Durante los meses de junio y julio, se llevará a cabo en nuestra ciudad el 3° Seminario Provincial de body paint, a cargo de Ezequiel Torres y Gisella Tolaba, en el centro cultural "Héctor Tizón".
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Durante los meses de junio y julio, se llevará a cabo en nuestra ciudad el 3° Seminario Provincial de body paint, a cargo de Ezequiel Torres y Gisella Tolaba, en el centro cultural "Héctor Tizón".
Los jóvenes artistas, gestores culturales de nuestra ciudad, estuvieron en El Tribuno de Jujuy para realizar la invitación al seminario y contar sobre este arte, que al decir de ellos, es poco explorado en Jujuy.
Los organizadores destacaron que el seminario será intensivo, los encuentros se desarrollarán los sábados, de 10 a 13 en el centro cultural "Héctor Tizón", ubicado en avenida Hipólito Yrigoyen 1302, esquina Junín de la capital jujeña.
Las clases se dividirán en dos instancias, la primera tendrá contenido teórico, para aprender sobre los orígenes, la trayectoria, la trascendencia y la importancia del body painting en el contexto sociohistórico, tanto mundial como provincial.
La segunda será la instancia práctica, donde abordarán técnicas y materiales; diferentes formas de crear, como trabajar con modelos, tiempos, procesos. "Queremos aportar la mayor cantidad de experiencia posible respecto a esto", indicó Ezequiel Torres, y agregó que "primero se trabaja con el propio cuerpo, después se aborda a la modelo, de medio cuerpo a cuerpo completo".
Este seminario pretende formar gente y generar oferta y demanda de trabajo para artistas visuales. El body paint, en la provincia, no se impulsa como algo profesional o masivo. "Muralistas, somos varios, pintores de cuadros, muchos, body painters, no hay tantos", manifestó Torres.
Con el objetivo de que haya más artistas, para que se genere una rueda de trabajo, las clases están dirigidas a todo público, a quienes deseen aprender el arte de pintar el cuerpo.
Gisella Tolaba abordará la pintura "comercial", como ser maquillaje artístico, para eventos, culturales y privados, pintacaritas, pintapancita, actividades que la artista desarrolla en lo cotidiano y que son una de las salidas laborales de este tipo de expresión artística.
Sobre los materiales a usar, fue Tolaba quien indicó que "las herramientas aplicadas al body paint son diferentes a las que se usan para un cuadro. Trabajamos con pinturas hipoalergénicas, pinceles con diferentes cerdas; por ello, en la primera etapa, hasta que los asistentes puedan conseguir sus pigmentos y materiales, los aportará la organización".
Respecto a las personas que serán pintadas, Torres hizo referencia a que son modelos profesionales, en su mayoría, que eligen participar de la actividad. Además, el artista se refirió a que se acercan más mujeres que varones a modelar este arte.
Sobre los instructores
Gisella Tolaba hace poco superó la barrera de los treinta años; hace diez se dedica a las artes audiovisuales. Recientemente finalizó, con notable reconocimiento, su muestra "Soy mi musa" en la casa museo "Macedonio Graz". Tiene una marcada presencia en lo que respecta a maquillaje artístico.
Ezequiel Torres es artista visual, gestor cultural, body painter profesional y muralista, entre sus principales vetas. Hace cinco años ejerce profesionalmente la actividad. "Antes pintaba en el garaje de su casa", expresó.
Torres trabaja de manera privada y particular. Tiene dos proyectos vinculados a la pintura corporal, "Warmicitas de Jujuy" y "Animarte", "mis grupos de modelos con los cuales participamos en diferentes eventos, por ejemplo la exposición de Gisella", contó.
Trabajó con Micaela Chauque, Antonio Olarte, Jujeños, en videoclips, como también artistas de música urbana en las Salinas.
En búsqueda de un lugar dentro de la comunidad artística de la provincia, Torres incursionó en el arte de pintar cuerpos y busca de forma incansable hacerlo de la mejor manera. "Noté que era algo no explorado", afirmó.
Respecto al detonante que lo llevó a este arte, el artista recordó que "en pandemia nos juntamos cuando salíamos de par en par, por el DNI, tres pintores y tres amigas que se animaron a ser pintadas".
Con el tiempo, fue creciendo en el desarrollo de esta actividad, hasta crear lo que, para él, es su proyecto artístico más importante, "Inmortales americanos", un homenaje a las deidades prehispánicas que cultivaron nuestra región. "Cada modelo representa a un dios de la cultura andina", dijo al respecto. En diciembre de este año, tendrá lugar la cuarta edición de esa muestra.
Mucho más que el arte de pintar cuerpos
El body paint es una de las primeras manifestaciones artísticas que tiene el ser humano, mucho antes de que las personas aprendieran a vestirse, aprendieron a pintar sus cuerpos. Después, culturalmente, de acá a Oriente, tuvo una forma de manifestación sociocultural, donde los nobles se diferenciaban entre sí pintando sus cuerpos.
También tiene presencia en los rituales religiosos de los pueblos prehispánicos, que se pintaban para homenajear a sus ancestros y deidades. “Es una forma de reivindicar nuestras raíces, nuestras costumbres más antiguas. Mucho antes de que las personas aprendieran a comunicarse e incluso el uso de otras pinturas, primero pintaban sus cuerpos para camuflarse, protegerse”, indicó Ezequiel Torres. El body paint toma fuerza en la década del 60. Primero en Europa y después llega a Estados Unidos, desde donde se magnifica y comercializa.
Ellos son los encargados de difundirlo al resto del mundo y hacerlo masivo. En Argentina y en Jujuy particularmente, nunca ha tenido una fuerte presencia. Respecto a lo macro de este arte, Torres manifestó que “pintar cuerpos es el 50% del trabajo, la otra es la puesta en escena, presentación, desfile, danza, o la performance, el registro audiovisual profesional, ya que un body paint es una expresión artística efímera, se pierde en treinta o cuarenta minutos.
Lo viste y se perdió y si no registraste eso, nunca más lo volverás a ver de la misma manera, entonces es muy importante que como artistas aprendamos que la otra mitad es tan o más importante que la primera, que es solo pintar”. Body paint es la manera más literal de ver cómo una pintura cobra vida. “Uno puede pararse frente a un cuadro y sentir diversas sensaciones o interpretaciones, es personal subjetivo, con el body paint conversas y tenés la forma presencial y se puede vivenciar, compartir con la pintura que cobra movimiento, cobra otra perspectiva. La interpretación es más abierta. Es un lenguaje más práctico de absorber”, expresó Torres para finalizar.