El 6,7% de los parisinos registrados en las listas electorales ya ha hablado. Con un 90% de los votantes a favor, París ha decidido prohibir el uso de los monopatines eléctricos de alquiler que existen en la ciudad.
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El 6,7% de los parisinos registrados en las listas electorales ya ha hablado. Con un 90% de los votantes a favor, París ha decidido prohibir el uso de los monopatines eléctricos de alquiler que existen en la ciudad.
El referéndum llevado a cabo en la capital francesa marca un antes y un después en el empleo de estos vehículos. Así, se convierte en la primera metrópolis en vetarlos.
Lime, uno de los operadores más grandes del servicio de patinetes eléctricos, tendrá hasta septiembre para abandonar la ciudad, mes en el cual vence su contrato. Lo mismo aplica para la compañía Dott, quienes han anunciado que, tras el «vencimiento de nuestros permisos el 1 de septiembre», el servicio se verá finalizado en París de forma permanente.
Por su parte, esta última ha expresado su gran desagrado con la decisión tomada por los votantes y por la ciudad de París. «Reconocemos el resultado de este referéndum sin precedentes, que se vio muy afectado por métodos de votación muy restrictivos», comentan en un comunicado de prensa. «Esto condujo a una participación extremadamente baja, fuertemente sesgada hacia los grupos de mayor edad, lo que ha ampliado la brecha entre los pros y contras».
Por supuesto, esta decisión queda limitada a los patinetes eléctricos de alquiler. Aquellos ciudadanos que posean uno podrán seguir usándolo para desplazarse por la ciudad de París, siempre siguiendo los lineamientos y normas para tu utilización.
Desde su llegada, los monopatines eléctricos se han convertido en uno de los métodos de transporte más controversiales de todos.
En 2021, la ciudad de París registró hasta 459 accidentes relacionados con ellos, con 24 fatalidades. Si bien no es un número alarmante, nos deja en claro que el vehículo necesita una mejor gestión por parte de los organismos encargados de la movilidad.
Hace cinco años, la ciudad de París contaba con cinco compañías operadoras de monopatines eléctricos de alquiler. Poco después, y tras las quejas de muchos usuarios, este número se redujo a solo tres, al igual que Madrid. Durante este tiempo, se limitó la velocidad máxima de estos vehículos a los 24 km/h, así como también la integración de matrículas. Con esto último se esperaba poder identificar a aquellas personas que hicieran caso omiso a las normas de tráfico en la ciudad.