Sol Quintas nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se formó en medicina, como neuróloga y en breve será emergentóloga, por lo que se la conoce como "la doctora del rock".
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Sol Quintas nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se formó en medicina, como neuróloga y en breve será emergentóloga, por lo que se la conoce como "la doctora del rock".
¿Qué llego primero a tu vida, la música o la medicina?
La música, desde chiquita, a los cinco o seis empecé a tocar piano, después, a los 13 o 14, me empezó a interesar canto y a los 16 llegaría la guitarra; tengo tantos o más años como cantante que como guitarrista. Participé de algunas bandas, pero la carrera de medicina me insumía mucho tiempo, si bien no dejé de tocar en casa, no podía proyectar musicalmente. Fue recién cuando estaba cerca de recibirme, que volví al ruedo con todo. Lo bueno es que cuando vuelvo ya existían las redes, que me allanaron el camino, junto a contactos de la época anterior.
¿Por qué tu primer disco solista se llamará "Memorias de mis cuerdas"?
El nombre cuerdas alude a que soy guitarrista y cantante. Las cuerdas vocales y las de la guitarra. Recuerdos de la guitarra y del instrumento que uno tiene adentro.
¿Cómo resumís veinte años de carrera?
Fueron veinte años, con algunas interrupciones, pero hoy los vivo con evolución y madurez. Comencé haciendo rock, pero este disco tiene una propuesta diferente, más allá de un hilo conductor de estilo, no me voy del rock, pero incursiono en otras cosas también. Las últimas canciones, que presentamos en el Café Berlín (Buenos Aires), tienen una connotación más rock pop, inclusive tengo una canción que fue un desafío; tiene tintes de rapeada, la hablo y meterme en ese mundo me gustó mucho. No me cierro en un estilo, sino más a decir, compongo esta canción y no sé si será rock pesado, hard rock, pero es lo que yo quiero expresar en este momento.
¿Cómo o por qué te surge la necesidad de ser solista?
Surge porque necesitaba organizarme. Aparte de ser médica soy mamá, actividades que insumen bastante tiempo y responsabilidad. Ser solista me resumía un montón de cosas. Tengo un equipo de músicos increíbles que me acompañan y también somos amigos; entonces me siento como en una banda, no tanto como solista. Quizás eso es diferente en cuanto a un solista común, que tiene sus cesionistas y no sé si tiene tanto vínculo. Nosotros tenemos un vínculo bastante fuerte entre nosotros. Lo de solista se da por un tema expeditivo. En un formato de banda es decir bueno, quienes están disponibles para ensayo o show. Acá, si bien lo económico corre por mi cuenta y eso sería desventaja; la ventaja se da en poder armar mi agenda, organizar las fechas. Es más fácil diseñar en el tiempo como solista que en banda.
¿De qué forma llega el rock a tu vida?
Los Bettles, Bee Gees y otras bandas de rock se escuchan un montón en casa. Teníamos un Winco de mi abuelo, que tiene para discos chiquitos, que son solo dos canciones y había un montón de Los Beattles (todavía están en casa de mis papás). Si bien no hay otros músicos en mi familia, se respiraba mucho todo eso.
¿En qué te inspiras para componer?
Mirá, yo creo que no es una decisión decir me voy a inspirar en esto. La canción viene a vos y la verdad que la mayoría de las veces son historias personales; en general, autobiográficas. Tengo una canción que se llama "Vidas robadas", que la hice en el 2016, con la fundación de Susana Trimarco, con todo lo que es la trata de personas y ahí sí me puse en la piel de lo que sería estar en cautiverio; eso no es autobiográfico, pero pude ser empática en esa situación tan difícil, hicimos esa canción y la verdad que nos fue bastante bien. Cuando fue el Día Mundial de la Trata se difundió en medios de alcance mundial y produjo todo un revuelo.
¿Qué te dejó la experiencia G3 (encuentro mundial de guitarristas)?
Fue una excelente experiencia. Primero porque fue iniciar un proyecto que no lo había hecho nadie, de tres mujeres guitarristas, en un ámbito en el que tocan ese estilo los varones; la verdad es que inicialmente no pensé que iba a tomar ese vuelo y terminamos tocando afuera también; nos recibieron muy bien en Montevideo. Estuve casi tres años con ese proyecto, que es una idea inicial de un guitarrista instrumental que se llama Joe Satriani, que lo comenzó a organizar en 1996. La idea es que tres guitarristas vayan por el mundo mostrando lo que hacen. El G3 va variando, está él con dos guitarristas que no siempre son los mismos. Un día dije que estaría bueno armar esto en Argentina y con mujeres; es un estilo de alta competencia que requiere muchas horas arriba de la guitarra, de una composición particular y para un público selecto, porque te van a ver guitarristas. Cuando termino con esto, me replanteo un montón de cosas y decidí volver a cantar. El G3 es solo el set y la guitarra, pero yo necesitaba volver a cantar y tocar, las dos cosas juntas.
¿De qué se trata la gira por Europa?
En noviembre ya tengo confirmado Café Pavón en Madrid, un lugar muy lindo en el que me enteré que tocó Al Di Meola, así que voy asustada (ríe) y muy probablemente se confirme el Café Berlín de allá y después irán apareciendo otras cosas. Y en julio me voy a Miami.
¿Conocías Jujuy?
No, es la primera vez en Jujuy y Salta. Inicialmente este viaje iba a ser de descanso y la agencia que me hace prensa en Capital se enteró y me organizó una rueda de prensa. Hasta ahora no descansé, pero la verdad que estoy re contenta con los medios, en todos lados fui muy bien recibida, mucho cariño de la gente. De lo poco que vi, no sé cómo me voy a ir.
Hilo rojo entre música y medicina
Sol Quintas salió de la secundaria y estudió musicoterapia (se recibió en la UBA) y eso la motivó para estudiar medicina, carrera que estudiaría más adelante, recibiéndose de neuróloga. Si bien, a priori, la música y la medicina parecen radicalmente opuestas, “la doctora del rock” no lo ve así. “Quizás el médico que no es músico o viceversa no sé lo que respondería. Yo siento que están muy relacionadas”, expresó. Quintas afirma que el médico no es solo la cosa cognitiva, sino que debe ser intuitivo, tener empatía con los pacientes. Y el arte es eso, feedback permanente, escucha.
“Yo soy una médica así. Es la única manera de completar un proceso que te permita aliviar un sufrimiento o curarlo, aunque a veces esto último no se logra”, recalcó. Como médica se desempeña en un ámbito difícil, que tiene que ver con lo vascular, neuroimágenes, ACV, donde, según expresó, “el médico, antes que nada, necesita sentido común”. Científicamente sabe que no siempre podrá curar, pese el esfuerzo interdiscplinario, pero el objetivo inicial que se propone es acompañar, de alguna forma, un proceso, lo que para los pacientes ya es algo sumamente importante. Para finalizar, Sol Quintas, guitarrista, cantante y neuróloga, expresó que “me parece que en lo integral, tienen en común un médico y un artista, o por lo menos yo veo que no son tan distintos, van bastante de la mano”.