva. Cada año vamos cediendo salas por el tema del desalojo. Lamentablemente nos sentimos amenazados, no podemos trabajar tranquilos. Iniciamos  con mucho entusiasmo  el ciclo lectivo con los docentes, pero siempre nos damos con la noticia  de que tenemos que desocupar. Tuvimos que sacar  una camilla y otros elementos, que quedan expuestos a las inclemencias del tiempo y eso significa una gran pérdida para la institución”, expresó la directora.

En cuanto a los servicio, Lorena Ladrú  indicó  que brindan estimulación temprana a partir de los dos años en adelante para niños y adultos, apoyo pedagógico  e inclusión  educativa acompañamiento  para los chicos del  Nivel Inicial, Primario, Secundario y Terciario y los talleres de artesanía básica, lengua de seña,  folclore y gastronomía.  “Asistimos a chicos que vienen desde  Palma  Sola, Santa Clara, Rodeito, Arroyo Colorado, La Mendieta, La Esperanza, Carahunco, entre otras. Muchos son de escasos recursos, por lo que le brindamos contención, servimos el desayuno con pan fresco, gracias al aporte de nuestro benefactor de panadería el Once que nos brinda todos los años el pan para  los chicos, también  hicimos entrega de mochilas, zapatillas, riñoneras, cosas que vamos consiguiendo para ayudarlos”, prosiguió Ladrú.

En otro tramo, apuntó que la institución realiza gestiones  en la provincia, para poder brindar a los alumnos un almuerzo, “muchos no llegan a almorzar porque vienen a la rehabilitación  y  pasan a la escuela primaria o secundaria, por eso realizamos gestiones para que se pueda proporcionar un almuerzo. APREM atiende en los turnos mañana y tarde de 8 a 12 y de 14  a 17:30”.

En cuanto a profesionales y docentes que brindan atención a niños, manifestó que a la mañana cuenta con 4 docentes  y a la tarde con 5 y un fonoaudiólogo,  un kinesiólogo, “lamentablemente, ninguno de los ministerios nos cubre los cargos, tenemos que pagarles lo mínimo con el dinero que podemos reunir. Como puede verse son muchas las necesidades, y los obstáculos con los que nos enfrentamos, pero aun así no bajamos los brazos y seguimos firmes por nuestros niños, jóvenes, que nos necesitan, porque si dejamos que cierre APREM, no podrán ser rehabilitados”.

Finalmente la activa directora, reiteró que mantiene la esperanza de  que les será entregado el terreno a la institución para construir la casa propia, “pese a que me encuentro trabajando sin percibir un sueldo, me siento capaz para levantar los cimientos y paredes, sabiendo que nadie nos sacará de allí. Haremos campaña  del ladrillo y todo lo que sea necesario, para la casa propia, porque considero que no es justo y no me entra en la cabeza  de que hayan pasado 26 años y no tengamos un espacio  cuando vemos que hay otras instituciones que  tienen sus instalaciones construidas  y equipadas con ayuda del mismo gobierno. Sólo pedimos que nos dejen trabajar tranquilos, que vengan y miren a los ojos a los chicos, y comprendan el porqué de nuestro compromiso”, finalizó.

Cabe acotar que APREM funciona en un predio que fue cedido, en primera instancia con un comodato, por el  Consejo de Administración del Fondo Fiduciario del ex IPPS (CAFFIPPS), ubicado en barrio 23 de Agosto. El lugar  era un baldío  cubierto de basura y matorrales, que se había transformado en  un foco de basura y de inseguridad,  ocupado por gente de mal vivir que atacaban a vecinos y a quien pasara por el lugar. Una de las soluciones por aquel entonces, fue ceder el espacio a la institución que atiende a niños con discapacidad y evitar tantos sinsabores y reclamos por parte de la comunidad.  De a poco y con mucho esfuerzo de la comisión directiva, docentes y padres  de la institución,  el lugar comenzó a llenarse de luz, a poblarse de niños y jóvenes que afortunadamente, ya contaban con un lugar para recibir la rehabilitación tan necesaria, también se inició  la construcción de dependencias y nuevos sanitarios.  Eso fue hasta hace poco cuando desde el Centro de Jubilados que construyó un salón multiuso que utiliza para reuniones de sus socios y alquiler para fiestas sociales, pidieron a APREM que desocupara y entregara el pequeño espacio donde funciona para que pudieran seguir contrayendo. Desde entonces, viven y trabajan con mucha incertidumbre en cada ciclo lectivo.

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