Jubileo de los 250 años de la creación del Curato del Río Negro 

Un significativo acontecimiento vivirá hoy, la feligresía de todo el departamento, al conmemorarse los 250 años del Curato o Parroquia del Río Negro y para celebrar el Jubileo, bajo el lema, “Ensancha el Espacio de Tu Tienda” Isaías 54,2, a las 20, se oficiará una solemne misa que será presidida por Monseñor César Daniel Fernández y concelebrada por los sacerdotes de la región.  Luego habrá un espacio cultural. 
Esta historia que data de dos siglos y medio atrás, pudo conocerse, merced a la destacada labor de investigación realizada por el historiador y multidoctor Jobino Pedro Sierra e Iglesias, quien dejó, como legado, sus obras para que las presentes y futuras generaciones conozcan las raíces de su verdadera identidad.

En ese contexto, el historiador relata que, en septiembre de 1773, cuando se encontraba en la ciudad de San Salvador de Jujuy, el Obispo de la Gobernación de Tucumán, Juan Manuel Moscoso y Peralta, vio la necesidad de dar asistencia espiritual a la gente que se iba radicando en las inmediaciones de los Fuertes de Río Negro y Ledesma para evitar que tuvieran que ir hasta esa ciudad, por casamientos, óleos, velorios y otras funciones eclesiásticas. Así creó el 22 de ese mes y año el Curato de Río Negro separándolo de la Parroquia de Jujuy.

FOTO HISTORICA ANTES DE QUE SE REMODELE LAS INSTALACIONES  UBICADAS PROXIMAS AL TEMPLO

El Curato de Río Negro tenía los siguientes límites: al norte el Fuerte Ledesma incluyéndolo; por el sur llegaba hasta San Lucas, comprendiendo los Fuertes de San Bernardo, Santa Bárbara y Lavayén, además de las estancias de San Borja, Potrero del Rey, Normenta y todos los territorios intermedios. La Parroquia principal y residencia del cura era la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de Río Negro, estaba en la margen izquierda del Río Negro, en su desembocadura próxima al Río San Francisco, ubicación que correspondía aproximadamente a la región central del Curato, en la zona que actualmente corresponde a los departamentos de San Pedro, Ledesma y Santa Bárbara.

El 3 de noviembre de 1823 el señor Provisor y Vicario General del Obispado de Salta Canónigo Doctor José Gabriel de Figueroa, encargó al señor cura y Vicario de Río Negro Doctor Torquato de Otero, hijo de Martín de Otero, el deslinde del Curato de Río Negro, en especial su parte norte que lo separaba del Curato de Orán.  El padre Otero pudo rescatar, de la tradición oral de los vecinos más antiguos del lugar, los nombres de quienes desempeñaron el oficio de curas, los capellanes de los Fuertes, clérigos Villalobos, Robles y José Manuel de la Corte. Ellos fueron los primeros sacerdotes que dieron la asistencia espiritual a los feligreses.

Una vez creado el Curato, se hizo cargo el ilustrísimo cura don Marcos Ovejero a quien sucedió el padre Hermenegildo Arias.  Con el tiempo, en el Curato del Río Negro, fueron desarrollando, al norte y al sur, dos núcleos distantes de poblaciones a medida que progresaron las haciendas del Valle del San Francisco: San Lorenzo (hoy Calilegua) y San Pedro respectivamente. Para atender a estos vecindarios, el cura de la Parroquia tenía que desplazarse a caballo, medio facilitado por los vecinos. Pasaba una temporada en cada lugar, razón por la cual los pobladores comenzaron a quejarse de que no recibían una asistencia espiritual continúa debido a que, en reiteradas oportunidades, cuando solicitaban al sacerdote en casos de urgencia, no lo encontraban. Al aumentar la población estas necesidades fueron  creciendo, lo que obligó al Obispo Diocesano Monseñor Julio Campero, a firmar el siguiente decreto: “Teniendo en cuenta la excesiva extensión territorial de la antigua Parroquia de Río Negro en la Provincia de Jujuy, que abarca tres departamentos denominados Ledesma, San Pedro y Santa Bárbara; que a esto se le debe añadir el notable crecimiento de la población de aquellos lugares; lo que hace casi imposible la atención conveniente de los fieles en sus necesidades espirituales con un solo párroco. Queriendo poner remedio a estos males, conforme al espíritu de Nuestra Santa Madre la Iglesia y, en vista de las grandes ventajas que reportará a todos los feligreses la desmembración de la referida Parroquia, y en virtud de nuestra jurisdicción ordinaria, et audito de jure Capítulo, Decretamos: 1°- Divídase la antigua Parroquia de Río Negro en dos partes, y créanse con ella dos Parroquias. 2°- La una de éstas llevará el nombre de San Pedro de Río Negro, y la otra de Nuestra Señora del Rosario de Ledesma. 3°-Los límites de cada cual, serán los mismos que tienen asignados por la demarcación civil de cada uno de los departamentos que lo componen, perteneciendo empero el Departamento de Santa Bárbara a la Parroquia de San Pedro de Río Negro. 4°- La sede parroquial del Curato de San Pedro de Río Negro será el Pueblo de San Pedro, y la del Curato de Nuestra Señora del Rosario de Ledesma, será la cabecera del Departamento de Ledesma”.

