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Tensa espera de las definiciones

Lunes, 24 de julio de 2023 00:59

Son horas críticas, de alta tensión a la espera de definiciones que marcarán el futuro de todos. El mundo miró el domingo el ascenso del Partido Popular (PP) por sobre el Partido Socialista Obrero Español (Psoe). Parecen lejanas las elecciones de España, pero la declinación de la izquierda allí marcará diferencias en el bloque de la Unión Europea, y Argentina recibirá las ondas expansivas más temprano que tarde. Más cerca, en Córdoba, anoche, las informaciones indicaban que la capital de la provincia mediterránea seguía la ruta marcada hace años por el dúo José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, los exitosos gobernadores peronistas más "anti-K" del país, que transfirieron el poder al gobernador electo Martín Llaryora y ayer -por estrecho margen- al nuevo intendente de "La Docta", Daniel Passerini. Los peronistas les ganaron a los cambiemitas, que se unieron, tardíamente, para apoyar a Rodrigo de Loredo, que hizo una excelente elección. La cúpula de JxC fue a Córdoba buscando "la foto de la victoria y la unidad", que al licuarse abre una sesión de ahogados reproches que se ahondarán. El domingo Chubut elegirá gobernador y allí otra vez se resolverá la disputa entre la alianza del PJ y los renovadores con JxC y los libertarios de Milei. Más modesta que Córdoba, Chubut marcará sus aportes rumbo hacia el 13 de agosto y hacia octubre. Por eso, todo es pura tensión en cada movimiento político.

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Son horas críticas, de alta tensión a la espera de definiciones que marcarán el futuro de todos. El mundo miró el domingo el ascenso del Partido Popular (PP) por sobre el Partido Socialista Obrero Español (Psoe). Parecen lejanas las elecciones de España, pero la declinación de la izquierda allí marcará diferencias en el bloque de la Unión Europea, y Argentina recibirá las ondas expansivas más temprano que tarde. Más cerca, en Córdoba, anoche, las informaciones indicaban que la capital de la provincia mediterránea seguía la ruta marcada hace años por el dúo José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, los exitosos gobernadores peronistas más "anti-K" del país, que transfirieron el poder al gobernador electo Martín Llaryora y ayer -por estrecho margen- al nuevo intendente de "La Docta", Daniel Passerini. Los peronistas les ganaron a los cambiemitas, que se unieron, tardíamente, para apoyar a Rodrigo de Loredo, que hizo una excelente elección. La cúpula de JxC fue a Córdoba buscando "la foto de la victoria y la unidad", que al licuarse abre una sesión de ahogados reproches que se ahondarán. El domingo Chubut elegirá gobernador y allí otra vez se resolverá la disputa entre la alianza del PJ y los renovadores con JxC y los libertarios de Milei. Más modesta que Córdoba, Chubut marcará sus aportes rumbo hacia el 13 de agosto y hacia octubre. Por eso, todo es pura tensión en cada movimiento político.

Mucho más tensa es la situación nacional. La dicotomía de "los dos Massa" está arrastrando al país a una incertidumbre mayor. Massa ministro busca con desesperación acordar con el FMI un "préstamo puente" que le permitiría aprobar la última revisión de los compromisos, y pagar las cuotas de los créditos que ya están atrasadas y devengando altísimos intereses. Así el presidente virtual de la Argentina estaría dispuesto esta semana a viajar a Washington para dar la acostumbrada espectacularidad a sus anuncios que haría acompañados de una devaluación corta (un 10%, lejano del 25% pretendido por el Fondo), un nuevo dólar agro (que ya fue rechazado por las entidades del campo, porque expresan con crudeza los desequilibrios existentes, y benefician selectivamente). Detrás de las complicadas negociaciones y sus "acuerdos técnicos" quedarían pendientes imposibles exigencias: recomponer las reservas, eliminar las insoportables restricciones en los mercados cambiarios (vulgo: cepos); y la utopía de dejar de imprimir moneda falsa a todo vapor. En la otra cara de la moneda, Massa candidato podría sacar pecho en medio de su magra recolección de voluntades en la campaña, reiterando la bravuconada "pour la gallerie", de "pagar al Fondo para que no vuelva nunca más" y correr a sus técnicos para que Argentina no quede "atada a la tablita de Excel de los burócratas". El FMI ayudaría, no por amor, sino por temor: si Argentina se cae, puede arrastrarlo en su caída, porque somos el principal deudor del organismo. Como sea, todo es tensión, y en aumento, porque nada se resolverá para siempre, sino, simplemente, para ir llevando adelante el "plan llegar".

