Seguramente que ordenar el tránsito en San Salvador de Jujuy no es una tarea sencilla. Calles estrechas, un casco céntrico acotado entre dos avenidas que bordean los míticos ríos, y un parque automotor desproporcionadamente grande para el tamaño de la ciudad. También se debe considerar el gran porte de la enorme cantidad de colectivos de las empresas del transporte automotor de pasajeros. A ello debe agregarse cierta creciente irresponsabilidad de los conductores (tanto de automotores como de motovehículos), su escaso apego a las normas viales y la inobservancia de los límites de velocidad y las reglas de sobrepaso. Dicho esto, a manera de reconocer las dificultades, se debe agregar la forma bastante desacertada con que los responsables de cuidar este tránsito desde la Municipalidad de la capital jujeña resuelven los problemas.
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Seguramente que ordenar el tránsito en San Salvador de Jujuy no es una tarea sencilla. Calles estrechas, un casco céntrico acotado entre dos avenidas que bordean los míticos ríos, y un parque automotor desproporcionadamente grande para el tamaño de la ciudad. También se debe considerar el gran porte de la enorme cantidad de colectivos de las empresas del transporte automotor de pasajeros. A ello debe agregarse cierta creciente irresponsabilidad de los conductores (tanto de automotores como de motovehículos), su escaso apego a las normas viales y la inobservancia de los límites de velocidad y las reglas de sobrepaso. Dicho esto, a manera de reconocer las dificultades, se debe agregar la forma bastante desacertada con que los responsables de cuidar este tránsito desde la Municipalidad de la capital jujeña resuelven los problemas.
Por ejemplo, los viernes por la noche clausuran la calle Sarmiento frente a la plaza para favorecer el trabajo de un sector gastronómico privado, generando congestiones difíciles de resolver en todo el centro; hay una calle céntrica (Otero) donde nadie sabe por qué se estaciona en el costado derecho; las playas de estacionamiento sobre avenida Martiarena se entregaron como coto privado al personal de Tribunales, donde se estacionan autos de cualquier manera, bloqueando durante horas la entrada, salida y circulación de vehículos particulares.
Y cada vez son más los espacios donde se prohíbe estacionar, aun pagando. Ahora, se resolvió prohibir el estacionamiento en las primeras cuadras de calle Belgrano, con lo que se las transformó en verdaderas pistas de carrera de colectivos y automotores que esquivan los mal regulados semáforos, perjudicando a una zona altamente comercial, con dos colegios secundarios y dos establecimientos sanitarios vecinos. Sólo consiguieron aumentar el peligro para conductores y peatones. Se optó una vez más por lo más fácil: prohibir. Y seguir transformando a San Salvador de Jujuy en una ciudad bastante poco amable para sus propios habitantes donde las playas de estacionamiento no se dan abasto.
Tal vez, habría que estudiar un poco más las decisiones a tomar. Y quizás, se podría rehabilitar la doble circulación en calle San Martín, entre avenida Italia y calle Argañaraz, ornamentadas con una platabanda central, y una rotonda ordenadora en el cruce de San Martín, Italia y el nacimiento de Belgrano. Todo, correctamente semaforizado, y con luces de giro, que tanto bien harían a la circulación de avenidas San Martín y Gorriti (desde Urquiza hasta Martiarena). Y tal vez, desviar la mitad de los recorridos de colectivos urbanos y sus paradas, por la doble mano de San Martín. Se descongestionaría el tránsito y permitiría mejorar la circulación en todo ese sector del casco céntrico. Y, obviamente, restablecer los estacionamientos pagos, tan escasos en San Salvador de Jujuy. Una sencilla y respetuosa sugerencia, porque simplemente prohibir no siempre resuelve los problemas.