ACTUAL TEMPLO EN CONTRUCCION

Sacerdotes del Curato

Los sacerdotes del Curato del Río Negro que figuran en los libros de la vice parroquia de San Pedro desde 1818 hasta 1824 son: José Torquato de Otero, José Gabriel de Rivero, Juan Manuel Castellanos, Máximo José Alejo de Janzi y José Joaquín Castellano. No figuran en los libros, pero sus nombres están en una placa de la Iglesia San Pedro de Río Negro: Pedro Pascual Arias, Fr. Juan J. Ortiz, Fr. Marcos R. Ovejero, Fr. Ignacio Cabral, Cayetano Aguirre y José J. Justiniano.

Sacerdotes de la Parroquia San Pedro de Río Negro

 Los sacerdotes de la Parroquia San Pedro del Río Negro fueron desde 1826 hasta la actualidad: José Gregorio Ramírez, Francisco de Aristondo, Cayetano de Aguirre, Fray Pedro José Ximénez, Marcelino Castellanos,  José Manuel de la Quintana, Pedro Pablo Bayas, Alejo Ignacio de Marquiegui, Antonio Mas Oller, José Julian Terán, Manuel Sarverry, Juan Bosco, José Ignacio Rizo, Anselmo Chianca, José Méndez Parra, José Ramón Sanguino, J. Mariano Otárola, Eusebio Trisoni, Hipólito Navea, J. Gandolfo Valenza, Juan Pastor Bárcena, Escolástico Zegada, , J. Benvenuto Nanni  y Colina, Florentino J. Tarasona, Esteban de Aberrástegui, Jayme Sans, Justo Pastor de la Bárcena, Pablo Padilla, Mariano M. Borrás, Matías Meir, Generoso Tartaglia, Luis Massetti, Matías Linares Obispo, Luis Wiaggio, José M. Figueroa, José de la Iglesia, Gerardo Bram, Alfredo Araya, Juan C. Guevara, Luis M. Lorber, Rafael Saravia, Carlos Cortés, José del Campo, Benito Patralla, Antonio Romero, Monseñor Dr. Juan Straubinger, Ramiro Fernández de Flores, José Gottau, Monseñor Sixto Villoldo,  Germán Maccagno, Jesús Roberto Villa y Daniel Alberto Baca.

PRIMER ORATORIO UBICADO EN LA HISTOEICA CASA HACIENDA

Primer capilla oratorio  

El 8 de julio de 1793, con aportes fundamentales de Martín de Otero, se inauguró un templo que estaba ubicado junto a la Casa Principal de la Hacienda San Pedro, donde hoy se inicia la calle José María Fascio. Su primer Párroco fue Pedro Pascual Arias. En el dintel de aquella primitiva construcción de adobe, rescatado por Monseñor Villoldo, de los talleres de Ingenio La Esperanza, se lee “Honra y Gloria de Dios y devoción de Don Martín de Otero”. Ese dintel se encuentra actualmente a la entrada del templo de la Iglesia San Pedro de Río Negro. En 1880 se intentó levantar un nuevo templo. El padre Esteban de Abarrategui, propulsor de la iniciativa, constituyó, con autorización del Obispo Rizzo, una Comisión para concretar la Obra. La Legislatura provincial, adhirió al proyecto y destinó la suma de 300 pesos m/n, para la iniciación de los trabajos. Sin embargo, a pesar de la expectativa creada y la colaboración de los vecinos e instituciones, la idea no prosperó. 

ACTUAL FOTO AL DÍA  DE LA FECHA

Actual templo

La piedra basal del actual templo se colocó en 1916. Con el fin de concretar la obra, se formó una comisión especial, integradas por caracterizados vecinos. El 28 de junio de 1927, se inauguró y bendijo el templo bajo la advocación de San Pedro, Patrono del lugar. El solemne acto fue presidido por el Obispo de Salta Monseñor Julio Campero. La construcción es de estilo anglicano y tenía en su torre un reloj público, que perteneció a la Iglesia San Francisco de San Salvador de Jujuy.

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