La tensión en la oposición es palpable. Siguen sin poder aprovechar las pelotas que el oficialismo le deja picando en la puerta del área. Cuando más necesitan de la concordia recrudecen las internas. Curiosamente, sólo Mauricio Macri pareció entenderlo y pidió a todos que bajen un cambio. Pero aunque no se enfrenten directamente, entre el larretismo y el bullrrichismo siguen los tiroteos por interpósitos referentes de distinta calidad. Los spots de campaña, el paro de subtes en la Caba, las disputas en la provincia de Buenos Aires, todo, es motivo de cruces impiadosos. El peor espectáculo de una oposición, hoy con altas posibilidades de ganar el gobierno, no sólo porque alimenta dudas para las elecciones que vienen (Paso, generales y eventualmente balotaje), sino para después: si les toca gobernar, ¿esas diferencias se prolongarán indefinidamente?

No es menor la tensión en Jujuy expresada en persistencia de los bloqueos y cortes de rutas, cuyo origen se fundamentó en las aspiraciones de comunidades aborígenes por defender sus legítimos intereses, pero que cada vez quedan más asfixiadas por las groseras pretensiones de socavar la precandidatura vicepresidencial de Gerardo Morales, y de buscar la intervención federal a la provincia. En el medio, aparecieron agitadores profesionales adeptos y opositores al Gobierno nacional, referentes de todo tipo de ideología y militantes de la violencia. El GM los definió sin anestesia: "Los dirigentes K son impostores que tiene a la extrema izquierda como mano de obra barata". Algunos de estos trasladaron su centro de acción desde las tierras de Villa Mascardi, vecinas del lago Nahuel Huapi, donde atizaban los reclamos de los pseudomapuches, a la Quebrada de Humahuaca y a la Puna, con la misma agresividad y hasta con crueldad para con una provincia que tiene mayoría de edad para resolver sus problemas en calma y sin necesidad de "aportes extranjeros". Así lo expresó el propio obispo de Jujuy. Monseñor Daniel Fernández, quien lejos de participar de supuestas denuncias que maliciosamente se quisieron hacer aparecer como presentaciones o documentos de la Iglesia católica, propuso y convocó a una mesa de concordia y diálogo, a comunidades, funcionarios, a la CGT, y los gremios, pero entre jujeños y en paz.

La política también aumenta su tensión. Mientras se esperan las visitas de candidatos presidenciales (ya pasaron de la Izquierda, también Larreta y GM de JxC). Patricia Bullrich, Guillermo Moreno, y otros, anticipan sus llegadas. El peronismo deberá recibir a sus interventores, Aníbal Fernández y Gustavo Menéndez, quienes seguramente iniciarán una ronda de candidatos de las listas que "van con Massa" encabezadas por María Carolina Moisés y Leila Susana Chaher, y la de la "boleta corta" que conduce Rubén Rivarola y que también apoya a Massa/Rossi. ¿Se ordenará una campaña donde los candidatos busquen votos para Unión por la Patria (Massa-Rossi o bien para Grabois-Abal Medina), antes que esforzarse por atacarse entre sí?. Si ese objetivo se cumpliera, otro sería el panorama del justicialismo jujeño de cara a su futuro. Hoy, a primera vista, parece muy difícil. Las heridas son enormes y muchas cosas de las que se hicieron y se dijeron parecen sin retorno. Pero la política es el arte de lo posible. La candidatura de Sergio Massa parece demostrarlo cabalmente.